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España España · Málaga
Voto de Kaori:
6
Intriga Mycroft convence a Sherlock Holmes para que recupere unas fotografías tomadas por Irene Adler, una dominatrix que pretende implicar en un escándalo a la Familia Real británica. Holmes descubre muy pronto que Irene es tan inteligente como él. ¿Ha encontrado Sherlock, por fin, su alma gemela? Primer episodio de la segunda temporada de la miniserie "Sherlock". (FILMAFFINITY)
16 de septiembre de 2017
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empieza bastante bien la segunda temporada de «Sherlock» con este «Escándalo en Belgravia», adaptación del relato «Escándalo en Bohemia». Bueno, adaptación, adaptación, pues no, más bien inspiración.

La historia tiene como punto fuerte la aparición de «la mujer», Irene Adler. La sexualidad de Sherlock Holmes, del verdadero Sherlock Holmes, ha sido y es fuente de todo tipo de comentarios. Le decía a unos amigos el otro día que puestos a arriesgar e interpretar cosas, un personaje como Holmes sería muy fácilmente reconocible como homosexual. Esta lectura, de hecho, sobrevuela de forma incesante durante la serie, al menos hasta el momento, y a mí eso me gusta.

La Irene Adler de Conan Doyle era una cantante reputada y como toda cantante reputada pues tiene sus asuntillos amorosos que pueden desembocar en escándalo, pero no deja de ser llamativo que al modernizar el personaje la hayan convertido en prostituta. Eso sí, de lujo y dominatrix. Pero no deja de ser una prostituta. Esto ¿no es una degradación para el personaje? «La mujer» vende su cuerpo por dinero, para alcanzar fines, para lograr información, y no importa que domine o no domine; es intrínsecamente humillante para ella, para nosotras. No entiendo bien las intenciones de esto. Quizá han querido producir un contraste entre la frigidez de Sherlock y la promiscuidad de Irene, pero el resultado, el conjunto, la visión que finalmente queda no deja de ser triste para quien se supone que es un ideal de mujer. ¿Y este ideal se limita a vivir de su cuerpo? Esperaba más de ti, Irene.

El capítulo es bastante juguetón y el Sherlock Holmes de Benedict Cumberbatch consigue algo muy interesante: que aumente su atractivo sexual. ¿Por qué? Esto es maravilloso: precisamente porque no se deja seducir. Este Holmes demuestra con sus pocas ganas «de cenar» que el rechazar a una mujer, o a todas las mujeres, no va en detrimento de su masculinidad; de hecho, la multiplica. Lo mismo le ocurre a las mujeres, solo que ahora está mal visto decir «no», con lo sexy que es.

Al final fastidian bastante la historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kaori
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