Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de Rómulo:
8
Romance. Drama Basada en la novela de James Baldwin, "If Beale Street Could Talk". La película sigue a Tish, una mujer de Harlem embarazada y recién prometida, que lucha contrarreloj para demostrar la inocencia de su pareja. (FILMAFFINITY)
3 de febrero de 2019
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El blues de Beale Street (If Beale Street Could Talk)

La interminable lucha racial por la igualdad y los derechos del hombre, aunque parezca mentira, aún continúa vigente en EE.UU, el país más poderoso de la Tierra. Y aunque el arrojo y valentía de hombres como Martin Luther King y su contemporáneo Malcolm Little o de Tommie Smith y John Carlos con los puños enguantados en alto durante los Juegos Olímpicos de México en 1968, sin olvidar el coraje de Rosa Park cuando en 1955 se negó a ceder su asiento a un hombre blanco, hayan fructificado, las temibles cabezas de la Hidra y su aliento venenoso no terminan de ser extirpadas para emerger cada vez que los vientos del fanatismo les son favorables.
Y de eso va “El blues de Beale Street” -basada en una novela de James Baldwin publicada en 1974-, el último prodigioso trabajo que dirige y escribe Barry Jenkins, autor también de la inolvidable “Moonlight”. Jenkins traslada la acción al Harlem neoyorquino de principios de los 70 para contarnos la sublime y desgarradora historia de amor de una joven pareja afroamericana sometida a la tiranía y prejuicios de una sociedad de mayoría blanca que no termina de considerarlos como sus iguales.
Con un lenguaje y estructura narrativas marcadamente teatral, Jenkins construye una película de una belleza incomparable. A través de una fotografía nítida y sin apenas profundidad de campo, los primeros planos cobran todo el protagonismo. Con el gesto y la mirada, los protagonistas hablan, nos trasmiten su desesperación y angustia pero también aquellos otros momentos en los que la ilusión y la fe sostienen su esperanza. Los diálogos son parcos y escrupulosamente contenidos pero de una hondura e intensidad que taladran el alma del espectador. Excepcionales movimientos de cámara, encuadres, planos y contraplanos, forman parte de esta maravillosa sinfonía de un cine que no necesita explicarse porque respira sensibilidad y ternura.
Tish (Kiki Layne) y Alonso (Stephan James), después de una larga amistad que hunde sus raíces en la niñez, descubrirán un nuevo sentimiento: la irrefrenable llamada del amor. Y el fruto de ese amor les colmará de dicha pero pronto sentirán en su propia carne la dolorosa mordedura de la intolerancia y la discriminación.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow