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Voto de EKELEDUDU:
1
6,2
73.019
Aventuras. Fantástico. Acción
Durante la Gran Depresión, Ann Darrow (Naomi Watts), una actriz de vodevil, se queda sin trabajo. Su suerte parece cambiar cuando conoce a Carl Denham (Jack Black), un empresario que lucha para abrirse camino en el mundo del espectáculo. A ellos se une Jack Driscoll (Adrien Brody), un autor de teatro. Los tres emprenden un viaje a una remota isla, donde Denham tiene previsto dirigir una película. En una frondosa selva, descubren a King ... [+]
5 de abril de 2009
29 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Ay, mi madre!... Parecía que luego de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS este buen señor llamado Peter Jackson no podría seguir torturando espectadores, o por lo menos a este espectador. King Kong nunca me atrajo de manera particular, como sí ocurrió con Frodo y sus amigos. Por consiguiente, esta película, creía yo, daría cuando menos para un 3 ó un 4.
Qué va. Alguien debería haberle dicho a Jackson que en KING KONG la estrella es un mono gigantesco, y que a él es a quien los espectgadores quieren ver. El no lo tuvo en cuenta, y en primer lugar tenemos la mitad inicial, que jamás logré ver completa, porque cuantas veces lo intenté me ocurrió algo que rara vez suele ocurrirme con una película, por mala que ésta sea: me dormí. En esa primera mitad, interminable, Jackson presenta a los personajes, cuyas historias personales ni de lejos pueden competir con la del gorila tamaño familiar, la única que realmente interesaría en una película que lleve su nombre; y sigue a continuación el viaje en barco hasta la isla donde mora el simio de marras, plagado de accidentes, pero por desgracia ninguno fatal, como para adelantar el bienvenido happy end mediante un glorioso, magnífico naufragio. Como es sabido, luego de lo que parecen incontables siglos y varios kilómetros de celuloide, los personajes llegan a una isla desconocida, lo que nos lleva al segundo tramo de la película. Lo que sigue al menos no es tan aburrido, pero no se sabe si reír o llorar.
Qué va. Alguien debería haberle dicho a Jackson que en KING KONG la estrella es un mono gigantesco, y que a él es a quien los espectgadores quieren ver. El no lo tuvo en cuenta, y en primer lugar tenemos la mitad inicial, que jamás logré ver completa, porque cuantas veces lo intenté me ocurrió algo que rara vez suele ocurrirme con una película, por mala que ésta sea: me dormí. En esa primera mitad, interminable, Jackson presenta a los personajes, cuyas historias personales ni de lejos pueden competir con la del gorila tamaño familiar, la única que realmente interesaría en una película que lleve su nombre; y sigue a continuación el viaje en barco hasta la isla donde mora el simio de marras, plagado de accidentes, pero por desgracia ninguno fatal, como para adelantar el bienvenido happy end mediante un glorioso, magnífico naufragio. Como es sabido, luego de lo que parecen incontables siglos y varios kilómetros de celuloide, los personajes llegan a una isla desconocida, lo que nos lleva al segundo tramo de la película. Lo que sigue al menos no es tan aburrido, pero no se sabe si reír o llorar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Es tal la exageración, que lo que a priori podría ser más ionteresante (y lo es en sus inicios, como ya se ha dicho) termina saturando y provocando más tedio. Insectos gigantescos que vaya uno a saber con qué se alimentaron todo ese tiempo, encuentran a los protagonistas y de común acuerdo procuran deglutírselos en malvada confabulación; una increíble carrera del elenco entre las patas elefantinas de gigantescos dinosaurios saurópodos que huyen en estampida; la lucha de Kong contra tres tiranosaurios que al parecer son caprichosos y tienen poco apetito, ya que aunque el gran gorila representa sin duda un buen banquete para cualquier carnívoro de buen tamaño, se empeñan una y otra vez en devorar a la chica que lleva en la mano y a nadie más que ella.
Pero el premio mayor a la estupidez corresponde por derecho propio a una escena en la que Kong y uno de los tiranosaurios se balancean, no sobre una tela de una araña como los célebres elefantes de la canción, sino sobre unas lianas en las que han quedado enredados y que deben tener la resistencia cuando menos de las telarañas de Spiderman. Diez puntos a la inteligencia del tiranosaurio, prodigiosa por cierto, que lo lleva a tomar envión, enredado en dichas lianas, en un intento por alcanzar a Naomi Campbell que sigue en la mano de Kong y que, insistimos, debe resultarle especialmente apetitosa.
Y la notabilísima inteligencia de este infortunado animal condenado a seguir hambriento es lo más notable del filme. De más está decir que la de guionistas y director brilla por su ausencia.
Pero el premio mayor a la estupidez corresponde por derecho propio a una escena en la que Kong y uno de los tiranosaurios se balancean, no sobre una tela de una araña como los célebres elefantes de la canción, sino sobre unas lianas en las que han quedado enredados y que deben tener la resistencia cuando menos de las telarañas de Spiderman. Diez puntos a la inteligencia del tiranosaurio, prodigiosa por cierto, que lo lleva a tomar envión, enredado en dichas lianas, en un intento por alcanzar a Naomi Campbell que sigue en la mano de Kong y que, insistimos, debe resultarle especialmente apetitosa.
Y la notabilísima inteligencia de este infortunado animal condenado a seguir hambriento es lo más notable del filme. De más está decir que la de guionistas y director brilla por su ausencia.