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La sombra del actor

Drama Simon Axler (Al Pacino) es un veterano y famoso actor de teatro que sufre de repente un bloqueo interpretativo. Tras una penosa interpretación de Macbeth en el Kennedy Center de Nueva York, Simon no tiene más remedio que aceptar que los días de éxito pertenecen al pasado, y se ve sumido en una depresión. En un intento por recuperar la magia, se deja llevar a una aventura con una mujer lesbiana, mucho más joven que él.... Adaptación de ... [+]
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
24 de abril de 2015
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una fuerza crítica, cómica y a la vez trágica arranca La sombra del actor, de Barry Levinson (Rainman, Cortina de Humo), inspirada en la novela de Philip Roth y con un Al Pacino desatado. Como un espejo en su trayectoria, 'El Padrino' se confiesa delante de las cámaras de forma decadente, recordando lo que fue, ha sido y es. Y en este punto, con esa magnífica interpretación, la cinta gana enteros. Más aún con la aparición de Pegeen -Greta Gerwig (Frances Ha). Atención al potencial interpretativo de esta chica- la hija de Dan Hedaya y Dianne West que también tienen lo suyo..

En definitiva, un puzzle caótico de personajes que regala secuencias divertidas pero que, poco a poco va esfumando el entretenimiento entre tanto enredo. A eso se suma la mezcla de realidad y ficción que vive Pacino y que no termina de quedar claramente concebida, en una especie de emulación a El invisible Harvey, de la que se hace mención en el filme.

Pero si coincide con una película, contemporánea además, es sin duda con Birdman, con la que guarda muchos paralelismos. Entre ellos el leitmotiv principal: un actor de éxito que prueba las mieles del fracaso y resurge de sus cenizas gracias al Rey Lear -en este caso- y Broadway. La diferencia principal es que en el trabajo de Iñarritu se destripa al mundo del espectáculo y en el de Levinson la mirada se centra más en las miserias humanas.

Y a pesar de tener un diamante en bruto como motor generador del argumento, La sombra de actor se queda en un reflejo vacuo de sí misma. Un producto medio enredoso, con algún que otro momento reseñable en forma de comedia y, eso sí un Al Pacino sinónimo de garantía en cualquier formato, al que siempre es un gusto verle en pantalla. Ya sea de inolvidable jefe de la 'Cosa Nostra', nervioso ladrón de bancos (Tarde de Perros) o recitando a Shakespeare (El mercader de Venecia), el actor italoamericano es un portento de la profesión. Y eso, por mucho que pasen los años, siempre será digno de alabar.

Más datos sobre esta y otras películas en el blog: http://argoderse.blogspot.com.es/
Argoderse
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3 de mayo de 2015
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las quejas que suele haber entre buena parte del público cinéfilo es que la mayor parte de las películas que se producen están destinadas a una audiencia más bien joven, más fácil de convencer con propuestas de mucho ruido y furia, protagonizadas por intérpretes jóvenes. También es sabido que en el negocio del espectáculo es difícil llegar y aún más difícil mantenerse, pues el paso de los años va retirando del camino a muchos para dejar paso a otros más jóvenes y lozanos, que les sustituyen como referentes en un público que también se va renovando sin descanso, como un tren del que va entrando y saliendo gente sin solución de continuidad. Así, nos podemos encontrar hoy día con películas como ‘Los mercenarios’ y sus secuelas, que reúnen a buena parte de actores del cine de acción que triunfaban en los años 80 y 90 y que se han quedado para la nostalgia de los que crecieron viendo el cine de aquellos años, mientras que el público más joven les da la espalda. Algo así ha sucedido con algunos de los responsables de ‘La sombra del actor’.

