Moulin Rouge, amor en rojo

Renovación de un género que no pasaba por su mejor momento. Originalidad y romanticismo juvenil en la obra de Baz Luhrmann, cuyos primeros minutos no son aptos para impacientes ni para cardiópatas, en un extraño intento de liquidar media sala. Después todo son sorpresas agradables. La mezcla de Elephant Love Medley despierta el interés y retoma un guión hasta entonces incomprensible. El tango de Roxanne se ha comparado con un video musical, pero la fuerza que desprende y el momento en el que se disfruta lo convierten en una de las mejores escenas de los últimos tiempos. Una buena película aderezada con pequeñas dosis de gran gusto y con dos actuaciones sobresalientes, Nicole Kidman y Ewan McGregor. El vestuario y la dirección artística, oscarizados. La banda sonora, imprescindible.

Sinceramente recuerdo a esta película por los intensos dolores de estómago que me causó. No creo que haya sido un mal día ni que yo estuviera enfermo. Es simplemente lo feo que me resultó el filme. Un video clip de boutique monótono y aburrido. Mi acompañante, quien fue ella la que me sugirió ir a verla se veía tan campante y se atrevió a preguntarme: ¿no te gustó?... Pero ¡cielo santo! ¿Cómo va a gustarme semejante híbrido de película?. Nuca había salido del cine con tremendo dolor de estómago y seguro estoy que no eran las palomitas.

Este título es su canto y lo que cuenta la película en general. Es el espectáculo bohémio por excelencia, el espectáculo que quisiéramos vivir todos y... ¿es que hay algo más importante que su canto: libertad, belleza, verdad y amor? ¿Alguien necesita algo más para sentirse bien consigo mismo de forma anímica?
Película viva, llena de color y música fresca, alegre, tierna, conmovedora e incluso reivindicativa en ocasiones.
Cuenta una historia de amor desde el género del musical y lo hace de manera sobresaliente ya que está muy bien hilvanada la historia de los amantes con los números musicales. Por cierto, su banda sonora es preciosa.
De gran belleza estética, no sólo por los protagonistas sino por sus imágenes y colores que van del rojo (pasional y con carácter) hasta el azul (frío y vulnerable).
De todas formas no es una película para recomendar a todo el mundo ya que es perfectamente entendible que haya gente a la que le parezca una chorrada por el tono y expresion exagerado en los diálogos de los personajes y si a eso unes que no le gusten los musicales....
A destacar la inocencia, sinceridad y entrega de Cristian (Ewan Mc Gregor). Nicole Kidman demuestra una vez más sus dotes como actriz.

Lo he intentado una y cien veces, pero es imposible: soy incapaz de ver con gusto y sin bostezos esta especie de musical, drama, romance, cómic, y broma.
La película prometía, y la primera vez que la vi, empecé con ilusión, pero según avanzaban los minutos, me poseía más y más el aburrimiento y a la vez la sorpresa. El aburrimiento por la lentitud del desarrollo; por la ñoña, cursi, y pastelosa trama; por la horrible puesta en escena; y por los vomitivos momentos musical, momentos, por cierto, que no merecen llamarse "musicales", sino más bien ataques sin compasión a la sensibilidad del espectador.
La sorpresa por la capacidad que tiene Nicole Kidman para espantarme cuando actúa; por que Ewan McGregor se prestase a interpretar el papel de Christian y por las buenas críticas que leí antes de verla.
Lo mejor: el final, ese momento en el que ves que no vas a tener que sufrir más.
Lo peor: Nicole Kidman, el atrezzo, y las canciones

Estoy enamorado de esta película. Me gusta su ritmo, su ambientación, sus colores fuertes, su cámara loca, sus personajes, la historia... y sobre todo la magnífica selección de canciones, que como en los musicales de antes, encajan perfectamente en el desarrollo de la historia.

Tiene muchos momentos para el recuerdo, algunos de risa, otros te enternecen hasta la lágrima. Cuando la vi en el cine, en una sala repleta, todo el mundo lloraba de pena, totalmente sumergido en la historia. Eso es magia, eso es cine.

DA miedo de pensar como se tuvo de planificar para luego rodarla. Son tantos detalles, tantos planos calculados al milímetro, tanto cariño y esfuerzo que se nota en cada plano...

Y no voy a decir nada de Nicole Kidman en la interpretación de su vida. Nunca volverá a estar tan guapa y tan humana como en el papel de Satine...

Dice mucho de la seguridad del autor en su obra, que empiece la película revelando el final. Es una auténtica declaración de principios, diciendo que lo importante es el camino, no el destino.

Y no le falta razón.

Por supuesto la veo una vez al año... al menos!!!!

HE DICHO