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España España · Málaga
Voto de Kaori:
7
Western Un grupo de colonos buscadores de oro se establece en un lugar de California, pero sufren el acoso de los hombres de Lahood, el propietario del resto de las explotaciones mineras. Pero un día al poblado llega un misterioso y frío predicador (Clint Eastwood) que se pone de parte de los colonos, y comienza a enfrentarse al temido cacique local. (FILMAFFINITY)
30 de noviembre de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clint Eastwood dirige y protagoniza este inolvidable western nevado y de ultratumba, demostrando que sabe y que puede hacer grandes cosas. Lo malo es que la mayoría se fija en lo más burdo, como la «Sin perdón» que vendría años después para encasillar a Eastwood definitivamente en una clase de cine y de personaje lamentables. La vida es así.

El punto de partida es de sobra conocido, pero «El jinete pálido» explota el argumento como nunca: un misterioso predicador llega a un pueblo donde un pequeño grupo de buscadores de oro sufren las presiones y amenazas del cacique sin escrúpulos de turno. Su actitud salvadora levantará los ánimos entre los hombres y las pasiones entre dos mujeres: una madre y una hija adolescente que se disputarán, íntima y en silencio, el amor imposible de este desconocido fantasmagórico.

El protagonista absoluto es ese atractivo jinete sin nombre, alto y delgado, a lomos de una caballo blanco, con la espalda acribillada y los ojos extraños que aparece casi por invocación divina, como el ángel exterminador que llega con el Apocalipsis. Toda su presentación es sobrecogedora y las referencias bíblicas son de una potencia incuestionable; porque cuando se sabe emplear bien la religión, le da un tono a la obra que te hurga en las entrañas. Al final puede que nuca sepamos quién es realmente el Predicador, pero no importa, ¿verdad?

Importa más lo que se esconde detrás de su rostro apacible y lo que guarda bajo llave. La trama se complica a medida que avanzan los minutos, los villanos se multiplican, los deseos aumentan, la esperanza se consolida, el odio crece y la figura del jinete pálido va y viene con su sobrero y su gabán rojizo, trayendo para los justos el Cielo y para los malvados el Infierno. Muy buen duelo final con un «¡Tú!» tan sencillo como esclarecedor y un desenlace perdido en el eco. Cuánta belleza.

A destacar, la fotografía oscura de Bruce Surtees, en la que los rostros detrás de los cristales inquietan y maravillan a un tiempo, junto con unos impresionantes paisajes naturales, ya sean nevados, montañosos o de bosques; un ritmo tétrico y adecuado; concisos y significativos diálogos; y, cómo no, un Clint Eastwood encarnando a uno de los personajes más fascinantes del western. Este sí es un héroe.

Esto sí es Cine.
Kaori
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