Haz click aquí para copiar la URL
España España · Santa Cruz de Tenerife
Críticas de gerardops
<< 1 9 10 11 20 61 >>
Críticas 304
Críticas ordenadas por utilidad
5
14 de septiembre de 2018
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez que vuelven a emitir “Depredador” por televisión reconozco que todavía suelo quedarme enganchado varios minutos viendo alguna de sus secuencias. No descarto que se deba a esa nostalgia ochentera que probablemente acabará figurando como patología en los manuales de Medicina. La película, dirigida en 1987 por un John McTiernan a punto de comenzar el rodaje de “Jungla de cristal” y con un Arnold Schwarzenegger en su máximo apogeo, parece poseer cierto gancho que resiste el paso del tiempo. Sin embargo, los posteriores largometrajes me han resultado mediocres o, directamente, un horror. Ni “Predator 2” con Danny Glover, ni las dos entregas de “Alien vs Predator”, ni la versión de 2010 con el oscarizado Adrien Brody resisten siquiera un visionado. Al contrario de la cinta original, si las encuentro por casualidad en algún canal de la pequeña pantalla no les concedo la más mínima oportunidad, porque sencillamente no se la merecen. Por eso mismo me cuesta entender que un productor tan versado como Lawrence Gordon haya apostado por una saga en tan claro declive.
Aun así, si hubiera que posicionar este nuevo estreno entre todas sus antecesoras, ocuparía un meritorio segundo puesto. Es indudable que los años transcurridos han conllevado una notable mejoría en cuanto a los avances técnicos, pero no así en lo que se refiere a las sensaciones de un espectador cuarentón que rememora a aquel Schwarzenegger en medio de la jungla luchando contra lo desconocido. Cabe indicar que esta medalla de plata es engañosa, dado que no tiene demasiado mérito superar a los otros títulos, que hacían gala de su escasa calidad, inventiva y capacidad de sorpresa. Es el bajo nivel de estos el que propicia la posición de este Predator 2018, que dispone de varias escenas entretenidas y algunos minutos con un aceptable grado de intriga.
Shane Black, otra vieja gloria del cine de acción casposo de finales de los ochenta y principios de los noventa (fue guionista de “Arma letal”, “El último Boy Scout” o “El último gran héroe”) asume la dirección, evitando el naufragio solo en parte y de forma irregular. Porque a quienes ya hemos pasado por taquilla para contemplar las aventuras de este peculiar guerrero extraterrestre, sus más de cien minutos de proyección resultan una versión empeorada de lo ya visto en el pasado.
Por razones obvias, no vale la pena contar la sinopsis de un guion que es el mismo de siempre. Figuran algunas caras nuevas y se ofrecen determinados efectos especiales más logrados, junto a un efectivo aspecto visual. No obstante, este modo de entender el cine como mera reiteración provoca un cansancio más que notable. El resultado puede enganchar tal vez a un público joven y desconocedor de los films estrenados anteriormente pero, fuera de ese concreto sector, no perdurará en la memoria. Con un presupuesto de noventa millones de dólares, sus resultados en taquilla aún están por ver y de esa recaudación final dependerá la continuidad de nuevos proyectos del personaje. En todo caso, si en el futuro la encuentro en una plataforma audiovisual, pulsaré urgentemente el botón del mando a distancia para cambiar de cadena.
En el elenco de actores destaca Olivia Munn, a la que hemos visto en la magnífica serie “The Newsroom” o como secundaria en “Iron Man 2” y “X-Men: Apocalipsis”. Le acompañan Boyd Holbrook (“Logan”, “Perdida”), Trevante Rhodes (“Moonlight”) y Keegan-Michael Key (“Tomorrowland: El mundo del mañana”).
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
12 de enero de 2018
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta “Tres anuncios en las afueras” es una de las sorpresas más agradables del presente año cinematográfico. Se trata de una obra de modesto presupuesto -para lo que es habitual en la industria norteamericana- y refleja esa América profunda de comportamientos rudos, pueblos entre montañas, sheriff con estrella sobre la camisa, sombreros vaqueros y locales de carretera donde suena música “country”. En teoría, se podría pensar que es difícil identificarse con ese ambiente y esa sociedad tan lejanos y característicos. Pero, más allá de la estética y los estereotipos, existe una condición humana que nos iguala en cualquier parte del planeta. Lo cierto es que Martin McDonagh, director y guionista de “Escondidos en Brujas” y “Siete psicópatas”, ha conseguido filmar una entretenida, divertida y reflexiva película con la que está cosechando numerosos aplausos y reconocimientos.