‘La sombra del actor’ está dirigida por Barry Levinson, realizador que en los 80 y los 90 fue responsable de películas como ‘El mejor’, ‘El secreto de la pirámide’, ‘Good morning, Vietnam’, ‘Rain Man’, ‘Sleepers’ ó ‘La cortina de humo’. El guionista es Buck Henry, autor de los libretos de ‘El graduado’, ‘¿Qué me pasa doctor?’ ó ‘Todo por un sueño’, creador de la serie ‘Superagente 86’ y codirector junto a Warren Beatty de ‘El cielo puede esperar’. El actor principal es Al Pacino, que poca presentación necesita tras una carrera con títulos como ‘El Padrino’, ‘Serpico’, ‘Tarde de perros’, ‘El precio del poder’, ‘Atrapado por su pasado’, ‘Heat’ o ‘El dilema’. Y todos ellos trabajan en una cinta basada en ‘La humillación’ de Philip Roth, uno de los novelistas más celebrados de Estados Unidos y de los que todos los años suenan como candidatos al Premio Nobel, aunque de momento no lo ha ganado. Sin duda, hay mucho talento y mucho prestigio aquí reunido, pero en todos sus casos se caracterizan por haber dado lo mejor de sí mismos en el pasado y ser ahora viejas glorias para las nuevas generaciones. Y de ello trata también ‘La sombra del actor’.

‘La sombra del actor’ es una película que nos habla del fracaso y la decepción vital, del vacío que nos asalta cuando perdemos el rumbo y de cómo llenar nuestra vida de gente puede no ser la solución para llenar ese vacío. Las últimas obras de Roth inciden especialmente en la pulsión de muerte y a ello se atiene Levinson con la inestimable ayuda de un otoñal Pacino, que pone en pantalla su voz rota y mueve su exiguo físico de forma errática y torpe para dar vida al cansado Axler. Sin embargo, esa idea que tiene Axler de que ya no le queda nada que hacer en el mundo se ve cuestionada cuando llega a su casa Pegeen, hija de una amiga suya que se declara lesbiana pero que no puede evitar sentirse atraída por ese hombre que fue su ídolo de infancia. Cuando parece que la relación con Pegeen hace que la vida para Axler sea más soportable, una serie de visitas de personas relacionadas con ella le darán al viejo actor el convencimiento de ese viejo dicho que asegura que el infierno son los otros. Axler no se ve capaz de volver a subirse a un escenario para actuar, pero tras tantos años dedicado a la interpretación no puede dejar de ver al mundo como un gran teatro y a las personas como sus actores, como si todas las experiencias vividas no dejaran de ser fruto de un guion planificado y muchas veces absurdo.

En ese sentido, ‘La sombra del actor’ tiene ciertos puntos en común con ‘Birdman’ y ese Michael Keaton que confundía realidad y ficción en medio de una vida personal que se derrumbaba. Sin embargo, el enfoque de Barry Levinson es más melancólico y menos histérico que el de González Iñárritu y Pacino, pese a sus míticas sobreactuaciones, aquí está muy contenido en uno de sus papeles más frágiles. A su lado encontramos a una Greta Gerwig que responde con bastante solvencia al veterano actor y a la que no cuesta imaginarse pasando por algo similar a lo que pasa su personaje, fascinada por tener cerca a alguien que a buen seguro fue uno de sus estímulos para dedicarse a la interpretación.

Levinson tira de oficio y dirige con pulso una historia que podía haber desembocado en un duro drama y que sin perder su carga triste no deja de tener un punto de farsa a través de las bizarras situaciones que sufre su protagonista. Eso tiene que pensar un hombre al que una mujer que ha conocido en el hospital psiquiátrico, al que acude tras un intento de suicidio, le pide que se inspire en su experiencia como actor para llevar a cabo un asesinato contra su marido pederasta. Con todo ello, ‘La sombra del actor’ es un digno vehículo para el lucimiento de Al Pacino, que ha tenido mayor tino que otros compañeros de generación a la hora de escoger papeles en los últimos años y ha participado en algunas cintas interesantes (una de las mejores, precisamente dirigida por Levinson, es ‘No conoces a Jack’, un telefilme para la HBO sobre el llamado “Doctor Muerte“). Un actor que ya no tiene el tirón que tuvo en los años 70, 80 y 90, pero que a sus 75 primaveras muestra que aún vale para esto.
travis braddock
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5 de mayo de 2015
17 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que si tuviera que describir como es la película en una frase, diría que es como "Birdman", pero en mala. De hecho el film empieza y acaba de una forma muy similar a la espléndida película de Iñarritu, aunque peor rodado. El problema es que lo de enmedio, que es el 95% de la película, es una especie de historia de enredo al estilo del peor Woody Allen, oscura, setentera (en el peor de los sentidos), inverosímil, y sobre todo, muy muy aburrida.

Es una pena, porque de lo que si hay consciencia por parte del director, es que Al Pacino es un grande y hay que filmarle todo el rato, y dejarle hacer. Pero el problema es que ni por esas, ni siquiera el magnetismo de Pacino consigue levantar este film tan flojo como ausente de talento en su realización.
zymu
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10 de mayo de 2015
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Rey Lear no murió de tristeza, murió de asombro y espanto, aburrido; apenado por el maltrato inclemente a la obra de Philip Roth, por citar en vano a Shakespeare, por tratar de convertir a los dos en cómicos de patio de colegio, por pisotear su legado con bromas pueriles y dramatismos necios.
Soporífera reflexión sobre las escurridizas líneas que separan la vida del arte, la ficción de la realidad; de cómo la interpretación se alimenta y confunde con las vivencias de los actores en un enredo de voces numerosas, palabras prestadas y conciencias trastocadas, en una niebla densa, oscura e inextricable; de cómo el actor es más consciente que nadie del teatro del mundo, de los malos actores (y los malos textos que recitamos, el Gran Guionista también tiene su buena culpa) que somos la mayoría, de la esencial ridiculez de todo.
Es, también, una comedia insufrible sobre los achaques de la vejez, llena de humor displicente, obvio, bobo. Un vodevil ridículo sobre los absurdos rifirrafes sentimentales y las cuitas nostálgicas del abuelete en cuestión.
No se salva ni en su posible versión "seria", ya que también es torpe y forzada (ese pobre intento de aunar el teatro shakespeareano con el miedo escénico y la creación del personaje a través de las vicisitudes del actor), ni, por supuesto, en la chanza (hasta recurren a cosas tan lamentables y básicas como utilizar vibradores o identidades sexuales para lograr la ¿risa?).
Por destacar algo, diría que lo mejor es el sano cachondeo autocrítico de Pacino sobre sus muchos años (aunque otra vez empeñado en rebajar su edad, dice sesenta y siete y en verdad son setenta y cuatro, ¿quizás para hacer más ¡¡creíble!! la relación con Greta Gerwig?), un "despojo humano"; está bien, aunque utiliza, como no podía ser de otra manera, su viejo truco del almendruco interpretativo (abrir boca, abrir ojos, mucho, cuanto más mejor) con abuso y desparpajo. Y tienen cierta gracia las apariciones de la esposa con ansias asesinas.
La trama, la forma, la excusa argumental, es infame; una especie de monólogo desvencijado que suelta Pacino a un doctor, aderezado por un grotesco lío ¡¡amoroso!! con una lesbiana que le idolatra desde niña (sic).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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15 de febrero de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como sólo en la mayor factoría de sueños podía pasar, "The Humbling", una película que adapta una de las obras de Philip Roth, coincide casualmente en el tiempo con "Birdman".

Ambas cintas parte de una premisa similar: la caída al infierno del que en antaño fuera un héroe y su liberación final. Sin embargo, mientras el filme de Iñarritu se basa en ello para descomponer mordazmente el mundo del espectáculo, la película de Levinson incide en la parte más humana de ese declive, en la decrepitud y la demencia de un pobre viejo.

Con una potente banda sonora acompañando ese viaje que a todos nos espera, "The Humbling" nos adentra en esa decadencia con cierta habilidad, aunque su guion no da la talla teniendo en cuenta la calidad de la novela homónima en que se basa.

Aun así, la tragicomedia logra sacarme varias sonrisas a lo largo de su metraje, aunque la excepcional actuación de Al Pacino no llegue a conmover como la que en este mismo curso realiza su colega Robert Duvall en "El Juez".

Quizá "The Humbling" no sea una gran película, ni un filme con una técnica impresionante, pero poder disfrutar una vez más de quien nos hiciera soñar con sus papeles de Michael Corleone, Serpico o Tony Montana merece la pena por sí solo.
Esperemos que a este shakesperiano intérprete aún le queden grandes funciones.
Esperemos que su glorioso final nada tenga que ver con la dramática muerte del Rey Lear.

Nota FA: 5
Warm
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