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España España · Zaragoza
Críticas de Caligari58
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
8
5 de enero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El erotismo es el tema central de esta comedia de Billy Wilder. La película comienza con un travelling sobre una enorme grúa en el exterior del club de Las Vegas donde realiza su última actuación Dino (un Dean Martin haciendo de sí mismo en brillante autoparodia). El empleado de gasolinera y músico aficionado Barney Millsap (Cliff Osmond) se desplaza siempre en un vehículo que dispone también de una grúa. Al llegar a la casa de su compañero de aficiones musicales, Orville J. Spooner (Ray Walston), nos dan la bienvenida dos cactus bastante prominentes. Al atender a Dino en su estación de servicio, Barney olvida sus obligaciones y la manguera chorrea abundantemente sugiriendo el orgasmo que le produce la presencia del famoso cantante. Para agasajar a éste compra una botella de vino italiano de larguísimo cuello. Casi todas las bailarinas del club se insinúan a Dino. La mujer de Orville, Zelda (Felicia Farr), es una esposa extremadamente activa. Y Polly (Kim Novak) es, con justicia, la máxima atracción de "The belly button".

La obsesión por triunfar de la pareja de músicos aficionados es un detonante para la acción pero no el eje central de la película. Como tampoco lo son los celos obsesivos ( y divertidísimos para el espectador) de Orville con su mujer. De nuevo, son necesarios para provocar la inesperada situación y casi desaparecen a partir de un cierto momento.

Walston está genial encarnando al neurótico Spooner. Realmente algunos de sus arranques parecen beethovenianos aunque, en lo musical, esté lejos de su modelo. Su pareja con Osmond recuerda un poco a la de Lemmon y Matthau en "En bandeja de plata" pero no creo que este tándem mítico lo hubiera hecho mejor que ellos. Farr es un encanto pues es al mismo tiempo esposa cariñosa y mujer seductora. Kim Novak borda el papel de prostituta inocente, aunque diferente de la Irma de Shirley MacLaine. Y Dean Martin se burla un poco de sí mismo. El director se encarga de decirnos lo que opina de sus chistes a través del camarero que no se ríe.

Lo único que le reprocharía a esta película (como a otras de Wilder) es que es demasiado larga, especialmente la cena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Caligari58
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8
1 de abril de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una película muy típica de Buñuel pues combina elementos surrealistas (deseo sexual, fetichismo, cierto carácter onírico, impulsos sin control ) con la crítica política (a la burguesía, al clero, a la judicatura...).
Archibaldo es un niño mimado acostumbrado a que su mamá no le niegue nada y, al recibir como regalo una cajita de música que permite matar a alguien con sólo desearlo al escuchar la melodía, decide comprobarlo. La inmediata efectividad del artilugio marcará para siempre su vida. Cuando muchos años después se reencuentre con la cajita en la tienda de un anticuario, volverá a intentar comprobar si sigue conservando sus poderes mágicos. Empezarán una serie de asesinatos "virtuales" en los que diversas mujeres irán muriendo sin que él llegue a intervenir efectivamente.
Buñuel nos presenta al personaje como un hipócrita , con sus modales corteses, sus vasitos de leche, su deseo hacia las mujeres que pretende matar... Viene a decirnos que la burguesía es, en el fondo, inofensiva. Pero, y aquí entra en juego el lado surrealista, los deseos y los impulsos, por irracionales que sean, son sagrados, y verlos realizados es profundamente gratificante.
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Caligari58
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9
3 de marzo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece difícil imaginar una película más entretenida que "Con la muerte en los talones". Las diferentes escenas se ensamblan a la perfección y el interés no decae en ningún momento. Cary Grant demuestra una vez más sus portentosas dotes para la comedia y Eva Marie Saint está más atractiva que nunca, sin duda debido a las habilidades de Hitchcock al elegir vestuario, maquillaje... (y de las que nos habló con todo detalle en "Vértigo"). Mason está magnífico en su papel de malo refinado e inteligente, aunque también enamorado.
¿Tiene la película otra finalidad que la de entretener al espectador? Seguramente su director diría que no por sus tendencias poco "intelectuales" pero sí se aprecia un poco su lado moralista al "castigar" a la protagonista femenina por su pasada frivolidad y las peripecias del personaje encarnado por Cary Grant son todo menos amables. Puestos a interpretar la película, yo la vería como una especie de curso prematrimonial para ambos protagonistas en el que tienen que superar una serie de pruebas (un poco como en "La flauta mágica" de Mozart).
Se ha señalado que algunas escenas carecen de suficiente lógica y efectivamente es así, pero es que la película tiene un ligero toque onírico (menos evidente que en "Treinta y nueve escalones", a la que se considera su modelo y referencia).
Formidable la música de Herrmann, que te llama la atención ya desde los títulos de crédito.
Sigo en spoiler.
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Caligari58
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8
30 de mayo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El espionaje universal es el tema de esta película. Al principio el banquero Haghi (inspirado en Mabuse y encarnado por el propio Klein-Rogge) parece llevar la delantera pero el agente 326 se revelará como un digno rival. La película es ambigua políticamente pues no sabemos a quién representa cada uno y yo creo que es algo intencionado para darle un cosmopolitismo que sería muy atractivo para el público de la época.

