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Chile Chile · Concepción
Voto de Juan Antonio:
9
Romance. Drama. Aventuras Jack (DiCaprio), un joven artista, gana en una partida de cartas un pasaje para viajar a América en el Titanic, el transatlántico más grande y seguro jamás construido. A bordo conoce a Rose (Kate Winslet), una joven de una buena familia venida a menos que va a contraer un matrimonio de conveniencia con Cal (Billy Zane), un millonario engreído a quien sólo interesa el prestigioso apellido de su prometida. Jack y Rose se enamoran, pero el ... [+]
29 de noviembre de 2013
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de Titanic despierta todo tipo de pasiones. Es la segunda película que mayor recaudación ha logrado en la historia del cine, sólo superada por “Avatar”, del mismo James Cameron. Once premios de la Academia se adjudicó, compartiendo el primer lugar con “Ben Hur” y “El señor de los anillos: El retorno del Rey”. Consagró a Kate Winslet y lanzó definitivamente a la fama a un joven Leonardo Di Caprio, que posteriormente se transformaría en un actor de respeto. ¿Cuáles son las causas entonces del repudio que los “eruditos”, estudiosos del cine y principalmente cinéfilos sienten hacia la cinta del famoso barco?. No es fácil deducir las verdaderas razones. Sin embargo, tengo algunas teorías. En primer lugar, “Titanic” se sobreexpuso y se explotó hasta el cansancio con afiches y publicidad, lo que terminó por saturar a muchas personas. Por otra parte, la hermosa canción “My heart will go on” interpretada por Celine Dion, no paró de tocarse en las radioemisoras, y la aparición de Di Caprio era un gancho seguro para que millones de jovencitas se volcaran a los cines, provocando el odio de muchas personas que rechazaban al galán de turno, solamente por el hecho de rechazarlo.

Hablando de lo netamente cinematográfico, “Titanic”, en mi opinión, es una gran película. Es cierto que su historia carece de toda originalidad y sus diálogos no se encuentran a la altura de una película que es la mejor del año. La historia de los jóvenes que se enamoran y cuyo romance no es posible por razones económicas, familiares o sociales, es algo que se ha repetido hasta el cansancio a lo largo de la historia del séptimo arte. Sin embargo, sigue funcionando. Las historias de amor no pasan de moda. El punto es que aquí se conjugan dos elementos que transforman la película en algo más interesante. Por una parte, está la historia de amor entre los protagonistas, que transmite con acierto la emoción y la tristeza, que tiene su punto culmine en el trágico desenlace, situación que se produce sobre todo porque el espectador se involucra con los personajes. Por otro lado, el hundimiento del barco, que es el escenario más trágico que pudo haberse construido alrededor de la pareja protagonista. El inminente hundimiento pondrá irremediablemente fin a la historia. Eso el espectador lo sabe desde el comienzo. Es imposible que ese amor tenga futuro fuera del Titanic. Y aún cuando intuimos el final, la película no pierde interés, básicamente por los elementos técnicos, especialmente por la maravillosa dirección de James Cameron, que junto a la labor de montaje, le imprimen a la cinta un ritmo impecable, sin lagunas que provoquen tedio en el espectador, a pesar de las tres horas y tanto de duración.

La dirección, fotografía, efectos especiales, sonido, banda sonora, vestuario y en general la dirección de arte de “Titanic” son aspectos insuperables. No hay dudas que son elementos que se deben destacar. Como dije anteriormente las carencias que tiene la película pasan por la construcción del guión y las actuaciones, que sin ser mediocres, no están a la altura de otras buenas películas de aquel año, como por ejemplo “L.A. Confidencial” o “Mejor imposible”, que sobresalían en aquellos aspectos. “Titanic” ganó merecidamente todos los premios técnicos, llevándose once estatuillas, y coronando la noche con el premio a la mejor película de esa ceremonia, y lo que, sumando y restando, era lógico.

“Titanic” representa el triunfo del cine comercial de masas. Es el comienzo de una era en que la recaudación es el indicador preciso para decidir si continuar o no con una franquicia. Y obviamente define el éxito o fracaso. En ese aspecto, la cinta de Cameron salió triunfadora. Reconozco que no es una obra maestra, pero también es ilógico decir que es una mala película. Puede no gustar, pero su grandiosidad técnica es un argumento válido para al menos decir que tiene muchas virtudes. Nunca una historia de amor tuvo tantos seguidores, espectadores y premios y eso algo quiere decir. El hundimiento del Titanic es una excusa para contarnos una historia de amor inolvidable y magníficamente bien rodada. El cine es un medio de expresión de emociones, y cuando estas emociones la venden en un bonito envoltorio, mejor aún.

PD: Por último, añadir que eso de los finales “no felices” funciona mucho mejor que un “happy ending”, basta con mirar esa trágica historia de amor, “Los puentes de Madison”, entre muchas otras.
Juan Antonio
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