Leo "...obra maestra...", "...la mejor película de cine bélico jamás filmada...","...trabajo insuperable...", y me rebelo.

Me explico. En mi opinión, una película tiene dos partes fundamentales: la forma (la técnica de filmación, la ambientación, los actores, la música...), y el guión, la historia, la trama.

En esta película me temo que lo que ocurre es que la forma se come al contenido. Con todo el dinero del mundo detrás y con un ejército de técnicos de primera línea (no olvidemos que sobre todo la forma es resultado de un trabajo en equipo), Spielberg filma escenas de guerra con una técnica muy parecida al documental que le dan un realismo indiscutible. No lo cuestiono, y técnicamente la película es sobresaliente.

Pero en mi opinión eso no puede esconder la debilidad de la trama, su increíble, sensiblero y estúpido punto de apoyo. Y sobre todo, la escena en la que se sustenta. Nadie habla de esa escena, porque es tan irreal y tan obscenamente patriótica y sonrojante, que queda sepultada por la apabullante puesta en escena de la película.

Pero aunque pese, es el nudo central del argumento y no se puede obviar. Y ahí a mí se me empieza a derrumbar una película de factura técnica impecable. La última media hora confirma mis temores y acabo con la sensación de que el filme da gato por liebre: muestra todos los horrores de la Guerra, pero se sustenta en un halo de patriotismo, maniqueísmo y sensiblería que no se puede ocultar.

Con esa película, Spielberg prosigue una etapa de obras técnicamente impresionantes, pero argumentalmente penosas. Para mí, Spielberg se acabó cuando abandonó esa mirada fresca e irónica sobre la sociedad estadounidense que lucen películas como "Tiburón" o "Encuentros en la tercera fase", e incluso ya menos, "E.T.". Ese trasfondo inteligente y refrescante ha sido sustituido en sus últimas películas por una sensiblería y una pretenciosidad fallidas. Y es que todos nos hacemos mayores...

Lo dicho, un "pastel" muy bien envuelto técnicamente.

Saludos