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La vida privada de Sherlock Holmes

Intriga. Comedia Sherlock Holmes y el doctor Watson parten hacia Escocia para investigar la desaparición del marido de una bella mujer. Una vez allí, descubren que en el caso está involucrada una sociedad que pertenece al Servicio Secreto de su Majestad. Pero, antes de que pueda aplicar sus extraordinarias dotes de deducción para resolver el asunto, Holmes comete un error que, además de arruinar su reputación, podría también poner en peligro la ... [+]
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Críticas 64
Críticas ordenadas por utilidad
21 de junio de 2008
127 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el dúo Wilder-Diamond en plenitud de rendimiento, esta película, llena de elegancia y calidad, desarrolla con humor incisivo y melancólico una compleja intriga, a lo largo de más de dos horas.
En todos los niveles su cota es alta: Sir Robert Stephens, que intentó suicidarse durante el rodaje, consigue un permanente Holmes, combinando flema, constante ironía deductiva y dandismo intelectual.
La fotografía (Challis), la misteriosa ambientación, la sugerente música de Rósza, el vestuario de época (gorra de doble visera incluida), la recreación de un microcosmos con niebla londinense en torno a 221-B Baker Street, ‘loch’ escocés con bruma, castillo y "Nessie", inquietantes monjes góticos, tramas de conspiración y espionaje internacional, mensajes cifrados… todo luce.

Ahora bien…
Para Wilder, la mera evocación de "La vida privada de Sherlock Holmes" era un dolor. El proyecto se rodó como una serie de episodios. El balance calamitoso del preestreno indujo a sintetizar el material en una cinta larga. Wilder no pudo superar el revés y, rumbo a París, abandonó la película. Encomendó el montaje a Ernest Walter y se desentendió. Al ver el resultado tiempo después, lo consideró producto de una 'carnicería'.
Los retales de la poda, más de un tercio del metraje original, se dan por desaparecidos.

De la entrevista con Cameron Crowe [1999], frases de Billy Wilder referidas a estos acontecimientos:
"Cuando regresé, era un desastre absoluto, el montaje que había hecho (...). Se me saltaban las lágrimas al verlo".
"Era una película muy bien hecha. Era la película más elegante que he rodado".
"La dejé en las buenas manos de mi montador y mis amigos los Mirisch, y la asesinaron".
"La película me gustaba. Pero la estropearon".
" (...) hicieron una carnicería con ella".
"Sí, el preestreno. Salió muy mal, y yo... me deshice de ella (...). Fue la única vez que abandoné una película".

¿Por qué el desastre del preestreno? Aparte del formato episódico, tal vez a la mentalidad anglosajona no gustara que con uno de sus mitos culturales se hiciera tan insistente guasa a propósito de su misoginia, asimilándola más o menos abiertamente a homosexualidad; ni que se subrayase su toxicomanía: una solución de cocaína al 5% para los ataques agudos de aburrimiento, administrado con hipodérmica.

En cuanto al contenido de la película primera, en comparación con la cual esta pieza maestra es tan lamentable para Wilder, eso sí que es, hoy por hoy, un oscuro enigma. Ni el propio Holmes lo podría resolver, pero queda esperar que, en tanto el guión se publica algún día, el azar permita rescatarla: por los indicios, tiene que tratarse de una cumbre del cine.
Archilupo
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6 de septiembre de 2005
81 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajo la apariencia de un film supuestamente desmitificador, Wilder nos ofrece no solo una maravillosa película, sino también el mejor homenaje al personaje de Holmes que jamás nadie ha plasmado en una pantalla de cine. Wilder rodó “La vida privada de Sherlock Holmes” fascinado por el concierto de violín del gran M. Rozsa , y concibió el mismo basándose en los tres movimientos del concierto, el primero relacionado con la adicción de Holmes a la cocaína, el adagio como tema de amor de su relación con la espía Gabrielle, y el tercero ligado al monstruo del lago Ness. Toda la música del film esta basada en el concierto de violín y solo es original la fantasía musical que compuso Rozsa para los paseos en bicicleta de los protagonistas buscando torreones.
B. Wilder demuestra un profundo amor y respeto hacia el personaje, lo humaniza y al mismo tiempo lo torna vulnerable. Por primera vez el gran e infalible detective se siente atraído, tal vez enamorado, por una mujer. Quizás por primera y única vez Holmes es engañado y derrotado por alguien, una mujer, una espía que desea medir sus fuerzas con el, que lo admira y por quien en definitiva acabará sintiendo algo mucho más profundo que la simple admiración. El caso que investiga Holmes, anecdótico pero bien resuelto a todos los niveles, no es sino la excusa para profundizar en las “debilidades humanas” de los grandes personajes míticos de la historia, sean estos reales o de ficción.
Un guión perfecto del mismo Wilder y de su inseparable, en esa época, I.A.L Diamond, con un final bellísimo y doliente como pocos, casi “demode” en un film de 1970, y una dirección extraordinaria como solo un genio nos podía regalar, “La vida privada de Sherlock Holmes” se ha ido convirtiendo en un film de culto que como los buenos vinos mejora con el tiempo y a cada nuevo visionado.
De la interpretación poco hay que decir, están todos sencillamente maravillosos, desde el matizado y complejo Holmes que nos ofrece R. Stephens, pasando por el entrañable Watson de C. Blakely, la sensual y maravillosa espía Gabrielle de G. Page y el lujo de C. Lee para el personaje de Maycroff.
En definitiva una obra maestra total y absoluta del cine de todos los tiempos.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 6 de septiembre de 2005
Harry Lime
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3 de febrero de 2008
43 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film nº 22 de Billy Wilder. El guión, de B. Wilder e Izzi A.L. Diamond, se basa en personajes creados por sir Arthur Conan Doyle. Se rueda en exteriores y escenarios naturales de Inverness (Escocia) y en Pinewood Studios (Buckinghamshire), con un presupuesto estimado de 10 M dólares. Producido por B. Wilder, se estrena el 29-X-1970 (EEUU).

