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España España · Murcia
Voto de Vairal:
6
Drama. Romance Años 40. A consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, Casablanca era una ciudad a la que llegaban huyendo del nazismo gente de todas partes: llegar era fácil, pero salir era casi imposible, especialmente si el nombre del fugitivo figuraba en las listas de la Gestapo, que presionaba a la autoridades francesas al mando del corrupto inspector Renault. En este caso, el objetivo de la policía secreta alemana es el líder checo y héroe de la ... [+]
22 de julio de 2009
18 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo estaba deseando probar el shushi por primera vez. Estaba en el restaurante asiático y vi los apetitosos bocados. Tenían una pinta estupenda. Se me hacía la boca agua con solo mirarlos.
Me senté, pedí un plato completo para mi novia y para mí. Introduje uno en la boca y empezé a masticar. Fué muy raro. No se parecía en nada a ningún sabor que pudiera haber imaginado. Se me hizo una bola dentro de la boca y no pude tragarla. Lo escupí con discreción en la servilleta, que por mí lo habría escupido sobre la tumba del cocinero.

-Bueno, a lo mejor es que los de atún no me gustan....

Con desconfianza, me comí uno de salmón, que parecía más cristiano. No me lo podía creer.
¿Pero que cojones pasaba?..... ¡pero si no hay alimento en el mundo que yo no me pueda comer!..... si me gusta todo..... ¡hay que joderse!.

- Bueno, a lo mejor es que en este restaurante no tienen ni idea de cocinar shushi. Ahora que miro al cocinero, no parece del mismo Japón.... probaré en otro sitio.

En tres restaurantes probé, y en los tres casi ni probé el shushi de los huevos, mientras mi novia se ponía las botas.

Después de mucho pensar, he llegado a la conclusión de que no soy cool. No me gusta el shushi. La gente me señala por la calle y mis amigos se ríen de mi, pero me da tres cojones.

En fin, pues con Casablanca me pasa exactamente lo mismo. Joder. La he visto 3 veces con la esperanza de que me guste, de apreciar la buena película que todo el mundo dice que es, pero me ocurre como con el shushi.
Es muy bonito, muy vistoso, está muy currado y muy bien hecho, pero lo cierto es que no tiene casi sabor.
La pasión que se supone que aún sienten los dos protagonistas, y que es el eje de toda la película, es inexistente. No se nota. Tan solo frases bonitas y miradas estudiadas. Pero vacío en el fondo.
Luego, cuando me enteré que Bogart e Ingrid Bergman en realidad se odiaban, no me sorprendió en absoluto. No se palpaba el más mínimo rescoldo de amor en sus actuaciones.

Para terminar, quiero aclarar que le pongo un seis por respeto a todas las personas, que al igual que mi novia, son capaces de comerse un kilo de shushi.
Lo que me hace suponer que algo bueno tendrá.
Un saludo.
Vairal
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