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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Drama. Bélico Mayo de 1940. Winston Churchill (Gary Oldman) se convierte en primer ministro británico en un momento realmente crucial de la Segunda Guerra Mundial, pues los nazis avanzan imparables conquistando prácticamente la totalidad del continente europeo y amenazando con una invasión a Inglaterra. Churchill deberá entonces explorar la posibilidad de un tratado de paz con Alemania, o ser fiel a sus ideales y luchar por la liberación de Europa. (FILMAFFINITY) [+]
2 de febrero de 2018
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
26/26(26/01/18) Notable drama realizado por Joe Wright, biopic fascinante sobre la magnética figura de Winston Churchill aborda un pequeño tramo de su vida como epítome de su poderosa personalidad, sus primeros días como primer ministro cuando Hitler se acerca a Gran Bretaña durante la WWII, y debe decidir si ir a la Guerra o pactar con los nazis, como le empujan muchos a su alrededor, historia que dio origen a uno de los más famosos discursos de la historia “Lucharemos en las playas…” (4 de junio de 1940). Con vibrante guión de Anthony McCarten (“La teoría del todo”), se despliega un relato apasionante, thriller político subyugante, destaca una apabullante escenografía atomizada por la extraordinaria fotografía del galo Bruno Delbonnel, componiendo en sus claroscuros de interiores una sensación agobiante de claustrofobia anímica que hace mucho no sentía, pero sobre todo por la Homérica transmutación (esto no es interpretar) de Gary Oldman como Churchill, no actúa, se reencarna, es una metamorfosis a la altura de las más grandes actuaciones de la Historia, tanto que hace de la cinta un One Man Show, se apodera de la pantalla y la desborda, y el director a través de un argumento “talking” consigue atraparnos y a la vez captar las esencias del controvertido político, haciéndonos entender sin hacernos farragoso el desarrollo las complejas y cruciales decisiones a tomar, haciéndonos entendible este tablero histórico, ello aderezado por secundarios a los que se da cabida con pinceladas bien delineadas. Esta es una película que pondera el poder sugestionador de la palabra como el arma más poderosa para cambiar las cosas, ensalzando que hay veces que un liderazgo es vital para no tomar la decisión fácil, si no la justa ante la tiranía. Se da la casualidad que cual vasos comunicantes este es el segundo film que sobre Winston Churchill se ha estrenado ester año, el primero fue “Churchill” de Jonathan Teplitzky, en este caso aborda la previa al Día D, el otro análogo es “Dunkirk” de Christopher Nolan, con que se podría hacer un crossover, sucediendo en los mismos días. Ha obtenido seis nominaciones a los Oscar (Mejor película; Mejor actor principal; Mejor fotografía; Mejor diseño de producción; Mejor vestuario; Mejor maquillaje), el de Gary Oldman es indiscutible, si no hay que pensar en tongo.

Thriller trepidante apremiado por la sobreimpresión constante de como pasan los días desde el 9 de mayo de 1940, mientras Francia está siendo arrasada por los nazis, y se acerca el momento clave en que Inglaterra debe decidir si pactar o batallar, el Parlamento británico ha perdido la confianza en el pacifista primer ministro Neville Chamberlain, esto mostrado como si esta cámara fuera la antesaladel purgatorio, y él único que tiene el consenso con el pala mayoría de la cámara es el combativo Winston Churchill, él único que vio venir de lejos el peligro nazi, el director posee el ingenio de tardar en presentar al protagonista, creando tensión a su alrededor en su fuera de campo, y cuando aparece lo hace entre la semi-oscuridad de su dormitorio, iluminado por vez primera con el fósforo con que va a encender uno de sus puros, y a partir de entonces su poder de sugestión se mantiene intacto durante todo el metraje, ello con un Wright vigoroso, ágil, electrizante incluso en los momentos más serenos sabe dar algo sustancioso, haciendo elogio del poder de las apalabras como un arma poderosa. Creando en todos los escenarios una uniformidad estética, ello con el elemento del cenital como alegoría de estar ante un tablero de ajedrez, ejemplo es cuando nos salimos de Londres para ir al campo de batalla de Calais, el enérgico plano que arranca en el suelo y sube hacia el cielo nocturno para darnos la situación de nimiedad de ese cuasi-Álamo, y como es fulminado por las bombas de los stukas que hacen desvanecer el lugar. Maneja los interiores el director deforma extasiante aprovechando el magnetismo de Gary Oldman en sus andares por los estrechos y semi-oscuros pasillos. Asemejándose al film germano “El hundimiento” (2004) en el mencionado manejo de los búnkeres y en ser un One Man Show, aunque a mí me ha gustado más este film inglés que el teutón.

La puesta en escena, pese a ser un thriller despachos es sencillamente Abrumadora en su poder de expresar un estado de animo sombrío, con un espléndido diseño de producción de la seis veces nominada al Oscar (este año dos junto con esta por “La Bella y la Bestia”) Sarah Greenwood, rodando mayormente en interiores (Ealing Studios-London; Warner Bros. Studios, Leavesden; Houses of Parliament, Westminster; Wentworth Woodhouse para el Buckingham Palace), recreando con realismo los diferentes escenarios, los palacios, parlamento, cuarteles, búnkeres, salas de guerra, o epicentro bélico (Fort Amherst-Chatham-UK para Calais); Pero lo que maximiza estos escenarios es la superlativa cinematografía del galo nominado al Oscar por este trabajo Bruno Delbonnel (“Amelie”), con una labor fuero de lo común, haciendo de cada escena un cuadro expresionista, ya arrollando desde su inicio con un plano cenital (cenitales que surcan la cinta con hondura dramática) en un Parlamento envuelto en la oscuridad más tétrica, jugando con los claroscuros de forma epidérmica, que cala en el espectador la opresión y asfixia ambiental, jugando con los grises, con las sombras, con “zooms” gloriosos, con travellings enardecedores, con angulaciones emocionantes, con una iluminación velada que turba, envolviendo el metraje en un halo estético de resonancias góticas como hacia años que no veía en cine, con influencias a Rembrandt o Velázquez, Majestuoso, dos escenas pinceladas, una en la soledad de pequeña habitación habla por tfno. con el presidente USA Franklin D. Roosevelt y la cámara parece alejarse a millas de distancia empequeñeciendo a Churchill en una especie de túnel lóbrego en sinfonía con su ánimo por el desplante del mandatario USA,… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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