Louisiana, 2012. Dos policías jóvenes interrogan por separado al ex-policía Marty (un Woody Harrelson al que los años se le notan despiadadamente en el poco pelo que le queda, los rasgos cansados y la tripa algo prominente, propia del bebedor habitual) y a su ex-compañero Rust (un Matthew McConaughey con todas las pintas de un fumeta impenitente bastante colgado con una inteligencia sobresaliente entre los efluvios del tabaco y la cerveza). Hay algún caso muy tétrico no resuelto y estos polis de nueva ola vienen dispuestos a tener éxito donde los veteranos fracasaron.
Y, voilá, de golpe retrocedemos diecisiete años, hasta el comienzo de todo en 1995. Woody tiene pelo y menos de cuarenta (siempre me admiran los milagros del maquillaje y de la tecnología que sea que empleen para transformar así a los actores). Matthew lleva el pelo corto y ropa normal, aunque conserva la misma aura nihilista de tipo al borde del suicidio pero que atisbas que es tan obstinado cuando se le mete una cosa entre ceja y ceja que incluso estará dispuesto a retrasar, si puede, su tentadora cita con la muerte para resolver ese asunto que le obsesiona hasta el punto de darle un motivo para seguir viviendo.
Ambos hacen un macabro descubrimiento en el bosque y a partir de ese momento se inaugura una de las investigaciones policiales sobre asesinatos en serie más cojonudas de la historia de las series.
Y cuando fui a ver, ya me había quedado enganchada en esa Louisiana rural, en ese ambiente envarado que esconde secretos de los que no solamente desmienten la imagen de que las zonas de campo son siempre idílicas, sino que bastan para dar un vuelco total a los cimientos de una sociedad que desde fuera parece tranquila e inocente pero en realidad guarda ese silencio de la complicidad ciega y culpable.
Ya me había metido en los problemas personales y profesionales de Marty y Rust (qué inmensos están los actores que los interpretan) y en la excelente actuación de Michelle Monaghan, secundaria de lujo que completa el triángulo de fuerzas.
Cuando ya lo único que quería era continuar con ellos, va la temporada y se acaba... Y no los volveré a ver. Parece ser que la estructura es la de un caso por temporada con actores cambiantes. Sólo me queda esperar que la siguiente sea como mínimo tan buena como la primera.
Curráoslo bien, guionistas.