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España España · barcelona
Críticas de dovith
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Críticas 97
Críticas ordenadas por utilidad
Friends (Serie de TV)
Serie
Estados Unidos1994
8,2
143.149
David Crane (Creador), Marta Kauffman (Creadora) ...
10
1 de junio de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Friends", ahora de nuevo en el candelero debido al prolongado rumor sobre un reencuentro de los protagonistas, que al parecer no se llevará a cabo para tristeza de su numeroso grupo de fans. Concretamente, hablaremos de uno de los personajes más frikis de la televisión: Phoebe Buffay.

Tercera temporada de la serie, todos los "friends" están reunidos tomando un café en el Central Perk (como siempre); Ross está dándoles la chapa sobre fósiles y dinosaurios. De golpe, comenzamos a oír con una voz en off lo que piensan los personajes:

Rachel: "Cuánto sabe Ross!!! le quiero tanto... // Monica: "Ya está otra vez mi hermano con otra historia sobre fósiles..." // Chandler: "Si fuera un superhéroe, salvaría al mundo con mis superpoderes..." // Joey (tarareando una canción mentalmente): "na na na na na...." // Phoebe: "¿Quién está cantando"?

Con Phoebe siempre es así, no sabemos si está medio "piyuli" o si se encuentra en un escalafón más elevado de la evolución humana y es la más lista de todos...

La palabra más adecuada para describirla es el término inglés "Weird", para encontrar un equivalente español: friki, loca, simpática, rara, atípica, inusual, excéntrica, enigmática, un poco corky, poco convencional, a veces chunga, pizpireta, estrafalaria, extraña, guay, fenomenal, sin igual, singular, bizarra, curiosa, infantil, alucinante, extravagante, peculiar, estrambótica, chiflada y sabia; y seguro que aún me quedo corto...

Es la más desvinculada de todos los "friends", no fue a la universidad con ninguno de ellos, de hecho, no fue a la universidad, se dedica a dar masajes ambulantes; no ha estado liada con ninguno y no vive en el famoso apartamento en el que transcurre la mayor parte de la serie. Tuvo una infancia complicada: para empezar su madre formó una especie de "pareja de tres", compuesta por un hombre (Frank Buffay) que mantenía una relación poligámica con dos mujeres, y con una de ellas tuvo dos hijas gemelas (Phoebe y Ursula). Finalmente las abandonó y formó una nueva familia (más convencional ésta), en la que tuvo un hijo (Frank Buffay Jr., el hermanastro de Phoebe). A la edad de 14 años, su madre (convertida ahora en traficante de drogas para poder mantener a sus gemelas) se suicida, así que Phoebe tiene que vivir en las calles durante una temporada, durante la que le dará tiempo de apuñalar a alguien, ir a la cárcel, atracar a Ross (cuando aún no se conocían y éste era sólo un nerd adolescente), vivir en varios países de Europa, motivo por el cual habla italiano y francés con fluidez, entre muchas otras cosas. Phoebe siempre que cuenta algo sorprendente a la pandilla y éstos se quedan patidifusos, ella alega "Hay tantas cosas sobre mí que aún no sabéis..."

Durante la serie nos ofreció un sinfín de tronchantes "Phoebe Moments": como cuando descrubre a Chandler y Monica besándose a través de la ventana del piso de enfrente, cuando se cabrea jugando a la máquina de Pacman, cuando se pone a cantar mientras Ross toca la gaita, cuando corre por Central Park como si fuera un teleñeco en llamas, cuando están celebrando su cumpleaños en un restaurante algo "chic" y se pone a gritarle a la madre de Ross que recoja el calcetín de Ema, cuando descrubre que su hermana gemela está haciendo porno y usa su nombre como nombre artístico protagonizando películas como "Buffay, la cazavampiros", cuando quiere ponerse el apellido de su marido y descubre que puede ponerse el nombre que quiera y decide llamarse "Princess Consuela Bananahammock", cuando decide probar suerte con el telemárketing porque necesita dinero, cuando en el episodio donde aparece Brad Pitt interpretando a un antiguo alumno del colegio de Rachel y Ross que creó el club "Yo odio a Rachel Green" y éste dice que creó un rumor sobre ella para destrozar su popularidad y dice "¿Quereís saberlo?", a lo que Phoebe responde "Vamos, Will, quítate la camisa y cuéntanoslo!!!", o cuando tiene que darle un masaje a Rachel, sin que ésta sepa que es ella, porque está trabajando en una empresa de las que ella siempre ha despotricado y finge ser una masajista sueca llamada IKEA, llegando a alargar la mentira hasta extremos hilarantes, entre otros.

