Lamento volver a diferír de tantas buenas opiniones: es excesivamente larga, el argumento está más visto que el culo de la Verdú, y tan sólo se salva el derroche de acción final y la actuación de la niña. Porque el Denzel comienza y acaba la pelí con la misma cara de dolor de muelas.
La historia del tipo derrotado y sin ganas de vivir que encuentra su redención en el sacrificio, es tan vieja como la biblia; así que la originalidad brilla por su ausencia, al margen de que muchos planos parecen filmados desde un vagón del dragon khan.
Recomendable como entretenimiento, y poco más. Aunque para eso, con lo que dura la peli, se haya de disponer de demasiado tiempo libre.

Me alegra ver que por fin esta cosa haya entrado en las listas de filmaffinity, más que nada porque en su momento la sufrí y no podía quejarme a gusto.
En fin: éso que nos ocupa no es una peli propiamente dicha, sino un entretenimiento de coleguitas filmado. El guión es pura basura, el argumento es de prúrito infeccioso, las interpretaciones son de pena sin lágrima, y no hay un solo aspecto ni técnico ni artístico que no apeste sobremanera.
Costaría horrores elegír el momento más vergonzante, la escena más bochornosa, el plano peor realizado o el diálogo más bordelino que nos ofrece este subproducto, que nunca debería haber salido del DVD del salón de ninguno de los amiguetes que lo perpetraron, que para eso se hizo.
Sólo recomendable a enemigos acérrimos, y siempre que no se quiera tener piedad de ellos. Eso sí, avisando que la venganza puede ser terrible.

Ya en su comienzo nos avisa de su truculencia, cuando el barco arriba a Nueva York y se nos muestra una estatua de la libertad mas falsa que un euro de Franco. La historia es aburrida y vacía, pecando en demasía de falta de ritmo y de una exposición deficiente de los personajes. Excepto alguna escena como la del duelo de pianos y la portentosa banda sonora, el resto es del todo olvidable (mención especial para la despedida de los dos protagonistas, de un efectismo lacrimógeno insoportable, y para Tim Roth, en un papel en el que nunca acaba de meterse del todo).
Recomendable sólo por su magnífica banda sonora.

Al margen de la pobre actuación del protagonista y del ritmo tan lento que aburre a las cabras, es ésta una versión descafeinada del personaje del castigador.
Aquí le dan ostias por todos los lados, es mas bueno que la madre Teresa de Calcuta, y solo le falta llevar tutú. Solo recomendada para lectores de Mafalda, Tintín, Mortadelo, Batman, y un largo etcétera en el que no se incluye a The Punisher.

Lejos queda aquel John McClaine socarrón y vaciletas, pero en cierto modo real cuando le dolían las ostias, sangraba por las heridas, y rebufaba sudando al esprintar durante mucho rato...
Aquí lo que podemos ver es a un inexpresivo señor mayor que parece un cruce entre Rambo y Terminator, al que ya le pueden pegar, disparar o bombardear, que es más dificíl cargárselo que al mismísimo Freddy Krueger. Una pena volver a utilizar un personaje tan carismático, para una película que sería igual de efectiva teniendo el personaje protagonista cualquier otro nombre.

La acción es más fantasmona que nunca, habiendo escenas que rayan la ciencia-ficción, o que dan que pensar que el prota es, sencillamente, inmortal. El señor Willis no es que se luzca demasiado, pese a ser el eje de toda la trama y el dueño del 80% de los planos, el muchacho que le acompaña debería dedicarse a otra cosa que no fuese el cine, y en el papel de malvado el señor Olyphant me ha defraudado bastante, tras verlo en la magnífica serie "Deadwood".

Pero, pese a todo, incluso pese a lo risible y casi incomprensible de la trama, nos encontramos ante una peli de acción que no defraudará en absoluto a quien solo busque eso: apenas comienza la pelicula, que ya llegan las peleas, los tiros y las persecuciones, y casi que no se da un momento de respiro hasta el final, entre destrozos monumentales y unos efectos especiales asombrosos.

Entretenida lo es, siempre que no se le busque un mínimo de lógica o coherencia, pero -como muy bien han dicho ya otros usuarios-, de la saga de la Jungla de cristal, o del entrañable John McClaine, poco o nada queda. Podrían haberlo dejado descansando en paz en nuestra memoria, siendo el gran héroe de la torre Nakatomi, como bien se merecía.