El efecto mariposa encierra tres certezas: 1. Ashton Kutcher puede hacer papeles en serio; 2. el cine pochoclero puede dejarte cosas muy ricas conceptualmente y 3. un director, o unos en este caso, pueden debutar en la gran pantalla y exhibir de entrada sus talentos.

En primera medida, vale aclarar que El efecto...está plagada de pequeños errores técnicos, fallidos lógicos o cabos sueltos, como más guste llamarlos. Por otro lado, esta obra presenta, desde una temática que ya se ha visto, un guión que se complejiza más y más. Esto actúa generando un efecto mariposa dentro de la misma peli, la cual por momentos se vuelve tan rebuscada que termina por dejar nudos sin cerrar.
Hasta aquí, los defectos. Vamos a las abismales virtudes: ahí donde El efecto se pierde en su propio rastro, por otro lado lo compensa con un tratado tan maniático como detallista de las situaciones narradas. Partiendo desde una visión en primera persona y jugando a veces desde una tercera, la obra contiene una visión del mundo netamente egocentrista: las acciones de una persona, el protagonista, modifican todo el entorno.
De esta manera, el universo del prota se multiplica, pero no en forma "expansiva", sino más bien como un espiral que se cierra en sí mismo, asfixiándose en su propio cordón umbilical. Esto es lo que más engancha de El efecto... su dramatismo a secas, su angustia in crescendo hasta llegar a volverse intolerable para los implicados.
El punto fuerte más destacado de la peli es...la puesta en escena de los dramones, porque son dramones, intimistas: espacios neutros, vacíos de toda carga efectista en donde los personajes, conforme se van degradando de universo en universo, se "desnudan" entre ellos. Lo cierto es que la obra se vuelve notable desde las cargas emotivas que transmite.

Por último ese desenlace tan genial: en spoiler.