La puntuación que le he dado a la película pertenece casi exclusivamente a la actriz protagonista Marion Cotillard, y a la voz desgarrada y emocionante de Edith Piaf. Si el resto de la película hubiera estado a la altura de estos dos imprescindibles elementos estaríamos hablando de una gran película. Pero no es así.
La historia comienza con la infancia de la protagonista. Y este comienzo no puede resultar más desesperanzador. Rodado con gran torpeza pese al derroche de medios, solo consigue que nos distanciemos del drama de esta niña que se cria en un burdel.
El resto de la película va mejorando ligeramente mientras el mito de Edith Piaf va creciendo, pero no deja de ser un relato confuso y atropellado de su vida. Es solo en la última parte donde se logra recuperar el tono que la película debería haber tenido desde el principio, logrando momentos excelentes. El momento en el que Edith Piaf conoce la muerte en accidente de aviación de su amante es realmente notable, y uno de los momentos cumbre de la película.
Pero es, sin duda, el impresionante, arrollador y conmovedor trabajo de Marion Cotillard el que eleva a La vida en rosa por encima de sus limitaciones, alcanzando cotas cinematográficas realmente notables. Esto unido a la extraordinaria voz de la cantante hace que nos olvidemos de todos los fallos (y son muchos) que empañaban este biopic de Edith Piaf.
Es una pena que director y guionista no estén a la altura del mito y de la actriz que lo interpreta por que podría haber sido una película redonda, ya que han contado con medios más que suficientes para poder hacerla.