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España España · Madrid
Voto de loganxxx:
9
Terror. Intriga En un pequeño pueblo de Maine, estalla de repente una violenta tormenta que termina tan bruscamente como comenzó. Entonces surge una espesa niebla que va entrando en casas y supermercados, atrapando y matando a todos los que se ven envueltos por la oscuridad. (FILMAFFINITY)
2 de junio de 2008
24 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que, esta vez, ni siquiera esa patología que infecta a muchos espectadores de cine pseudointelectuales, esos de: “Odio el cine fantástico porque soy culto, sesudo y tengo los pies en la tierra y no en cosas estúpidas que no pueden pasar” podrá demoler la sabiduría cinematográfica con la que el magnífico Frank Darabont ha impregnado esta película.

Obras como esta empiezan a ser necesarias para revitalizar un género cada vez más maltratado por las estúpidas producciones cutres repletas de adolescentes salidos cuyos diálogos no pasan de frases de tres palabras, dos de las cuales son un taco o algún sinónimo de los nombres de los órganos reproductores (masculino o femenino) o del acto sexual.

“La niebla” es un prodigio de planteamiento, de dirección de actores y, sobre todo, de ritmo cinematográfico. Es casi una película pulp, intimista, cercana al cine de antes, de ritmo pausado y agobiante. Esa cadencia de los acontecimientos trasmite una sensación de realidad que ya quisieran para sí palurdos incompetentes como Ken Loach. En “La niebla” ningún momento resulta efectista ni abusa de los efectos especiales, dosificados con maestría a lo largo de las dos horas de metraje. Provoca inquietud y asusta; pero, lo más importante, da continuamente prioridad al desarrollo de personajes, que nunca dejan de ser el centro de la historia y que ayudan al director a trasmitir una aterradora descripción de la naturaleza humana, mil veces más peligrosa que todo lo que pueda acechar en la niebla. El ser humano sigue siendo el peor monstruo que se conoce.

Y, como colofón, uno de los mejores finales (y de los más arriesgados, que todo hay que decirlo) visto en décadas en una pantalla de cine (no me extraña que el propio Stephen King haya declarado que ojalá se le hubiera ocurrido a él ese final, pues es diferente al de la novela). Unos sublimes últimos cinco minutos, que son, con diferencia, los más escalofriantes de la película y que consiguen elevar la tensión y el desasosiego a cimas insospechadas (y sin un solo efecto especial, aviso).

Una película memorable que todos los aficionados esperábamos, y que dignifica, por fin, el género del fantástico.
loganxxx
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