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Voto de MissFinch:
10
Romance. Drama Elio Perlman (Timothée Chalamet), un joven de 17 años, pasa el cálido y soleado verano de 1983 en la casa de campo de sus padres en el norte de Italia. Se pasa el tiempo holgazaneando, escuchando música, leyendo libros y nadando hasta que un día el nuevo ayudante americano de su padre llega a la gran villa. Oliver (Armie Hammer) es encantador y, como Elio, tiene raíces judías; también es joven, seguro de sí mismo y atractivo. Al ... [+]
21 de mayo de 2018
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un cielo que tenemos la grandísima suerte de sobrevolar, un cielo en el que, al principio, los silencios, lo que se dice sin decir, lo que se sabe sin saber o sin saber que sabe lo que sabe, donde las miradas furtivas, pensativas, melancólicas, risueñas, curiosas, enamoradas (nosotros lo notamos ellos, menos) y, en contraposición, los gestos imperturbables de O., las reacciones ambiguas de E. nos mantienen en vilo hasta que llega ese magnífico momento en la Piazza de Piave - donde la danza de cortejo alrededor de ella, pausada aunque ansiosa, sin primeros planos - nos hace, por fin, partícipes de lo que llevamos esperando cincuenta minutos. Better speak...
Gracias, señor Guadagnino por el tiempo que le dedica al romance, romance en el más estricto sentido de la palabra. Y es que, para mí, CMBYN es, ante todo, eso, PURO romance. Se cuece a fuego lento por caminos largos y soleados de horizontes infinitos, bajo cielos despejados y aguas templadas de verano. Bajo la sombra de árboles bondadosos.
Romance llevado al extremo; cuando piensas que es imposible que pueda prolongarse más, porque se ha dicho lo que urgía decir y hecho lo que urgía hacer, te demuestran que sí se puede. Pocas películas he visto que le dediquen tanto tiempo a ese dulce proceso que es el enamoramiento con tal exquisita delicadeza. Días largos y calurosos llenos de anhelo y esperanza, una partida de ping pong del amor que va soltando ingenio para encantar y recelo e indiferencia cuando dudan. Celestial tira y afloja durante casi ochenta minutos.
Las manos de E. y el piano, Liszt, Busoni y Bach seduciéndole, conquistándole, seduciéndonos. Arropada, además, por una banda sonora que te abraza y te envuelve, los abraza y los envuelve, porque somos uno con ellos por la música. Lo abarca todo, nos atraviesa. Mystery of love es un milagro e inconcebible que no ganara el Oscar.
Como verla en versión original es un placer y una obligación, te pierdes muchísimos detalles mientras lees los subtítulos y esta película, en particular, es puro detalle, respira, vive y se alimenta de ellos y un revisionado es ¡imprescindible! y, al final, siempre espero su mirada, mezcla de nostalgia, esperanza, triunfo... es la mirada de un joven precoz que ha querido profundamente, que sabe de su suerte y atesora su dolor afortunado. ¿Nos reta?
Y si me preguntan, cuando me preguntan...digo que es poesía, una obra de arte. Porque el arte, el arte que te toca es lo que tiene, se te adhiere a la mente, a la piel y pasan días y no te lo puedes quitar ni con jabón ni con esponja.
Es evidente que esta bellísima película no hubiera sido posible sin una dirección exquisita, delicada y elegante, si no contara con el reparto con el que cuenta, sin dos protagonistas tremendamente talentosos y bellos a partes iguales, sin la innegable química y autenticidad que desprenden, sin esa fotografía. Todo funciona y así se siente, así se vive. Sobrevolamos ESE verano en el norte de Italia de 1983.
MissFinch
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