Luego tenemos las constantes y los tics del personaje que por muchas veces que los repita, siguen pareciéndonos supergraciosos. Como por ejemplo, que siempre que quiere hacerse pasar por otra persona se haga llamar Regina Falange, e incluso usa el término "falange" para referirse muy convincentemente a cosas que no existen (como en el último episodio, donde para convencer a Rachel de que baje del avión que le llevará a París y que se quede con Ross, le dice que hay un problema técnico en la falange izquierda del avión). O su encantadora y genuina canción "Smelly Cat".

Pero hay que decir que el personaje no sería lo que es sin el gran talento de la actriz que lo encarnó durante diez años: Lisa Kudrow; sus frases pueden no ser del todo graciosas, pero ella con sus cambios de voz, su entonación, sus gestos y sus caras consigue hacerlos desternillantes. El papel le valió el premio Emmy a mejor actriz de reparto en 1998. La actriz se quedó embarazada durante la cuarta temporada, pero los creadores de la serie (David Krane y Marta Kauffman) tomaron este handicap como una excusa para dar rienda suelta a su capacidad creativa e inventaron una historia surrealista a la altura del personaje: Phoebe decidió hacer de vientre de alquiler del bebé de su hermanastro (que se casa con una mujer mayor), acabó resultando que se trataba de trillizos. Ver a Phoebe con los cambios de humor y las incomodidades de una embarazada era brutal.

Para mi Lisa Kudrow siempre será Phoebe Buffay, una especie de dibujo animado de carne y hueso que ha conseguido que, por muchas veces que vuelva a ver sus bromas, siga haciéndome reír como si fuera la primera vez que las escuchara.
dovith
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10
22 de mayo de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un momento de la serie, Brenda Chenowith hace una interesante reflexión "Cuando te quedas sin padres eres huérfano, cuando muere tu pareja eres viudo o viuda, pero ¿cómo se te llama cuando pierdes a un hijo?, supongo que es algo demasiado horrible para ponerle un nombre", a lo que yo añado: ¿cómo se te puede llamar cuando te quedas sin SFU?, una serie cuyo humor se viste de luto para hablarnos de la muerte desde una perspectiva nunca antes mostrada en TV y para la que la punzante y firme mano de su creador Alan Ball, quien recién venía de celebrar su éxito como guionista de la oscarizada "American Beauty", tenía el pulso perfecto. Una impecable mezcla de géneros: el drama, la comedia negra y el realismo mágico se entrelazan para recordarnos que cada día que pasamos sobre la tierra es un buen día.

SFU fue de principio a fin una historia sobre la Muerte, cuya premisa es que la única garantía que se tiene en la vida es que vamos a morir:

1) Los exquisitos títulos de crédito de la "intro", con la magnífica música de Thomas Newman (compositor también de la banda sonora de "American Beauty"), que muestran todo el proceso de la muerte: el alma que abandona el cuerpo, el cadáver llevado a la morgue, su embalsamamiento, el funeral y el entierro, todo ello a través de imágenes simbólicas: un cuervo, luces brillantes al final del túnel, flores marchitándose, viejas fotos...

2) Las muertes iniciales en los episodios, unas veces cómicas, otras desagradables, otras que se convertían en el centro de la trama del capítulo; una especie de juego macabro rollo "adivina quién va a morir". Empezar cada episodio con una muerte ya asentaba un tono único en la serie.

3) La muerte como negocio y como modo de vida. La familia Fisher regenta una funeraria, por eso se dan situaciones que pueden resultar hilarantes, como que muchas conversaciones importantes tengan lugar en la sala de embalsamaje donde se reconstruyen los cadáveres o que Claire vaya al instituto con un coche fúnebre de color verde lima, dentro del que experimentará con las drogas, se liará con chicos, etc.