Una madre cuya hija ha sido asesinada considera que la Policía Local encargada de la investigación no se toma en serio el caso y decide pasar a la acción alertando sobre la pasividad de las autoridades. Para ello, coloca tres carteles a la entrada del pueblo con unos mensajes muy controvertidos sobre el jefe de la citada Policía. Tanto los funcionarios aludidos como los propios habitantes de la localidad se vuelven en contra de la progenitora, pero ella continúa adelante, denunciando en los medios de comunicación la corrupción y el racismo de los agentes del orden.
Entre los principales méritos del largometraje se cuentan unas magníficas interpretaciones de sus actores, unos diálogos y unos pasajes del guion muy mordaces y, sobre todo, la evolución de los personajes, que transitan entre el bien y el mal con sorprendente facilidad. Los villanos terminan realizando acciones heroicas y las víctimas pretenden convertirse en verdugos pero, en ambos casos, sin perder un ápice de credibilidad. La tranquilidad y la parsimonia de ese pequeño enclave de Missouri coexisten en armónica compenetración con la violencia sin poner en riesgo el concepto de vecindad. El resultado se traduce en casi dos horas de buen cine que arranca del espectador una sonrisa para, posteriormente, obligarle tragar saliva. Una combinación, sin duda, muy meritoria.
El film reúne una serie de elementos que evocan otros títulos como “Fargo” o la más reciente “Comanchería”, compartiendo la misma visión de unas comunidades rurales donde todo el mundo se conoce y lleva a flor de piel los sentimientos más extremos. Individuos tan capaces de darte un abrazo como un puñetazo, de ayudarte como de tenderte una trampa. Auténtico filón para que un agudo cineasta ironice, critique y recapacite sobre la clase de seres que somos los humanos, desde la madre vengativa al agente autoritario, desde el jefe comprensivo al enano colaborador. Una fauna sumamente heterogénea, pero no tan diferente como pudiera creerse en un principio. A la espera de conocer el anuncio de las nominaciones a los Oscar, “Tres anuncios en las afueras” ya ha recibido el premio al mejor guion en la Mostra de Venecia y el galardón del público a la mejor película en los Festivales de San Sebastián y Toronto. Sus seis candidaturas a los Globos de Oro se han convertido en cuatro triunfos en las categorías de película de drama, guion, actriz principal y actor de reparto. Asimismo, el “American Film Institute” la ha escogido entre las diez mejores cintas del año. Por tanto, cuando tanto la crítica como el público coinciden en sus valoraciones, es obvio que nos hallamos ante un trabajo que debe ser visionado.
Punto y aparte merece la extraordinaria actriz Frances McDormand, interpretando de un modo sobresaliente a esa madre atormentada, golpeada con reiteración por la vida y que, aun así, se esfuerza por dar la impresión de atesorar una fortaleza y una determinación sorprendentes y admirables. Ganadora de la estatuilla dorada de Hollywood por la ya mencionada “Fargo”, posee un largo currículum compuesto de actuaciones imprescindibles como las de “Arde Mississippi”, “Casi famosos”, “Quemar después de leer” o “Agenda oculta”. Le acompañan en el reparto unos también acertados Woody Harrelson, Sam Rockwell y Peter Dinklage.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
27 de enero de 2017
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre los debuts cinematográficos más sorprendentes habrá que incluir, a partir de ahora, el del australiano Garth Davis, quien hasta la fecha había desarrollado su labor profesional en la dirección de documentales, la realización de cortometrajes y el medio televisivo. Sin embargo, el pasado año dio el salto a la pantalla grande con “Lion”, una película cuya principal característica se halla en la emotividad. Ello supone correr grandes riesgos, habida cuenta que todo proyecto artístico construido sobre una base de ternura y sensibilidad se presta a caer en la sensiblería y a recurrir a mecanismos de manipulación emocional con el fin de enganchar a los espectadores. En este sentido, Davis transita por esta senda peligrosa sorteando algunos de sus peligros y cayendo en otros, pero siempre con una brillantez narrativa digna de elogio.
Un muchacho indio vive en la ciudad de Calcula en condiciones de extrema pobreza junto a su madre y su hermano. Con tan solo cinco años se separa accidentalmente de su familia en una estación de tren y acaba perdiéndose a miles de kilómetros de su casa. Tras vagar durante algún tiempo por las calles enfrentándose a numerosos peligros y sinsabores, es adoptado por una pareja australiana que le trasladará a su continente, donde irá creciendo en el entorno de una cultura radicalmente distinta a la suya. Veinticinco años después, el joven decidirá ir en busca de su gente y de sus orígenes, iniciando así un complicado viaje hacia el pasado.
