Lo mejor de este King Kong es, sin duda alguna, sus exóticas y emocionantes escenas que transcurren en la isla. Las interpretaciones son solamente correctas, pero el montaje, muy impresionante en los más de 180 minutos de duración de la película, suple con mucha eficacia y oficio los defectos de los actores, (inadecuados personajes interpretados por Jack Black y Adrien Brody, sobre todo). Aunque en algún momento dado es inevitable acordarse de los dinosaurios de Spielberg que pululaban en la mediocre "Parque Jurásico", los que aquí se muestran están mucho mejor conseguidos en lo que se refiere a infografía digital. Los "mohinos", lloreras varias y "cucamonas" de Naomi watts, son otro de los pocos puntos negativos que tiene este film, que podría convertirse en la mejor película, (comecial, claro está, NO independiente), del año 2005.