Pero SFU también es la historia de la muerte de una relación, la de Nate y Brenda, algo que desde casi el principio sabemos que va a suceder, es la crónica de una muerte anunciada. Quizás en algunos momentos vemos un resquicio de esperanza, pero éste es sólo un espejismo que no podrá detener el inevitable desenlace de esta relación. Sin embargo, el espectador sigue queriendo con testarudez que sigan juntos, porque empezamos ese viaje con ellos dos al principio de la serie.

Parecen una pareja imperfecta, pero a veces son justo lo que uno necesita del otro. Ambos cometen muchísimos errores durante el camino de su relación. La pareja se une, se rompe, se une y se vuelve a romper, con terapias para parejas, grupos de adictos al sexo, operaciones quirúrjicas de vida o muerte, embarazos fuera de la pareja, abortos, muertes muy muy sórdidas, bodas, divorcios, porque al fin y al cabo SFU también es un culebrón que tiene todo lo necesario para mantenernos enganchados a la muerte.

Se trata de una relación dibujada con muchos momentos honestos, con unos personajes tan bien escritos y tan bien interpretados por sus actores, con tantos defectos y tantas frustraciones, que parece que estemos ante una pareja de verdad. En un momento determindo, Nate suelta la perla "El amor no es algo que sientes, es algo que haces, si la persona con la que estás no lo quiere, hazte un favor a ti mismo y guárdalo para otra que lo quiera". ¡Madre mía, yo de mayor quiero ser guionista de SFU!, piel de gallina al escuchar lo bien que escriben estos señores y señoras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
dovith
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7
23 de febrero de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Agencia de detectives Luz de luna. Le ayudaremos a resolver su caso, a su novio encontraremos y si necesita algún consejo, con gusto se lo daremos. Le han robado el monedero, con el ladrón daremos. Estamos en la brecha si el asesino acecha. Somos una agencia con clase y en los precios no hay desfase" Es uno de los ocurrentes versos que la Srta. DiPesto, aquí en España era la Srta. Topisto (secretaria y recepcionista de la agencia de detectives Luz de luna) soltaba cada vez que recibía una llamada. Ha llegado el momento de rendirle homenaje a esta serie de difícil clasificación: en parte comedia romántica, en parte serie detectivesca, y por otro lado metaserie, con sus constantes referencias a otras series, a películas o incluso a ella misma, cuando los protagonistas se dirigían a los espectadores, rompiendo la cuarta pared.
Cybill Shepherd, ese peinado, que muchas mujeres de la época intentaron copiar llevando recortes del Teleindiscreta a su peluquera de toda la vida y diciéndole algo así como "Bonita, esto es lo que quiero...". Esas camisas de seda, que lucieron toda la gama cromática del rosa y los colores pastel. Esas hombreras que acentuaban todavía más las ya de por sí anchas espaldas de la actriz (eran los ochenta, si eras una working girl y no llevabas hombreras no eras nadie...). Siempre estupenda con su bolso a juego con los zapatos. Vamos, todo un fenómeno para la moda femenina de la época...
Pero si alguien sacó verdaderamente provecho de su intervención en "Luz de luna" fue el hasta entonces desconocido Bruce Willis, que con el insolente, deslenguado y encantador sinvergüenza David Addison consiguió ganársenos a todos. Con su media sonrisa picarona, esas entradas interesantes, su incontinencia verbal y esa miradita hizo que no sólo la buena de Maddie cayera rendida a sus pies, sino el propio Hollywood.
Está claro que una de las claves del éxito de la serie fue la química existente entre estos dos actores, una química que traspasaba la pantalla, un URST en toda regla. Estaba claro que estos dos eran algo más que socios. La entrañable Srta. DiPesto y todos los telespectadores estábamos convencidos de que estaban hechos el uno para el otro, sólo faltaba que ellos dieran un respiro a sus continuas trifulcas y se dieran cuenta de que todo eso no era más que un refrenado deseo de estar juntos. Sus peleas eran antológicas, imposible contar las sartas de improperios que se lanzaban, los puñetazos, bofetadas y pisotones que Maddie le arreó a David a lo largo de toda la serie. Constantes gritos saliendo de sus oficinas. La de veces que se tiraron jarrones de flores o pisapapeles en los depachos, cuyas puertas debían ser de madera de roble, para poder resistir el sinnúmero de portazos que les pegaron...
Otro elemento entrañable, sobre todo si se revisiona la serie hoy en día, es ver cómo han cambiado las cosas. Esos detectives que sin usar los móviles eran capaces de comunicarse e incluso resolver casos, increíble pero cierto. Me encanta que en la agencia reciban cartas y no mails. Maddie en la era pre-Excel haciendo números de las ganancias de la agencia con una calculadora gigantesca a lo azafata del Un, dos, tres. Esos horterísimos (vistos desde la perspectiva actual) ascensores de paredes doradas que servían para llegar a la planta en la que se encontraba la agencia. Recursos televisivos que ahora resultan tremendamente retros, como la pantalla partida cuando David y Maddie hablan, perdón, discuten por teléfono. Revisisionando los episodios, me teletransporté completamente a aquella época en la que yo estaba en 5º de E.G.B y cada viernes comentaba con los compañeros de clase el episodio que TVE1 (no había mucha opción de canales para aquel entonces) había emitido la noche anterior.
Como he dicho antes, otro punto fuerte de la serie eran sus metarreferencias constantes, en las que los personajes mismos dejaban claro que se encontraban dentro de un programa de televisión, interpelando al espectador, o cuando se planteaba un dilema o una cuestión soltando frases como "A ver lo que dice el guión", o David cuando se encontraba en una situación que no tenía ni pies ni cabeza soltaba comentarios como "Están de huelga los guionistas ¿o qué?" . O incluso a veces ellos mismos eran los que presentaban el episodio, como si se tratara de "La hora de Alfred Hitchcock".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
dovith
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7
10 de octubre de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy del grupo de gente que cuando descubrió "Homeland", su episodio piloto me cautivó. Encontré genial el hecho de que su protagonista Carrie Mathison (Claire Danes), una oficial de operaciones de la CIA asignada al Centro de Contraterrorismo, sufriera de bipolaridad. Este magnífico recurso hace que como espectador, Carrie te contagie su obsesión, su paranoia, que de alguna manera no sepas si sus sospechas conspiratorias son realidad o son sólo desvaríos fruto de su enfermedad mental. Por otra parte, su premisa, la liberación de un preso de guerra de Al-Qaeda, que llega a Estados Unidos y que coincide con un chivatazo que Carrie recibe de un activo que le advierte de que un prisionero de guerra se ha unido al grupo terrorista de Al-Qaed, no resulta del todo original, dado que podría tratarse de la premisa de cualquiera de las temporadas de "24". Lo verdaderamente original e intrigante es que Carrie es tremendamente inestable, en ocasiones incluso vemos cómo deja de tomarse la medicación que la mantiene tocando de pies al suelo, por lo que tanto a nosotros como a los personajes que la rodean, nos resulta difícil creerla o no... Como decía la promo de la serie: "La nación ve una héroe, ella ve una amenaza..."

