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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Drama. Romance Mae Doyle (Barbara Stanwyck) vuelve a su pueblo natal, una pequeña población pesquera de Monterrey (California). Allí se hace amiga de una joven (Marilyn Monroe) que trabaja en la fábrica de conservas. También conoce a un amable pescador (Paul Douglas) con el que se casa, aunque poco a poco se sentirá atraída por otro hombre del pueblo (Robert Ryan). (FILMAFFINITY)
28 de mayo de 2022
3 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
178/39(27/05/22) Decepcionante film menor del director vienés Fritz Lang. Obra influenciada por la nueva ola que llegó a Hollywood de melodramas tórridos europeos, siendo epítome de esto la exitosa adaptación de Elia Kazan de la obra de Teenessee Williams “Un tranvía llamado Deseo” (1951), estrenada un año antes, con la que esta tiene muchos paralelismos, siendo núcleo un triángulo amoroso con epicentro en una mujer recién llegada como una fracasada en su pasado. La película está basada en la obra de 1941 de Clifford Odets (en Broadway representada originalmente con Tallulah Bankhead en el papel de Stanwyck; Fritz Lang cambió el escenario de Staten Island a un pueblo de pescadores en California), adaptada para la pantalla por el escritor Alfred Hayes. Para un relato con ínfulas de cine negro, por su ambientación oscura, con la mayor parte de escenas de noche, con mucha amoralidad, con una femme fatale, y donde todo se ve venir de lejos, todo es muy previsible, donde el comportamiento de uno de los personajes resulta chirriante en su buenismo ridículo. Me refiero al rol que da vida Paul Douglas (demasiado sobreactuado) que es de vergüenza ajena no se dé cuenta de que está ofreciendo en bandeja a su amada a la que da vida Barbara Stanwyck (en una buena actuación remanente de la Phyllis de “Double Indemnity”), a su mejor amigo Earl (encarnado por un buen Robert Ryan, dando vida a un insatisfecho nihilista) con su proceder tontuno, no viendo lo que subyace entre ambos, máxime cuando ella no hace más que darle pistas una y otra vez, no me creo alguien de mundo sea tan cegato como para no ver la atracción de su pareja que se autodefine como insatisfecha por ese adalid machista encarnado por Robert Ryan.

Desilusionada por la vida de la gran ciudad, Mae Doyle (Barbara Stanwyck) regresa a su ciudad natal de Monterey, California, después de una larga ausencia. Su aspecto y aire sofisticado atraen la atención de Jerry D'Amato (Paul Douglas), pescador bonachón aunque demasiado simple que había conocido en su juventud. El hermano de Mae, Joe (Keith Andes, que parece estar para lucir pectorales, pues pasa la mayor parte del tiempo desnudo de torso), está saliendo con Peggy (Marilyn Monroe), mujer joven y sexy que no está segura del tipo de relación que le gustaría tener con él. Peggy anhela vivir con la libertad y la independencia que cree marcan la vida de Mae. Entra Earl Pfeiffer (un excelente Robert Ryan), un proyeccionista de cine cínico, que inmediatamente se siente atraído por Mae, pero su duro cinismo impide el desarrollo de cualquier vínculo significativo.

Tenemos un desarrollo monocorde, donde los caminos que se surcan están más surcados que la autobahn, nada sorprende, para un relato plano de folletín telenovelesco de usar y tirar, donde lo único que me mantiene atento es intentar ver al genio tras “Los Nibelungos”, “Metrópolis” o “M”, y por el contrario me encuentro un final acomodaticio y blandengue, ya sé que por mor del código de auto censura Hayes, pero si ya de por sí la historia me ha sido plana, sin apenas momentos oasis (lo mejor de esta trama, sin duda, el beso que se dan en la cocina la Stanwyck & Ryan, ella resistiéndose primero, y al final agarrándose a él con deseo irrefrenable, siendo ingenioso como escenifica el pre-orgasmo con esa mano bajo la camiseta formando la silueta de estar clavándole las uñas en su espalda), la conclusión me ha sido una tomadura de pelo.

Llama la atención el inicio que tiene, cual docu-drama naturista, exponiendo la dura labor diaria de los pescadores en Monterey, y la cadena que esto provoca en las fábricas de conservas, enmarcando Lang el contexto de su triángulo amoroso, pero esto termina por no ser importante, más bien parece una aportación gratuita. Un drama partido claramente en dos, siendo el interludio otra mirada documental al micromundo de la pesca. Dos partes separadas por una elipsis de un año. En la primera parte es la presentación d ellos personajes, y ya me resulta poco creíble como Jerry queda prendado por Mae, cuando esta claramente le es fría, no se puede ser tan cándido, es un elemento que me resulta inverosímil, y más el modo en que Jerry tiene de amigo a Earl, alguien que no hace más que reírse de él, cuando no despreciarlo. Hace que los engranajes chirríen mientras los ves moverse de modo diáfano; Y llegamos a la segunda parte y entonces estar ante un mundo paralelo, pues lo de Jerry llevando a Earl a su casa para dormir la ‘mona’, y luego a la mañana siguiente dejarlo solo con su esposa mientras él se va al trabajo, resulta de una estulticia propia de los que deseen les pongan los cuernos. Esto aderezado por que ve bien que Earl lleve a su esposa a fiestas mientras él está a otras cosas, parece pedir a gritos su mujer, que sabe no le ama (no sé cómo han podido tener una hija, habrá sido fecundada por esporas ¿?), le sea infiel. Para desembocar estas pretendidas pasiones bajas en un rush final muy cobarde, no queriendo molestar, apoyándose en una moralina rancia.

Añádase que muchas de las conversaciones y frases resultan de una pomposidad estridente por cómo no te puedes creer esta gente las esté diciendo, parece estés viendo como leen sus rebuscados diálogos ("El hogar es dónde vienes cuando te quedas sin lugares", dice Mae al principio).

Tiene algo que la hace recomendable, y es, aparte de los completistas de Lang (entre los que me cuento), la aparición de una radiante Marilyn Monroe en su primer papel importante, aunque sea de secundaria, deja huella por su naturalidad y frescura, de una beldad resplandeciente, con unos jeans ajustados, con bikini dos piezas, con su bella sonrisa, sensacional destello que hace presagiar la década que nos regalará antes de su aciago fallecimiento. Y eso que tuvo muchos problemas durante el rodaje, llegando tarde, olvidándose de las frases, improvisando, y sin embargo su luz opaca a todos en su presencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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