Muy entretenida. Comedia desenfadada, muy bien de ambientación, tempo, interpretaciones y guión que, a pesar de no tener grandes pretensiones, podríamos clasificar como humor inteligente.

Aunque viendo el tráiler pueda parecer una parida más, al estilo de las que se producen a patadas en Estados Unidos y se nos olvidan a los cinco minutos, no tiene nada que ver. Aquí se sustituyen las bromas escatológicas y el chiste fácil por situaciones del tipo "tierra trágame", tan extremas como completamente verosímiles, y un cierto sabor agridulce que la sitúa a caballo entre el romanticismo y la autocompasión, pero sin empalagar ni buscar la lágrima, es decir, sin decantarse por ninguna de las dos vertientes, si no entretener sin más, mientras se nos presenta una historia ágil y directa que a muchos les resultará extrañamente familiar.

Por patético que se nos presenta al personaje principal (que, sin ánimo de ofender, le va como anillo al dedo al bueno de Gorka Otxoa), el devenir del argumento consigue que los espectadores nos identifiquemos con él (sobre todo los que consideramos que Bunbury está, por decirlo finamente, un poquito sobrevalorado) y que compartamos parte de la vergüenza ajena producida por cada nuevo fracaso.

Impagables los interludios imitando documentales añejos de la 2, que harán de dominio público palabros hasta ahora poco utilizados como "pagafantas", "lémur", "el abrazo del koala", o "hacer una cobra" (también llamado, por cierto, "hacer un matrix").

En definitiva, una película tan divertida como necesaria. Supongo que a los hombres nos gustará más que a las mujeres, pero bueno, a estas últimas no les vendrá mal comprender (si es que no lo tenían asumido ya, cosa que me parece harto improbable) que la mayor parte de sus "mejores amigos" siempre quisieron ser, como diría Camilo Sesto, "algo más que eeesoooooooo". ¡MELANCOLIIIIIIIIAAAAA!