Cierto es que la cara de loca de Claire Danes le iba que ni pintada al personaje de Carrie. A mí personalmente sus tics, sus ojos abiertos como platos y su constante cara de "estreñía" me han llegado a poner bastante nervioso a lo largo de sus tres temporadas, y además creo que raya la sobreactuación. Durante la primera temporada se realizaba constantemente un juego de prismas o puntos de vista muy interesante. Si veíamos la historia a través de los desquiciados ojos de Carrie, teníamos clarísimo que Nicholas Brody (Damian Lewis), el prisionero de guerra liberado, era un terrorista en potencia al que le habían lavado el cerebro y que bajo su apariencia de héroe de la nación que había vivido un infierno de torturas y que había conseguido sobrevivir y volver sano y salvo a Estados Unidos, se encontraba un ser sin compasión que cuando se ganara la confianza del pueblo americano, llevaría a cabo un atentado terrorista del calibre del sucedido el fatídico 11S. En cambio, si veíamos la historia desde la perspectiva de otros personajes, podíamos ver a Brody como un verdadero héroe, que se merecía halagos y reconocimiento, por el calvario que le había tocado vivir. En el piloto ya hubo una escena donde se establecía de forma muy clara este juego de prismas. En la presentación oficial del regreso de Brody que es televisado para todo el pueblo americano, Brody hacía un repetido movimiento con los dedos de la mano, en lo que muchos podrían ver un tic, fruto del nerviosismo, Carrie ve una señal que Brody pueda estar lanzando a los simpatizantes del grupo terrorista Al-Qaeda, que puedan estar viendo la retransmisión en ese momento, para comenzar a poner en marcha un posible atentado terrorista contra los Estados Unidos.