La extraña combinación de tragedia y comedia, unida al simbolismo, el ritmo dinámico y un toque de trascendencia, convierten la visión de “Lion” en una experiencia agradable y, a la vez, original. Y, aunque el protagonista adulto aparece bien avanzada la proyección, su labor interpretativa no sólo es elogiable sino que marca por completo el éxito de esta conmovedora cinta, cuyo innegable toque lacrimógeno no resta credibilidad a la historia ni honestidad al conjunto, ofreciendo por el contrario una perspectiva cabal e íntegra sobre la identidad familiar y las raíces culturales.
Con un presupuesto relativamente modesto de apenas doce millones de dólares, el film ha logrado cautivar a público y crítica, siendo candidato a cuatro Globos de Oro (película dramática, actor principal, actriz secundaria y banda sonora) y optando en breve a seis Oscars (película, guion adaptado, actor secundario, actriz secundaria, banda sonora y fotografía) y a cinco premios BAFTA. Asimismo, el Sindicato de Directores de los Estados Unidos ha seleccionado a Garth Davis en dos categorías (la de realizador debutante y la de mejor director), confirmando su condición de grata sorpresa cinematográfica del año.
Uno de los puntos fuertes de la producción radica en su reparto, que combina actores famosos y consagrados en Hollywood con otros más desconocidos pero cuya aportación engrandece la obra final. El jovencísimo e hipnótico Sunny Pawar encarna al personaje principal en su etapa infantil, mientras que un magistral Dev Patel lo asume en la edad adulta. Hemos podido disfrutar de sus cualidades artísticas en el impactante largometraje “Slumdog Millionaire” y en la extraordinaria serie de televisión “The Newsroom”. En “Lion” ejecuta, sin duda, su actuación más memorable.
Le acompañan las siempre interesantes Nicole Kidman (ganadora de una estatuilla dorada por “Las horas” y nominada igualmente por “Moulin Rouge” y “Los secretos del corazón”) y Rooney Mara (que optó también al máximo galardón de la Academia por sus interpretaciones en “Carol” y “Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres”).
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
26 de abril de 2013
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera entrega de “Iron Man” me dejó un sabor agridulce. Aunque desde el punto de vista técnico estaba bien realizada y ofrecía algunas escenas de acción meritorias, el desproporcionado ego con el que caricaturizaron al protagonista y sus continuas chulerías disfrazadas sin éxito de ironía me hicieron odioso al personaje. A diferencia de “Spiderman” (por citar otro superhéroe de la factoría Marvel) o de Batman (una muestra de la competencia), el comic se basaba en un tipo sin un ápice de dramatismo, carente de fantasmas y miedos interiores y falto de enjundia para sustentar una buena historia. En consecuencia, el largometraje se centró, además de en los efectos especiales y en la agilidad del ritmo, en potenciar el tono cómico y cínico de la estrella. Iron Man es a los superhéroes como James Bond a los agentes secretos: un cliché demasiado forzado donde el lujo, los coches caros y las chicas despampanantes tratan de cubrir la evidente ausencia de guion. Animada probablemente por el éxito de taquilla de su predecesora, “Iron Man 2” se limitó a repetir la misma fórmula, ahondando aún más si cabe en los defectos de aquélla, y ya me resultó insufrible.
Así que, yendo a ver esta tercera entrega, me acompañaba una sensación de desánimo generada por las nulas expectativas. Pero, contra todo pronóstico, debo confesar que, en mi opinión, es la mejor de toda la saga. A la trilogía le ha beneficiado claramente el cambio de director. El polifacético Jon Favreau, realizador de las dos anteriores, es un especialista en comedias (basta comprobar los títulos en los que ha participado como actor) y esa circunstancia le pesa mucho cuando se coloca detrás de las cámaras. Personalmente me quedo con sus apariciones puntuales en series como “Friends” y poco más.
En esta ocasión, quien lleva la batuta es Shane Black, cuyos inicios fueron como guionista de los cuatro primeros títulos de “Arma letal”, pero que en 2005 dirigió “Kiss Kiss, Bang Bang”. Firmó una cinta entretenida y audaz que no pasó desapercibida dentro de un género (el que mezcla crimen, comedia y acción) en el que suele abundar la mediocridad.
Aun heredando unos personajes moldeados de antemano, Black logra cambiar de registro y potenciar los puntos fuertes de esta superproducción. La acción, la intensidad de las escenas, los efectos especiales y el montaje son notables. Es cierto que, con un presupuesto de cientos de millones de dólares, lo mínimo es aspirar a una calidad técnica irreprochable que vaya acompañada de las dosis de intensidad y emoción requeridas por los aficionados a este tipo de cine. Pero el gran triunfo es haber sabido dotar de mayor complejidad a Tony Stark, la versión humana del hombre de metal, logrando con ello una calidad superior del conjunto. Obviamente, quienes no se sientan interesados ni atraídos por esta clase de relatos tacharán estas mejoras de superfluas e insuficientes, pero los apasionados de este particular universo disfrutarán y podrán sentirse partícipes de una, al menos en esta ocasión, evolución positiva.
