Imprescindible. Uno de los pilares del Séptimo arte. Aún recuerdo el acontecimiento que supuso su emisión por parte de la TVE de Calviño, un viernes a la noche. Poco se puede añadir a las miles de páginas escritas desde 1939 por montones de sesudos críticos y estudiosos del cine así como cinéfilos y aficcionados en general.

Película-río, como la novela en la que se basa, auténtico best-seller de la época, entronca con el origen del cine, con D.W.Griffith y su "Nacimiento de una nación", en cuanto a que los protagonistas y los buenos son los confederados. Sin duda el cine tiene marchamo de Jefferson Davis, presidente de esta nación abortada y quizá es la única batalla decisiva que ganaron los aguerridos luchadores sureños.

Pero, también es la historia pequeña, de varias personas, arrastradas por el viento. De un hombre, aparentemente sin honor, hecho a sí mismo y sin fidelidades, un Clark Gable inconmensurable, vencido por el amor hacia una caprichosa, casquivana y odiosa Escarlata O'Hara, que pretende alcanzar un nivel social que ella cree imprescindible. Para ello precisa seducir al caballero sureño encarnado por el dubitativo Leslie Howard, un personaje que oculta, bajo su presunto honor, un adulterio no consumado pero siempre presente. Es un personaje salido de la pluma de Lope de Vega y "El perro del Hortelano". Gable y Howard son dos personajes opuestos en un mundo que se desmorona, un superviviente frente a un fatuo, la coherencia frente al remordimiento, la pasión frente al sentimiento reprimido, la honestidad frente a la hipocresía, la seguridad frente a la duda, el auténtico honor frente a la apariencia del mismo.

Magníficas interpretaciones, grandes escenas, momentos gloriosos como los de la estación de tren con cientos de heridos, excelente escenografía y vestuario, inolvidables diálogos, memorables secundarios, desde la criada negra a la amiga prostituta. Gran Banda Sonora, de Max Steiner, que permitió salir del anonimato a los compositores de música en los filmes. Una gran producción. El auténtico director fue su productor, David O'Selznick, puesto que fue el quién parió la producción, consiguió los medios, releyó y mandó reescribir el guión, dispuso a su antojo de los varios directores que tuvo el filme y que con su tesón, creo el primer mito del cine.

PD. No es extraño que la censura retrasase su estreno en la España de Franco hasta 1950. Los buenos eran los secesionistas que habían perdido su guerra.