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España España · Madrid
Voto de Argay:
6
Fantástico. Acción. Aventuras Tras la ruptura de un acuerdo milenario entre la humanidad y ciertos poderes invisibles, el infierno en la Tierra está cada vez más cerca. Un líder despiadado decide traicionar a sus ancestros y organiza un ejército de criaturas diabólicas. Sólo un gran héroe podrá derrotar a este ejército. Se trata de Hellboy. Con la colaboración de la Agencia de Investigación y Defensa Paranormal, Hellboy viajará entre dos mundos, combatiendo seres ... [+]
1 de septiembre de 2008
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Del Toro es un director con personalidad, al menos, desprende un halo de identidad e integridad que muchos de sus homólogos carecen. Sabe de lo que habla, pero aún más importante, sabe de que le gusta hablar. Por eso al extraordinario personaje de un cómic de segunda se lo toma muy en serio, y paradójicamente, nos lo muestra en plan broma, en plan chiste (con mucha gracia eso si), como si meterse en ese mundo de criaturas extrañas y demonios tuviera una seriedad inherente que ha de tomarse a broma para poderla entender.
De gustar y gustarse modelando personajes a cual más extraño y estrambótico sabe y mucho. Quizás por eso sigue huyendo cuando puede del modelado digital, le gusta fabricar sueños y que esos tengan cabida en el plató de forma física, modelable, íntegra. Quizás lo que mejor hace es también lo menos destacable del conjunto, porque no sabe a nuevo sino a maestría conocida. Quizás entonces habrá que pararse en los actores y señores, Del Toro no sólo sabe fabricar personajes bizarros y grotescos, sino también darles vida a través de unos formidables Ron Perlman y Doug Jones. Entonces pensamos en esa canción que dos criaturas extrañas y enamoradizas cantan a pleno pulmón con un par de cervezas en la mano mientras el malo (que no es tan malo) hurde un nuevo plan malísimo (que tampoco es tan malo). Y es que incluso Hellboy tiene su corazoncito. Y, entonces, entiendes que el nuevo Del Toro sigue siendo más de lo mismo pero mejor. Igual de barroco, de recargado y excesivo, igual de divertido, de niño adulto que te cuenta historias de monstruos a hora vespertinas, de esas que puede ver todo el mundo, porque y eso es lo nuevo, Del Toro sigue siendo igual de romántico, igual de enamoradizo, y si, posiblemente igual de cursi ¡No cambies nunca!
Argay
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