Una vez más HBO nos demuestra que no hace mierdas y esta vez lo hace con creces. La lucha del bien contra el mal se representa en esta serie de una manera a la que Hollywood no le suele gustar demasiado, ensombreciendo las acciones benévolas haciendo resaltar lo crudo y agonizante que resulta tratar de sobrellevar acciones de tan descarada depravación.

Por fin vemos al bien representado en su auténtica figura, la única que se puede llegar a reconocer en la realidad, la del anti-héroe. El pasado, secuelas, compromisos; todo influye e interactúa en la vida de los dos protagonistas y su cometido, participando a su vez de manera adyacente a la historia principal en una verdadera historia de amistad, narrada sin tapujos y con una claridad cristalina en su crítica a todo lo simple dentro del universo de los sentimientos.

Sabiendo que estos 8 capítulos son únicos y finitos, que bueno es pensar que no van a poder estropear esta serie, al menos no la historia de Rust y Marty.