Después de la resaca que supuso la cocaína y la heroina en los 70 tardíos y en los 80, nadie podía esperar (o mejor dicho, nadie quería darse cuenta) de que en los 90 las drogas duras estuvieran tan en boga de tantos jóvenes, y Trainspotting, obra del cáustico escritor escocés Irvine Welsh, es un duro ejemplo de ello. Con un Ewan McGregor aún por descubrir, y un estupendo papelón por parte de Jonny Lee Miller (e incluso el cameo por parte del propio escritor, Irvine Welsh), la película se muestra con bastante fidelidad a la obra de ficción (o quizás no era demasiada ficción). El film nos muestra la vida de un grupo de amigotes alrededor del turbio mundo de las drogas (en especial, la heroína), pero en sí también abarca un campo aún más amplio, como algo tan humano como es el sentimiento de libertad, el libre albedrío, o como el propio Renton nos dice nada más empezar la película, "elegir la vida" (o no elegirla). La amistad, el amor, o la corrupción de todos los sentimientos puros y humanos debidos al síndrome de abstinencia son mostrados aquí, que aunque algunos piensen en frivolidad, otros creen en lo explícito del mensaje, en su realismo. Esta es sin duda una película obligatoria. Sencillamente genial.