El film comienza de manera trepidante para ir luego alternando las acciones de uno y otro bando. En un determinado momento se introduce una trama amorosa que parece un poco fuera de lugar. Es tratada con ironía: Para indicar lo prolongado del encuentro de la pareja en la casa de la chica, la cámara sale en dos ocasiones a la calle para asistir a la publicación de las ediciones vespertina y nocturna de los diarios. El tramo final, con las escenas en el tren, la persecución automovilística y el registro del banco, tiene un ritmo endiablado.

La cámara permanece fija casi toda la película (sólo hay dos travellings; uno cuando la linterna de 326 recorre la casa vacía de Sonja y otro cuando la mirada de Kitty hace lo propio con la de Matsumoto) pero Lang la coloca en posiciones originales, muchas veces en diagonal, es decir, apuntando hacia un rincón de la habitación. Hay un impresionante picado cuando Sonja recuerda la lectura de la sentencia de muerte a su padre y a su hermano. Otras veces el director filma a través de la ventana de un coche. Los enfrentamientos entre Sonja y Haghi, tomados desde detrás de la silla de éste, oponiendo el negro de él al blanco de ella, son notables visualmente

Klein-Rogge está excelente aunque su personaje no sea tan fascinante como Mabuse. Fritsch lo hace bien, primero como mendigo y luego como galán. Gerda Maurus está espléndida en el papel de Sonja, especialmente cuando planta cara a Haghi. Lien Deyers es muy seductora y resulta verosímil que Matsumoto (un sobrio Lupu Pick, del que podemos creernos que sea japonés) sucumba a sus encantos.
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Caligari58
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9
10 de abril de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para rescatar a su prometido de la Muerte (caracterizada aquí por un inolvidable Bernhard Goetzke)), la protagonista tiene que intentar salvar al menos a uno de tres jóvenes que están a punto de morir. Esto lleva a que, dentro de la película, tengamos tres aventuras diferentes que se desarrollan, respectivamente, en un país árabe, en Venecia y en China. De esta manera se conjuga una cierta profundidad "filosófica" al reflexionar sobre lo inevitable de la muerte, sobre el amor que, de alguna manera, puede sobrevivir a ésta (tema típico del Romanticismo alemán, llevado a sus últimas consecuencias en el "Tristán e Isolda" wagneriano) con unas concesiones al puro entretenimiento de las películas de aventuras en lugares exóticos.
Desde la aparición de la Muerte, que se materializa al comienzo de la película, hasta el final con el vigilante nocturno (otro homenaje a Wagner, esta vez a los "Maestros Cantores de Nuremberg"), asistimos a una exhibición de talento cinematográfico, con imágenes inolvidables como la del vaso de cerveza que se transforma en reloj de arena o la del muro que sólo pueden cruzar las almas de los difuntos, o la de la inmensa sala donde las velas representan las vidas de los hombres. En la primera historia es notable la persecución del infiel y la imagen final, de una inusual crueldad por parte del Califa. El episodio veneciano comienza con un contraluz en un puente y son brillantes las escenas carnavalescas, así como igualmente cruel el final. El episodio que transcurre en China está lleno de divertidos efectos especiales.
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Caligari58
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