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España España · Madrid
Voto de Naran:
10
Drama Adaptación de la novela homónima de Harper Lee. En la época de la Gran Depresión, en una población sureña, Atticus Finch (Gregory Peck) es un abogado que defiende a un hombre negro acusado de haber violado a una mujer blanca. Aunque la inocencia del hombre resulta evidente, el veredicto del jurado es tan previsible que ningún abogado aceptaría el caso, excepto Atticus Finch, el ciudadano más respetable de la ciudad. Su compasiva y ... [+]
18 de diciembre de 2007
34 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces una brillante novela –como la que se inspira esta película, una de mis favoritas- ha sido tan bien llevada a la pantalla. Matar a un ruiseñor es más que un drama judicial de carácter racial ambientado en los años 30. El protagonista es abogado, pero ante todo, un ser humano. Y es que, en nuestros tiempos, es posible ser las dos cosas, aunque no sea cosa común. Y padre. La educación subyace detrás de un argumento apasionante.
La grandeza radica en la apasionante historia, que narra la historia desde el punto de vista de los niños. Es su visión lúcida e inocente, que ven cómo su padre viudo se la juega en nombre de la justicia y es repudiado por ello. Gregory Peck interpreta a Atticus Finch –el único personaje entrañable que le valió un Oscar-, el honesto abogado de un joven negro acusado de violar a una muchacha blanca, durante los años de la Depresión. Todos hemos querido un padre como Atticus. Y quien mejor que Gregory Peck para interpretarlo. Atticus, viudo, intenta educar a sus hijos, transmitiéndoles la perspectiva razonable de las cosas. Si a la historia le faltaba fuerza, ésta se la da la voz de fondo de la hija, desde su timidez y desde un lejano futuro.
La novela, ganadora del Pulitzer -única obra de su autora, Harper Lee- fue respetuosamente adaptada por el también oscarizado Horton Foote, y mi estimado director Robert Mulligan realiza un gran ejercicio de estilo en el que, más que la letra, respeta los climas, el aire de ese pueblo en el que se respira verdad a pesar de haber sido reconstruido en estudio. Un clásico con grandes personajes que supuso el debut de otra estrella, Robert Duvall, como hombre mudo clave en la trágica historia. Produce Alan Pakula y musicaliza Elmer Bernstein. Y si no ganó el Oscar a la mejor película fue porque competía con Lawrence de Arabia, quizá un mal año para estrenar una obra maestra de tal sencillez.
"Una página dulce... y amarga... ¡arrancada de la vida misma!". Pocas veces he visto un eslogan tan certero. Conforme vamos creciendo, recordamos estas lecciones de vida. Gregory Peck siempre dijo que se trataba de su película favorita. Y la mía. Pocas películas enseñan tanto sobre la integridad humana, el sentido del deber, la honestidad, la justicia, la familia, y la importancia de vivir en comunidad y de aportar algo a la misma.
Concluyendo con una cita: "Ver Matar a un ruiseñor hoy es más que ver una película, es todo un ejercicio espiritual para sanear el alma en este mundo veloz en el que los peajes de los atajos se pagan con la inocencia, un precio extremadamente caro..." (El especialista).

-El spoiler no es tal, falta de espacio-
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Naran
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