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Voto de TOM REGAN:
10
7,9
59.449
Drama. Romance. Aventuras
Georgia, 1861. En la elegante mansión sureña de Tara, vive Scarlett O'Hara (Vivien Leigh), la joven más bella, caprichosa y egoísta de la región. Ella suspira por el amor de Ashley (Leslie Howard), pero él está prometido con su prima, la dulce y bondadosa Melanie (Olivia de Havilland). En la última fiesta antes del estallido de la Guerra de Secesión (1861-1865), Scarlett conoce al cínico y apuesto Rhett Butler (Clark Gable), un vividor ... [+]
16 de octubre de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
174/29(29/07/12) El 15 del 12 de 1939, un film se estrenó en Atlanta, la Mítica ‘Gone The With Wind’, el más famoso de la Historia. Obra Maestra, habla de los cambios drásticos y de cómo afrontar las adversidades. La película sonora más larga hasta la fecha, basada en el best-seller homónimo de Margaret Mitchell (único libro que publicó en su vida), ganó el Pulitzer de 1936, una obra de productor, del megalómano David O. Selznick, compró (record en ese momento, 50.000 $) los derechos para hacer el melodrama total, un fresco histórico sobre el Sur de USA del S.XIX, una tierra anclada en costumbres decadentes que con la Guerra Civil colapsó, desde la visión de la clase dominante blanca (se roza y banaliza el inframundo del esclavismo), su producción ya merece una película por los mil avatares surgidos, fue un colosal éxito de taquilla, décadas la más taquillera. Scarlett O´Hara (colosal Vivien Leigh) lleva el peso haciendo creíble los 12 años que pasan, de 1861 a 1873, es una bella y consentida niña de 16 años, vive en una gran hacienda algodonera, ‘Tara’, pasa una plácida existencia en un mundo idílico, con grandes celebraciones, bailes, esclavos a su servicio, con la Guerra los acontecimientos se precipitan, al inicio para el Sur es una guerra de caballeros que ganaran rápido, se torna con los años en una derrota que lacerará el bucólico entramado social confederado, transformando a Scarlett, de una muchacha caprichosa manipuladora, en una mujer dura de carácter, se hará dueña de su destino pero no podrá dominar sus sentimientos. Una gran historia de amor con trasfondo histórico, los hechos evolucionan a la par que los protagonistas, el Sur es presuntuoso, se cree el ombligo del mundo, nada le afecta, la guerra es un juego, Scarlett también se lo toma como una trivialidad, pero llega la oscuridad en forma de la famosa Marcha del General Sherman, Scarlett topa con la dura realidad en su amada ‘Tara’, lo que era el Paraíso, deriva en un triste lugar, sin esclavos, sin comida, y teniendo que ponerse ella a laborar la tierra con sus manos, llegando uno de los monólogos más famosos de la Historia del Cine, una imagen que es Icono del Séptimo Arte, un fondo infernal rojo, el árbol y Scarlett puño en alto sosteniendo un puñado de tierra y <A Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre…>. Hasta aquí la primera parte, quizás más rica en escenas recordadas, la de Mami (gran Hattie McDaniel) apretando el corpiño a Scarlett, la colosal de la estación de Atlanta, un majestuoso panorámico plano en technicolor, poco a poco van apareciendo cientos de cuerpos tendidos en el suelo (muchos eran muñecos), la imagen se eleva y en última estancia vemos la bandera confederada rasgada, nítida metáfora del destino del Sur, el soberbio tramo de la huida de una Atlanta en llamas, en realidad decorados de films antiguos, como el de ‘King Kong’, como curiosidad Scarlett lleva el rostro tapado por el calor de las llamas,… (Continua en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
… la verdad era que la actriz para el rol aún no había sido contratada, esta era una doble, Selznick con las 7 cámaras en technicolor existentes capturó el fuego desde todos los ángulos, en esta parte está el tenso encuentro con el soldado desertor en Tara. La segunda mitad es más intimista, se da más en lujosos interiores, es la era de la Reconstrucción y Scarlett trepa en la escala social y económica por su fuerte carácter independiente y maquiavélico, hay un increscendo dramático glorioso acabando todo en las últimas frases, la de <Francamente querida, me importa un bledo!> nombrada por el American Film Institute en 2005 como la más memorable en la historia del cine, también sublime es cuando Rhett coge en brazos a Scarlett y sube la escalera, con la guinda de la mañana siguiente, ese rostro plácido de ella denotando que requiere de alguien que la domine, transgresor para su época. La química entre Vivien y Gable es un volcán en continua erupción, cada encuentro entre ellos es un regalo para los cinéfilos, las réplicas y contrarréplicas es chispeante, la sensualidad se desborda de modo turbador, y en los tramos dramáticos nos estremecen con dos complejas personalidades. Scarlett es una adelantada a su tiempo que domina a su antojo a los hombres, independiente y empresaria, al parecer una alter ego de la escritora, y Vivien le da vida de modo magnífico, una magna interpretación llena de vitalidad, de energía, de pasión, de sensualidad, de coraje, seguramente el mejor papel femenino del Cine. Clark Gable se come la pantalla en cada aparición, un actor gigante que imprime un carisma y tono pícaro a su Rhett extraordinario, un insulto a la lógica que no ganara el Oscar, al parecer un alter ego del primer marido de la novelista. Hay un equipo de guionistas comandado por Sidney Howard (muerto en 1939, antes del estreno), el fruto es portentoso en síntesis, nos obsequia con una épica romántica universal, aderezada con elementos de aventura e históricos, todo perfectamente engranado, con unos personajes maravillosamente descritos, situaciones muy bien planificadas, con frases y diálogos fascinantes, con ingeniosas notas de humor. Los directores desfilaron por la silla como si quemara, la comenzó George Cukor, trabajó en la preproducción dos años pero en tres semanas Gable lo vetó, pasando la batuta a Victor Fleming (el que aparece en los créditos finales), amigo de Gable, durante dos semanas Fleming fue sustituido por stress por Sam Wood. La fotografía la inició Lee Garmes, al mes Selznick lo echó por tenebroso, Ernest Haller los sustituyó. Con estos cambios, el film estaría abocado al desastre, pero el eje de la producción hace el Milagro, Selznick compone una Obra imperecedera, todo funciona como un reloj, su fluido ritmo no decae en momento alguno, la puesta en escena es sólida, un grandioso uso del technicolor, una memorable música de Max Steiner, su tema central, ‘Tara’, es un emblema del Cine, delito que no ganara el Oscar. Fuerza y honor!!!