La trama de la primera temporada siguió avanzando por lindares muy intersantes, cuando la obsesión de Carrie llega a tal punto en el que se pone a espiar de manera compulsiva todos los movimientos de Brody, llegando a colocar cámaras ocultas en su residencia para poder captar cualquier hecho extraño que pueda dar alguna vista de sus verdaderas intenciones. Pero de tanto espiarlo, acaba enamorándose enfermizamente de él. Estos dos personajes atormentados, ella por su enfermedad mental y por creer que no hizo todo lo que estaba en sus manos para evitar que ocurrieran los atentados del 11S, él por las torturas a las que fue sometido durante los años que fue retenido preso en Irak, encuentran la manera de entenderse, a pesar de las circunstancias, y de darse exactamente lo que necesitan el uno del otro. Esta relación se convierte en una especie de atracción fatal, una especie de espiral destructiva en la que entran estos dos personajes y que desde el minuto cero sabes como espectador que acabará mal, lo que no sabes es para quién de los dos... Si antes hemos hablado de la cara de susto de Danes, el rostro de Lewis también resulta de lo más inquietante y eso juega a favor de su papel, un personaje que en ocasiones parece la oveja y en otras el lobo, que nunca acabas de saber cuál es su verdadero rostro. Además el actor es inquietantemente pelirrojo, de un color de pelo casi diabólico, a lo Chucky... y de eso no puede salir nada bueno...

La segunda temporada bajó un poco el nivel de la primera. Comenzaron a introducir subtramas poco interesantes, como la de la hija de Brody (Dana), personaje cansino donde los haya ¿a quién le importaba si se escapaba con el coche y atropellaba a alguien por accidente? A mí no desde luego... Dicen las malas lenguas, que durante esta temporada la relación entre Claire Danes y Damian Lewis no fue muy buena y eso hizo peligrar su futuro en la tercera temporada. De hecho, en la tercera temporada no aparecieron prácticamente juntos... Eso sí, la serie tuvo un final de temporada digno.

Los problemas vinieron en la tercera temporada. La serie parecía navegar sin rumbo, las tramas parecían totalmente inconexas. Algunos personajes parecía que seguían en la serie sólo porque su contrato todavía no había terminado (como es el ejemplo de Morena Baccarin, que interpretaba a la mujer de Brody, Jessica; afortunadamente la actriz estaba escandalosamente embarazada y sólo pudo aparecer en unos pocos episodios... su personaje ya no tenía nada que hacer allí, ahora que Brody se había visto obligado a exiliarse del país...). Esta temporada tuvo un polémico final, donde los guionistas tuvieron que tomar una decisión difícil, pero tengo que decir que coherente, que no voy a revelar, para no dar ningún disgusto/spoiler a nadie...

Veremos si "Homeland" sabe recuperarse del bache que supuso su tercera temporada y sabe devolvernos el interés perdido...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
dovith
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7
29 de abril de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Marc Cherry repite el cóctel de ingredientes que funcionó en DH y le añade un toque de culebrón latino que funcionó bastante bien en "Ugly Betty". De hecho, el episodio piloto de la serie estaba basado en la serie mejicana Ellas son la alegría del hogar. Interpretaciones súper exageradas, personajes intencionadamente estereotipados, aunque no por ello deshumanizados, secretos depravados, mentiras, sexo, intrigas, asesinatos, infidelidades, cotilleos, triángulos amorosos, todo vale para mantener el interés de este culebrón ambientado en las ostentosas mansiones de Beverly Hills.

En esta serie está claro que las latinas dominan el mundo y lo hacen la mar de bien; son ellas las que cortan el bacalao, quizás no tengan tanto dinero, ni tantas influencias, pero son más listas, más espaviladas y no están exentas de glamour. Ellas son Marisol, Zoila, Carmen y Rosie, respectivamente y todas han sabido hacerse suyos los personajes y convertirlos en mujeres con las que nos divertimos, nos reímos, sufrimos y con las que pasar 43 minutos semanales resulta malvadamente delicioso.

La serie vuelve a repetir el patrón del misterio por temporada, que tan bien funcionó durante las ocho temporadas de DH, donde cada nuevo vecino que venía a vivir a Wisteria Lane escondía un oscuro secreto o se encontraba tras un crudo asesinato. La primera temporada arranca con el asesinato de la sirvienta Flora Hernandez, cuyo cuerpo sin vida cae desde un balcón a la piscina del jardín de la mansión de los Powell durante la celebración de una de sus sofisticadas fiestas de alto copete. Toda la temporada tiene como columna vertebral esta intriga, mostrada muy a lo "Cluedo", donde te pasas los episodios planteándote si fue la Srta. Amapola con la pistola en la biblioteca o el Dr. Pizarro con el candelabro en la sala de billar.

Como he dicho antes, la serie juega con los estereotipos de las latinas que trabajan como sirvientas en las lujosas mansiones de Beverly Hills, pero precisamente la serie usa esos estereotipos para destruirlos, como dice Zoila en un momento de la serie "Ser sirvientas es lo que hacemos, no lo que somos." Estas latinas son autosuficientes, inteligentes, fabulosas y totalmente capaces de contraatacar a sus jefes con un afilado ingenio y son multiempleadas: amas de casa de día y detectives privados/cantantes/madres coraje por las noches.

Aunque las latinas de esta serie son las que manejan el cotarro, no por ello debemos olvidarnos de otros personajes de la alta sociedad que también han hecho nuestras delicias durante la primera temporada. Concretamente, quiero destacar a Genevieve Delatour. Genevieve es estilo, elegancia, pero también la ingenuidad en estado puro. Ha ido pasando de marido en marido y no sabe lo que es trabajar para ganar dinero, lo que sí sabe es cómo gastarlo. La superficialidad de algunos de sus one-liners no tiene desperdicio:

¿Qué sentido tiene vivir si no tienes nada que ponerte?

Genevieve: Cuando me he mirado en el espejo hoy, me he encontrado una nueva arruga.
Zoila: ¿En serio ... sólo una?

Y tampoco nos queremos olvidar de Evelyn Powell, la propietaria de la mansión donde servía Flora hasta el día de su muerte. Es enigmática, estirada, dura, insensible, altiva, parece que lleve un palo de escoba metido en el trasero, pero a la vez también es frágil, perdió a su bebé y eso la convirtió en una mujer fría, que ama y odia a su marido por igual. Evelyn está harta de que su marido se líe con todas las sirvientas. Pero por lo que pudimos ver en el piloto de la segunda temporada, la diversión está garantizada desde el momento en que el matrimonio Powell se ve obligado a contratar los servicios de un guarda de seguridad en la casa, tras ser asaltados en su propia mansión. Evelyn inmediatamente siente una fuerte atracción sexual hacia la nueva incorporación masculina de la casa. Sus one-liners tampoco tienen desperdicio:

Evelyn: Estoy encantada de que vuelvas con Philippe.
Genevieve: ¿Es tu favorito de todos mis maridos?
Evelyn: Está sin duda en el top 3.

[a un bebé que no para de llorar] Por favor, para. Acabo de tomar un Valium y me estás arruinando toda la diversión.

Tenemos un dicho aquí en Beverly Hills. Robarle el marido a una amiga es de mala educación. Para robarle la criada es imperdonable.

[a su sirvienta] Creo que lo que haceis es heroico. Laváis ropa que nunca podréis permitiros. Pulís una plata en la que nunca comeréiss. Limpiáis suelos para gente que ni se molesta en aprenderse vuestros apellidos, y todavía os atrevéis a soñar con una vida mejor (...) Dicho esto, si no paras de cepillarte a mi marido, voy a tener que deportarte. Tú comprender?

"Devious Maids" es la serie ideal para todos aquellos que echamos de menos DH. Un atractivo elenco femenino, un uso inteligente de los estereotipos, desternillantes one-liners que hacen las delicias de los espectadores, un regustillo petardo, muy camp con esa musiquilla que yo creo que han reciclado, literalmente, de "Desperate" y constantes apariciones de rostros conocidos de DH; yo espero un cameo de Eva Longoria lo antes posible, crucemos los dedos para que esto suceda, queremos volver a ver a la Sra. Solis en su esplendor. Por todos estos motivos "Devious Maids" es uno de esos placeres inconfesables, lo que los americanos llaman un guilty pleasure, una de esas series que no queda bien decir que las sigues, pero que luego, en la solitaria privacidad de tu casa, disfrutas como un gorrino viéndola.
dovith
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