Tower Block es una de esas películas rentables de nacimiento. Poco reparto y un escenario, minimizando el gasto todo lo posible. Sin embargo, hay algo que nos atrae de todo esto, películas con personajes carismáticos y totalmente diferentes entre sí que comparten una desgracia (por llamarlo de alguna manera). La supervivencia como principal misión y la cámara como si fuera un personaje más que nos hace partícipes de la situación. Nunn y Thompson nos proponen más un juego que una película. Nos plasma el escenario y la situación, y el tiempo que dura la película nos invita a pensar cómo saldríamos de una situación semejante. Te va sometiendo a pruebas y puedes comprobar como morirías son dudarlo en algun momento de la película.

Sheridan Smith te sacará de la película unas cuantas veces. Su actuación está a un nivel demasiado bajo como para que cualquiera que haya visto unas cuantas películas se de cuenta de que falla por muchos sitios. Por fortuna, no es una película que se apoye en sus actores y sí en su idea, una buena idea que seguro se le había ocurrido a alguien antes.

Una película rápida, que ni siquiera es incómoda de ver, ni claustrofóbica ni nada por el estilo. No podemos decir, aunque nos sintamos partícipes, que suframos demasiado por los personajes que allí quedan encerrados. Da la sensación de que si hubieran muchas más de este tipo de cine quedaría en un plano más secundario, pero mientras tanto es un entretenimiento bastante coherente.

Andy Warhol cogió una cámara de fotos que también tenía para grabar video y al ir a hacerle una foto a este hombre se confundió y puso la opción de video. Tardo 5 minutos en darse cuenta, eso sí.

No se muy bien la razón por la que le pongo esta puntuación, porque creo que esto es bastante inevaluable, pero ya que lo he visto algo tenía que decir...

No soy fan de las pasteladas, y si me llegan a contar de lo que va este Signs probablemente nunca lo hubiera visto, pero Hughes consigue lo que casi nadie consigue, que a pesar de estar viendo una pastelada acabes disfrutando del empacho.

Signs tiene todos los elementos que son necesarios para tener un cortometraje en memoria. Una historia directa, con bastante mensaje como podemos ver al principio y con un final justo como el espectador quiere que sea. Aquí no hay lugar para las medias tintas, si te gusta te gustará desde el primer minuto, si no te ha atraido en los primeros 2 minutos, la peculiar relación entre los protagonistas tampoco lo hará.

Toda una sorpresa de un género del que soy todo un inexperto.

Los peligros del autoestopista muy bien resumidos. Eduardo Noriega interpreta a un vendedor de enciclopedias que pronto se ve involucrado en una especie de matrimonio en su vertiente más dañina con la generosa Nieves Herranz, cuyo papel es bastante mejor que el que pudimos ver en Himenóptero. Noriega por su parte está bastante verde, y Amenábar vuelve a premiarnos con su presencia en pantalla en otra de esas mini actuaciones suyas que despertarán más risas que otra cosa (pero de las entrañables).
Luna es interesante, de hecho el estar rodado en blanco y negro siempre le da un aura distinta a toda la película, pero más allá del blanco y negro nos encontramos con un curioso y efectista juego de luces, que provoca más de una sombra (voluntaria o no) digna de los grandes profesionales.

Como mediometraje no tiene mucho que aportar, casi desde el primer momento, desde la primera excentricidad de la desesperante muchacha, podemos adivinar sin desviarnos demasiado el devenir de los acontecimientos. Excesivo metraje para una producción que a día de hoy tiene como único reclamo los nombres que forman la ficha técnica.

La historia, aunque pretende ser original acaba siendo bastante más simple de lo que debe. Más de uno recordará algún que otro fragmento de Abre Los Ojos con la pareja protagonist al volante.

El cortometraje de Chema García Ibarra va mucho más allá de las risas que propicia. Estamos ante un gran homenaje a un género perdido, tanto en el contexto como en la forma en la que esta rodada esta producción. La iluminación y la fotografía en general, además de un gran trabajo de edición ayudan a que viajemos a aquellas películas de los años 40/50 donde los argumentos de invasiones alienígenas, mutaciones y demás seres inhumanos estaban a la orden del día.

Al director se le nota mucho que ha visto muchas películas, y que le gusta el género, o al menos es lo que transmite en pantalla cada una de sus secuencias. Bajo un ritmo tedioso pero muy adecuado se nos enseña a un personaje que es bastante disparatado, lo cual es un logro dada la seriedad con la que transcurre toda la cinta. Es como si se contara una historia triste y reflexiva en vez de una locura de un deficiente.