Los últimos 40 minutos del capítulo final de la primera temporada de "True Detective" son absolutamente brillantes y están rodados con una inteligencia, un pulso, un tacto y una creatividad deslumbrantes.

Acabo de terminar este último capítulo y tengo la misma sensación de tristeza y satisfacción que tuve al terminar series como "LOST" o "Breaking Bad".

Los personajes de Rust y Marty se han ganado todo mi cariño gracias a las actuaciones impecables de Matthew McConaughey y Woody Harrelson, a los que me rindo incondicionalmente.

La banda sonora es perfecta y se camufla con la atmósfera siniestra y oscura de la serie de una manera tan natural que nos permite asumirla con total facilidad y dejar que su eco resuene durante el resto de los días y semanas mientras esperamos con ansia un nuevo capítulo de esta maravilla de la HBO.

El guión es enrevesado, pero a la vez sereno, inteligente y realista, con los ENORMES monólogos filosóficos del gran Rust esparcidos a lo largo de 8 capítulos y situados en los momentos más adecuados, estudiados con una precisión milimétrica.

Y por último, las referencias son incontables y yo personalmente solo he pillado un par, por lo que tendré que verme esta GRAN SERIE una vez más. Y otra. Y otra. Y otra.

Sé que la siguiente temporada será totalmente diferente, con otra historia, otros personajes, otro director, otros guionistas... una serie nueva, vaya. Eso me da miedo, un miedo enorme porque puede que no vuelva a ver una temporada de "True Detective" como la que acabo de terminar. Como esto último puede ser tanto bueno como malo, rezaré para que la balanza se decante por lo primero mientras sigo pensando, viendo, escuchando, analizando y disfrutando de esta gran historia.

Estas son las series que te hacen creer en la televisión.