Tercera o cuarta irrupción en el cine de CuloAgua, no lo recuerdo bien y a decir verdad, para mí sorpresa, la cosa cambia radicalmente.

Esta vez no he tenido que soportar pasajes de un tipo gritando onomatopeyas mientras ahoga un corcel entre la niebla poniendo cara de pomelo, no, ni he mirado el reloj fustigado por el sopor, CuloAgua aquí realiza un ejercicio cinematográfico vigoroso y artesanal y diría que se bate en duelo con Hueles Bien en jugadas tácticas a balón parado.

Sin embargo, por poner algun pero, al contrario que el resto de petacas, ha sido la primera parte del film la que menos me ha seducido en su conjunto, quizás por no acabar de sentir empatía con esos estallidos sobreactuados de palabras que supongo van de la mano de la cultura nipona, pero en los que no acabo de integrarme, no sacudo el magnetófono entre esos gritos de mandril, mientras unos cuantos miran baldosas, sí, al parecer cuando alguien habla, los demas miran sus mocasines o investigan el polvo de la tarima, mientras nuestro huracán carter chilla "hiapppp" o "Houuuuaaa" atendiendoo llamadas o conversando con la policía, aunque de todos modos hay que reconocer el mérito de CuloAgua en plantear lo que plantea dotándolo de un ritmo vertiginoso.

La segunda parte de la película es un recital exhaustivo de una persecución-investigación, no recuerdo ahora mismo una película tan rica en asombrosos detalles, tan pulida y tan real, que quizás abusa de la confianza del espectador en algun tramo pero que como ya digo, jamás había visto algo semejante, supongo que la gente con gorra y uniforme deberá tomar nota de cómo se lleva a cabo una investigación y se sigue meticulosamente pista tras pista hasta hacer las delicias de los implicados.

Técnicamente, el obús es impecable, debo admitir, y el final con ese duelo in your face está ciertamente conseguido, y noquea por momentos, parece que por fin entro en culo de agua, y en su culo caben cosas, sí.

Se despide desde Rusia con amor.

Ray Loriga manoseando su barriga.