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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
2
Drama. Romance Drama basado en la verdadera historia de una pareja de artistas daneses, Einar y Gerda Wegener. La vida de este matrimonio dio un giro cuando Einar sustituyó a la modelo femenina que su mujer, Gerda, tenía que pintar. Cuando los retratos resultan ser un éxito, ella anima a su marido a adoptar una apariencia femenina. Lo que comenzó como un juego llevó a Einar a una metamorfosis inesperada. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2016
74 de 120 usuarios han encontrado esta crítica útil
Atorrante, y muy cargante, sucesión de enormidades y disparates que, tras la oportunista coartada del asunto reivindicativo y la siempre recurrente muletilla "basada en hechos reales", emerge como un producto de una falsedad, estupidez y cursilería insoportables, con cambios de tono y de ritmo absurdos y constantes, con reacciones psicológicas ridículas e imposibles y con una tendencia insufrible al folletín más estrepitoso y sensiblero.
Claro, ¿quién va a ser tan desaprensivo y desalmado como para no aplaudir arrobado ante tantas buenas intenciones y bellas pasiones que ayudan a colectivos sufridores y remueven los solitarios corazones y muchos amores del público más generoso? Quizás el que escribe estas desafortunadas palabras se inmole y diga que no por ser groseramente meloso y amañado vas a echar una mano al que pretendes ensalzar o salvar, que puede ser más bien al contrario, ya que al negarle su condición de complejo ser humano y hacerlo pasar por un santo, sin sus más y sus menos, sus posibles fealdades y miserias, además de, por supuesto, sus luces, le haces un flaco favor, le anulas, le utilizas, lo instrumentalizas, conviertes en un objeto, arma de propaganda, transformas su verdad crispada, seguro que con aspectos desagradables también (egoísmos, avaricias, perezas, mentiras...), todos los tenemos, en un prototipo sentimental acartonado, limado, pulido, listo para ser vendido al más bajo precio, de saldo, para todos los públicos; fabricado en serie y presentado a través de una intragable suma de actos llenos de amor (como producto prefabricado y de consumo masivo y facilón que sirve para todo en la ficción, para justificar cualquier incongruencia o aberración, sacrificadas en el altar ante el que todos se rinden esperanzados y admirados, identificados, con ganas de vivir aventuras parecidas en las que puedan ser esas heroínas tan relucientes y sufrientes, las que se entregan con fruición a la renuncia y la generosidad más grandilocuente), martirio y los mil un dolores y hermosuras empaquetados en el formato del melodramón más azucarado, o blanda tragedia llena, por qué no también, de otro poquito más de amor si cabe (siempre gusta y nunca sobra; por si alguien todavía no se había enterado de qué va esta novela rosa y amarilla del carajo). Sí, el susodicho y cinematográfico, otra vez, amor, tal vez solo un horror.
Toda la historia detenida en nimiedades, en bellas estampas, vestidos preciosos, músicas constantes (una banda sonora obsesivamente pensada para dirigir, como ovejas al matadero, las reacciones/sentimientos del pobre espectador), pinturas, transformaciones y diálogos de un cursi y relamido que tumbarían al más pintado para, sin solución de continuidad, ir, solo un momento después, a la carrera más enloquecida, entregarse de lleno a la superficialidad más irritante cuando se trata de explicar las decisiones o sensaciones más decisivas de los personajes, reducidos estos a grotescos monigotes empantanados en los tópicos más lacerantes del culebrón de celofán más oligofrénico, actual, adaptado a los nuevos tiempos tan aguados y falsos y al cine más aparente (por su buena factura y su dinero bien invertido en este sentido, en el de la fachada o la pura apariencia), tratando vidas terribles con los modos repelentes de un consultorio sentimental de brocha gorda y gran tirada.
Respecto a la aclamada interpretación de Redmayne, hay que ser sincero, al principio uno piensa que debe ser muy simpático y buena gente, una sonrisa siempre presente, por aquello de limar asperezas y poner buena cara al mal tiempo, más tarde te preguntas si quizás tiene algún problema en la mandíbula, esa mueca sigue ahí, independientemente de lo que sucede, como el Joker, da igual si nieva o sale el sol, finalmente te quieres ahorcar con una fular de lunares o cualquier bufanda de entretiempo, aterrado ante la siniestra posibilidad de que esa risa sea la de una máscara que alguien se olvidó de quitarle y ya es demasiado tarde.
Tratemos de concretar para variar:
Por ejemplo: se tiran más de media hora, increíblemente tediosa por repetitiva y amanerada e insistente, para explicarnos las maravillas sin fin de un matrimonio de pintores. Se quieren hasta el delirio, se desean hasta la desesperación (esa es otra buena, pasa de frenético devorador de sexo femenino a no querer saber absolutamente nada de su preciosa mujer, ni de ninguna, el resto de la película; contraste poco sutil, muy acelerado y nada creíble sería decir poco), se entienden, ayudan, comprenden, apoyan, admiran... Dejan triste, muy envidiosa la pobre, a la misma perfección cuando les contempla extasiada. Vale, bien, pasemos a lo siguiente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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