Los integrantes del reparto repiten en su mayor parte (es el caso de Robert Downey Jr., Gwyneth Paltrow y Don Cheadle), incorporándose además algunos pesos pesados de la profesión (como Ben Kingsley) y otros actores de interesante trayectoria (como Guy Pearce -“L.A. Confidencial”, “Memento”- o Rebecca Hall -“The Town: ciudad de ladrones”-).
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
30 de noviembre de 2018
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El interesante cineasta británico Steve McQueen (nada que ver, obviamente, con el famoso actor norteamericano cuyo nombre comparte) ya ha demostrado un sorprendente poderío narrativo, pese a que su filmografía todavía es reducida. Debutó en 2009 con el largometraje “Hunter”, obteniendo el premio BAFTA al mejor director relevación y varios premios en el prestigioso Festival de Cannes. Después filmó la corrosiva, contundente e impactante cinta “Shame”, que arrasó en la Mostra de Venecia de 2011, ofreciendo un brillante conjunto de interpretaciones sobresalientes. Y con la demoledora “12 años de esclavitud” obtuvo tres Oscars en 2014, entre ellos el de mejor película. Por tanto, cabe afirmar que todos sus proyectos pueden contarse como aciertos y muestran que McQueen no es el típico realizador que se limita a contentar a productores y a espectadores. Muy al contrario, se afana en remover las entrañas del público poniendo el dedo sobre incómodas llagas para, desde ahí, ofrecer una obra compleja y reflexiva. Posee la extraña habilidad de, pese a incomodar con sus propuestas, lograr que las personas salgan satisfechas de la sala de proyección. Por ello, le considero uno de los directores de cine más atrayentes en la actualidad.
Ahora llega a las pantallas con el estreno de su cuarto título, “Viudas”, un thriller que pretende responder a los tradicionales cánones del género, pero aportando esa carga adicional de análisis sociológico. McQueen arrastra al tradicional protagonista de las cintas de acción hasta posicionarle en el rol de tipo normal a cargo de una vida ordinaria, aunque desordenada. No puede negarse que en esta ocasión se ha dejado llevar por un mayor número de convencionalismos que en anteriores trabajos. En ese sentido, se aprecian algunos tópicos y se intuyen ciertas rendiciones esporádicas a fórmulas más habituales, con el fin de conseguir un espectáculo más efectivo. No obstante, sólo es posible llegar a esta conclusión comparando “Viudas” con sus obras anteriores, por más que tanto su energía narrativa como su estilo singular se mantienen. El londinense atesora suficiente categoría como para imprimir su personal sello artístico a todas sus filmaciones, siendo capaz de transformar una historia insulsa y repetitiva en un ejercicio cinematográfico de alto nivel.
El relato está basado en una miniserie británica de 1983 donde los personajes centrales son cuatro mujeres cuyo único punto en común es la deuda que han heredado como consecuencia las actividades criminales de sus difuntos esposos. La existencia de cada una de ellas es completamente diferente pero, dadas las circunstancias, deciden tomar las riendas de su destino y conspirar para forjarse un futuro con reglas propias en el que no se vean arrastradas por ese destino tan poco propicio que les aguarda.
Tal vez no nos hallemos ante el mejor trabajo de Steve McQueen. Sin embargo, le sirve para consolidarse como uno de los referentes del moderno Séptimo Arte. Su tendencia a dotar de intensidad cada plano lo eleva por encima de muchos de sus colegas de profesión y este último film destaca sin apenas dificultad sobre el resto de thrillers de la presente temporada.
El reparto está encabezado por la siempre acertada Viola Davis, actriz todo terreno con una inmensa virtud para abordar los más diversos papeles en géneros de todo tipo. Ganadora de la estatuilla dorada de Hollywood gracias a su extraordinaria interpretación en “Fences”, cuenta en su haber con un ramillete de emblemáticos papeles y de secuencias memorables, lo que la convierte en una apuesta segura dentro de cualquier elenco. En esta ocasión, su actuación constituye uno de los motores de la narración, mientras que el resto de viudas -Elizabeth Debicki, Michelle Rodriguez y Cynthia Erivo- le van a la zaga. Dentro del apartado masculino figuran algunos nombres muy destacados que, pese a su participación secundaria dentro la trama, iluminan cualquier cartel y culminan este casting de lujo. Se trata de Liam Neeson, Robert Duvall y Colin Farrell.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 9 10 11 20 61 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow