Que me aspen si entiendo los criterios de la Academia de Hollywood.

Na. Miento. Lo cierto es que sí que lo comprendo.

Se quedan en la superficie: el supuesto viaje hacia el abismo interior de la joven que ha de pagar terribles precios por lograr la fama. La música clásica y la fotografía granulada, handheld y artie. El ballet y su qualité -esto es carne de material oscarizable: hasta en su "El baile de la victoria" la usó Trueba-, o la entregada interpretación de la Portman.

Y esto último lo entiendo, porque la chica ha dado mucho de sí, sin duda.

Pero el filme.. AY. Ciertamente es mucho menos sutil de lo que debería y se mueve a brochazos. Donde se busca a Polasnski, se encuentra a Wes Craven -la película tiene tantos momentos de sobresalto made in horror movie (bastantes de ellos muy tópicos) que acaban aburriendo por abuso- y finalmente todo trata sobre una bailarina con competencia, madre castradora y problemas mentales de aúpa.

Es decir: una complejidad epidérmica que deviene en un laberinto de excesos finales estructurados alrededor de una obvia metáfora. Ni largometraje emocionalmente extenuante, ni gran pieza artística ni nada de nada. Todo es menos de lo que parece.

Aunque claro, es mi opinión subjetiva.