A los cinco minutos se intuye la película con principio, nudo y desenlace.
Diálogos flojos digno de primero de carrera o primero de primaria, unos chistes que huelen a rancio, que se ven venir. La única función real de los guionistas ha sido recopilar todos los chistes sobre andaluces y vascos que había sobre la faz de la tierra (incluso creando nuevos clichés aun peores) y ajustarle una réplica acertada.

Quizás la elección de actores que funcionan por si solos, junto con el andaluz "del momento" Dani Rovira dando pinceladas de sus monólogos, ha sido la gran hazaña por la que seguramente habrá surtido éxito. La ausencia de inteligencia y de conceptos me ha dejado en un shock que aun perdura.

Si hubiera pagado una entrada de cine por ver semejante mediocridad, hubiera tenido que incendiar el cine para poder volver a casa con la sensación de que he aprovechado el tiempo.