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Voto de Reaccionario:
8
Drama. Romance. Aventuras Georgia, 1861. En la elegante mansión sureña de Tara, vive Scarlett O'Hara (Vivien Leigh), la joven más bella, caprichosa y egoísta de la región. Ella suspira por el amor de Ashley (Leslie Howard), pero él está prometido con su prima, la dulce y bondadosa Melanie (Olivia de Havilland). En la última fiesta antes del estallido de la Guerra de Secesión (1861-1865), Scarlett conoce al cínico y apuesto Rhett Butler (Clark Gable), un vividor ... [+]
29 de mayo de 2014
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente la película más mítica de la historia del cine. Su éxito fue tan inmediato como apabullante. En la ceremonia de las Oscars de 1940 le fueron concedidos entre 8 y 11 premios, según cómo se mire, aunque al final se suelen reconocer 10, que junto al número de nominaciones, que fueron 13, la convierten en la cuarta producción de todos los tiempos en cuanto a galardones, según la Academia, y la primera hasta los 11 de "Ben Hur" (1959). Por supuesto a mejor película pero de los muchos aciertos, a los actores, al excelente guión adaptado (qué diálogos más buenos), al montaje, a la dirección artística, impresionantes decorados o vestuario, me quedo con el blanco y de falda roja cuando celebran las navidades, o a la preciosa fotografía, magistral la del primer parto, sobre siluetas negras con un fondo de luz anaranjada, sorprende que Olivia de Havilland o Clark Gable como actriz de reparto y actor principal o Max Steiner por su inolvidable banda sonora se quedaran en blanco. Aun siendo esto ya meritorio, mejor aún le fue de cara al público. A precios ajustados, sería la más taquillera de todos los tiempos. Para que os hagáis una idea de su éxito, si en Estados Unidos, la mejor de 1938, "Vive como quieras", recaudó cuatro millones de dólares "Lo que el viento se llevó" se embolsó casi 199 millones. Hasta "El Exorcista" (1973), no hubo otra que la superara en cifras brutas.

"Lo que el viento se llevó" es única e irrepetible. Uno no encuentra algo parecido en la década de los 30 ni en la de los cuarenta, ni tampoco después. Es como si estuviera al margen del tiempo, con un estilo particular imposible de definir: clásico, pictórico, expresionista... Es en definitiva la magia del cine que aparece de imprevisto. Poniéndose un poco cursi es quizá la que mejor representa esa creadora de sueños que es Hollywood. En su momento carísima superproducción, la adaptación de la novela homónima de Margaret Mitchell ganadora del Pulitzer, no sólo es un intenso, grandioso, complejo y apasionado melodrama sureño, con la Guerra de Secesión como telón de fondo, de amores tortuosos y tragedias personales, sino que además cuenta con el que puede ser el personaje femenino más importante del séptimo arte. Tonta, caprichosa, frívola, egoísta y hasta malvada pero también rebelde, orgullosa, tenaz y con una fuerza infinita. A veces increíblemente infantil, otras muy madura y siempre adorable, debieras odiar a Scarlett O’Hara (una maravillosa Vivien Leigh que está casi siempre bellísima) pero es imposible no amarla. Completa el cuadro el perfecto galán Rhett Butler (Clark Gable), cínico "caballero", y la bondad en persona, Melanie (Olivia de Havilland), tal vez la única capaz de ver lo que los otros dos son incapaces: que en realidad Rhett como O'Hara son buenos.
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