Hace un tiempo que Hollywood abraza el Black Power cinematográfico, como parte de un plan de reparación y normalización, que como suele ocurrir con toda corriente, ha dejado una curiosa miscelanea, entre productos mediocres, ladrillos infumables, y alguna cinta interesante, que puede alcanzar lo memorable si sabe calibrar bien su carácter reivindicativo.

Conocedor de esa fórmula, el realizador Shaka King perpetra su particular infiltrados, ambientado a finales de los convulsos años 60 en la ciudad de Chicago, con los asesinatos de Malcom X y Martin Luther King muy recientes, prestos a incendiar el sentimiento de toda una comunidad, la afroamericana, muy tendente en dicho periodo, a escuchar los mensajes de rebeldía social y política, que portaban como organización aquellos peculiares Panteras Negras.

Como líder de dicha organización, Fred Hampton intenta unificar a los distintos grupos que configuran la ciudad del viento, sin saber que el FBI del ínclito J. Edgar Hoover, en complicidad con la policía local, anda tras sus pasos a punto de colocar un topo en el centro de su jerarquía organizativa.

A partir de su propio guión, y basado en hechos reales, King descubre rápido sus cartas, recurre al modo documental y a cierto tono teatral, para desarrollar los diferentes perfiles humanos que concurren en la historia, casi todos al borde del abismo, alcanzando algún momento de tensión genuino, bien apoyado en la entrega y complicidad de sus principales interpretes.

Un trabajo predominantemente nocturno, que se beneficia del trabajo musical de Craig Harris y Mark Isham, en el que destacan los temas de jazz, dentro de un trabajo técnico correcto, con alguna filigrana visual, sustraída de una cuidada ambientación, que si bien no sirve para definirlo como un verdadero ejercicio de estilo, resulta competente en sus intenciones.

Del reparto, la mejor baza del film, destaca un Daniel Kaluuya vibrante, sobrado de energía, y que tras contemplar al verdadero Fred Hampton, aumenta el tamaño de su aportación, bien acompañado por Lakeith Stanfield, que hace muy suyas las dudas de un personaje contra la espada y la pared, y un Jesse Plemons siempre cumplidor, dando vida a un personaje que modula muy bien su tránsito, mientras navega por la corrupción de las altas esferas.

En contra, las relación emocional entre los personajes se toma demasiado tiempo para mostrarse concreta, especialmente en el aspecto romántico, retrasando innecesariamente la intensidad de sus mejores escenas, y lo peor, desviando en algún caso la atención de su tono revolucionario, un punto donde el film se hace verdaderamente relevante.

Finalmente, el retrato de King sobre la que posiblemente, haya sido la época más convulsa de los Estados Unidos, al menos en lo que se refiere a la reivindicación de los derechos civiles, contiene luces y sombras, pero se puede decir, volviendo a la reflexión original, que 'Judas and the Black Messiah es un trabajo interesante, sobre todo si se tiene en cuenta que cincuenta años después, su historia suena tristemente actual y cercana, algo que convierte su pertinente discurso en algo relativamente necesario.


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Las novelas de Philip K. Dick han dado mucho juego al cine, en algunos casos con excelentes adaptaciones, aunque hay que destacar que las que lo son, casi siempre funcionaron por la pericia de sus directores, talentos como el de Verhoeven, que supieron sacar lo mejor de sus historias.

El debutante George Nolfi no cumple esa premisa, su dirección es torpe e incompetente, demasiado blanda para perdurar como un producto interesante, le falta riesgo, su narración es facilona e incluso irrisoria. - La primera aparición de Terence Stamp y lo que nos cuenta, es tan emocionante como falso e historicamente reprobable -

Para salvar los muebles destacar un siempre correcto Matt Damon y la verdadera sensación de la película, la deliciosa actriz Emily Blunt, todo un descubrimiento.

Película con buena factura en definitiva, pero sin el fondo argumental adecuado para atraparnos, una lástima, porque deja la sensación de que podía ofrecer mucho más.

-Porque es una versión adulta de la mejor Fantasía Épica.

-Porque no resulta convencional y eso hoy en día, y en un género tan encorsetado, es mucho.

-Porque su brutalidad y su explícito contenido sexual potencian su credibilidad y la elevan varias categorías por encima del resto.

-Porque series como estas demuestran que este formato cada vez le come más terreno al cine, puede que antaño estuvieran bien diferenciados, pero en la actualidad estan más que próximos en calidad.

-Porque el reparto esta enorme, Sean Bean le da el punto de sobriedad necesario, todo bien combinado de excelentes actores como Peter Dinklage (Tyrion Lannister), y de revelaciones, como la sensual y magnética Emilia Clarke (Daenerys Targaryen)

-Porque la BSO de Ramin Diawadi esta a la altura y, dicho sea de paso..¡que títulos de crédito!, espectaculares.

-Porque si no la has visto ya estas tardando, te esperan 500 apasionantes minutos de tortuosas intrigas y desenlaces soprendentes.

Todo director sueña con debutar a lo grande, los bautismos en el cine siempre son complicados, "Excision" es la ópera prima de Richard Bates Jr., un trabajo lleno de talento y vitalidad, cuya mayor virtud, es su posición alejada de los parámetros de cualquier género preestablecido.

No es precisamente su historia lo que la hace diferente, la vida de Pauline, la típica niña marginada por la sociedad, que acrecienta su problema de exclusión al tener 17 años y acudir al instituto, ya la hemos visto en más de una ocasión, es el enfoque de su director lo que la hace genuina, su fondo de armario es deslumbrante, los momentos de malsana ensoñación que salpican su metraje son todo un hallazgo, una sangrienta y acertada explosión visual que nos lleva a su otro gran acierto, el uso de un lenguaje capaz de hacernos sentir cómodos ante lo que, evidentemente, debería resultar desagradable.

Parte de mérito recae en su joven intérprete, AnnaLynne McCord se come la escena con su entrega, la complicidad entre actriz y director, cuando produce estos resultados, siempre es uno de los ingredientes más apetecibles en cualquier banquete cinéfilo que se precie.

Hablando de cinefilia, queda bastante claro que Bates sabe mucho de ello, colocar a Traci Lords, una de las grandes actrices porno de finales de los 80, de ama de casa, ya es una declaración de intenciones, en otras breves apariciones, tenemos a Malcom McDowell, el siempre eterno Alex DeLarge de "La naranja mecánica", o a mi adorado John Waters, director de maravillas como "Pink Flamingos", en el papel de sacerdote, presencias que hacen extensivo el delirio más allá de su argumento, y resultan ideales para provocar esa mencionada situación de falsa comodidad, tan adecuadas para el desarrollo de su trama.

Como advertencia final, cuidado al acercarse a ella, no es cine comercial, quizá a muchos les provoque crispación, sobre todo si eres padre de un adolescente, pero curiosamente, hasta para eso tiene una respuesta el film, y es que resulta perfectamente entendible como un grito de socorro juvenil, a la que sin duda es, la etapa en la vida del ser humano más hormonalmente trastornada y compleja.

Si existe un estado con intolerables niveles de crispación política y social, ese es sin duda Argentina, una nación orgullosa, que lleva décadas sufriendo la incompetencia y la mezquindad de sus gobernantes, el caldo de cultivo perfecto para generar una enorme frustración, bien expresada en la cultura, y en concreto, en una cinematografía siempre tendente a denunciar con acierto, ya sea de forma más o menos evidente, la particular situación que se vive en el segundo país con mayor extensión de Sudamérica.

Tras el éxito de 'Aterrados' (2017), su ópera prima, Demián Rugna sube la apuesta, a partir de su propio guión original, para arrojarnos al vacío de una historia sobre la maldad pura, concepto incluido en el propio título del film, localizado en una zona rural apartada, y manifestado en diversas posesiones de humanos y animales, donde dos hermanos van a comenzar su particular infierno, junto al resto de miembros de su comunidad, por intentar frenar la calamidad que se cierne sobre ellos.

Con un estilo seco y terriblemente descorazonador, 'Cuando acecha la maldad' es ante todo un film de género, de esos que deja pocas concesiones, como huida frenética hacia ningún lugar, con sus protagonistas sujetos a un horror que les supera, y al cual pueden hacer frente con apenas una débil resistencia, lo que intensifica con gran habilidad el desconcierto general del espectador.

Otro de los factores positivos del film, es que Rugna sabe golpear con lo escatológico y lo sangriento, haciendo más contundente su mensaje, aprovecha muy bien la implicación de los actores, incluso de los más pequeños, para vapulear al respetable mientras tortura a toda una galería de personajes bien diseñados para sufrir.

Bajo el espectro de esa maldad infecciosa, se expone la incomunicación, como una de las mayores calamidades de las sociedades contemporáneas, incapaces de mostrar un frente común ante la tragedia, y mucho menos escuchar lo que incluso alguien versado en la materia tenga que decir, lo que supone quizá el principal hallazgo de un film, que aún conteniendo alguna desconexión de algún pasaje central menos inspirado, consigue mantener el tono general con notable capacidad.

De los apartados técnicos, destaca un montaje tenso y especialmente inspirado en sus pasajes más vertiginosos, necesario para generar esa inquietud de la que hace gala la cinta, dentro de un trabajo general adecuado, que también contiene esos acordes musicales plenos de tensión, tan habituales para este tipo de propuestas.

Finalmente, 'Cuando acecha la maldad' confirma a Demián Rugna como poeta argentino de la calamidad, es innegable que su mirada está deformada por el terror convulso que genera su propia nación, todo un ejemplo de polarización que por otra parte, comienza a ser la tónica general en el resto del planeta, lo que hace fácilmente comprensible su discurso más allá de sus fronteras, mientras construye ese relato muy cercano a lo extremo, el cual no llega a abrazar plenamente por el componente sobrenatural, pero cuya vocación por participar con enorme contundencia en el género, arrastrará sin duda a toda una legión de seguidores, hasta seguramente alcanzar esa codiciada etiqueta de culto.


- Películas del 33 Fancine: Festival de Cine Fantástico Universidad de Málaga -

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