La acción tiene lugr en Londres y en el condado de Inverness (Escocia) en 1887, en tiempos de la reina Victoria (1837-1901). El más famoso e inteligente detective privado, Sherlock Holmes (Stephens), regresa a Londres, en compañía de su ayudante el Dr. John H. Watson (Blakely), tras resolver un complicado caso de asesinato. Poco después es requerido por Gabrielle Valladon (Geneviéve Page) para localizar a su marido, desaparecido misteriosamente.

El film suma los géneros de comedia, drama, misterio y aventuras. Se basa en un guión muy cuidado y extraordinariamente bien trabajado, de Wilder y Diamond. Los diálogos, agudos, sutiles y divertidos, dan fe de la maestría narrativa del autor. El relato traspira un tono melancólico, que envuelve el análisis de las costumbres, manías y vicios de Holmes. Distingue entre el Holmes real y el retratado por Watson en sus historias. Humaniza al personaje, al que hace menos inteligente, menos frío y calculador, más próximo y más vulnerable. Lo muestra como persona inestable y poco equilibrada. Hace hincapié en su condición de cocainómano y misógino.

Como en otros films, el eje temático del relato viene dado por las apariencias, con las que el autor juega a placer y de las que extrae motivos de giros y sorpresas que determinan el curso de la acción. Como es costumbre en él, Wilder se enfrenta a prejuicios y estereotipos comunes, como los que recaen sobre la homosexualidad, a la que da un tratamiento respetuoso y natural. La cinta incluye referencias a constantes del autor: fuego, trenes, desapariciones. No faltan las citas melómanas (Tchaikovsky) y cultas (Nietzsche). Hace las funciones de narrador el Dr. Watson, como es habitual en los relatos escritos de Holmes. Son particularmente divertidas las escenas de las apariciones del monstruo, la visita de la reina al submarino, el baile de Watson.

La música, de Miklós Rózsa, reúne 14 cortes, emotivos y elocuentes, de entre los que destacan "Preludio", "Watson's Rage", "Love Scene", "Castles of Scotland" y "Finale". La partitura original incluía varios temas para escenas eliminadas. Se basa en el "Concierto para violín", de Rózsa, que entusiasmó a Wilder antes de iniciar la producción del film. La fotografía, de Christopher Challis ("Dos en la carretera", S. Donen, 1967), en panavisión y color, capta la belleza del paisaje escocés, juega con planos profundos, se sirve de colores atenuados y hace uso de un dibujo de fuerte contraste. Realza los intentos de disimulo de Holmes. Rodada para una duración de 3 horas, se monta con un metraje de sólo 2. Convendría recuperar el "director's cut" del film. Película excelente.
Miquel
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16 de diciembre de 2007
45 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay algo que siempre espero cuando veo una película de Billy Wilder es buen cine. Se supone que habría que esperarlo de todos los directores, pero la verdad es que son pocos los infalibles. Y Wilder está entre ellos. Pero si en los créditos de "La vida privada de Sherlock Holmes" no apareciese el nombre del maestro, jamás podría haber sabido que el me había regalado esta joyita era él, ya que la película apenas tiene gags, es fría, delicada; rasgos que no aparecen en tal altas dosis en lo que llevo visto de sus películas como aquí.

Sin haber leído (y no me faltan ganas) las obras de Sherlock Holmes de Conan Doyle, de lo que estoy seguro es que este homenaje es el mejor que pudo tener. Aquí parece que el enfoque que se nos da es dar la vuelta a la tortilla, ya que el caso en el que se ve metido nuestro detective es secundario, lo que predomina es el propio detective. Su personalidad, su carácter, sus manías, su brillantez, su pasión por la música, y, al parecer, un corazón de piedra. Así pues, Wilder releva a Holmes de su cargo de detective y nos lo concede a nosotros para que a través de las pistas que nos da Wilder podamos reconstruir a Holmes.

Pero, eso sí, la película de Wilder está construida casi en exclusiva por detalles, pequeñas cosas que en su mayoría tienen función en la trama, a las que hay que prestar atención. Porque, en realidad, "La vida privada de Sherlock Holmes" se trata de muchas puntas de iceberg, que, claro está, esconden todo el grueso del film.

Todo está envuelto en elegancia formal y narrativa, en una música bellísima, en amor por sus criaturas. Y todo lo anterior bajo la mirada de uno de los directores imprescindibles de la historia del cine, que una vez más, nos regaló un peliculón de tomo y lomo. Muy buena.
GVD
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4 de noviembre de 2011
30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
316/13(18/10/11) Este es uno de los films malditos del cine, la obra más ambiciosa del genial vienés, Billy Wider su más cara película, unos 10 millones de dólares, cuatro años de producción y mientras el director se hallaba buscando localizaciones para su siguiente trabajo, ‘Avanti!’, su inicial idea de una historia de 200 minutos en dos actos, con cinco casos intercalados en la cinta a modo de flash-backs se convirtieron por obra y gracia de un psicópata montador obedeciendo a los productores en una mutilación condenable, un producto del que llegó a renegar Billy Wider, lo que él y su coguionista habitual I. A. L. Diamond (‘El Apartamento’, ‘Un, Dos, tres’ o ‘Primera Plana’) habían planeado quedó reducido a un producto que no está a la altura de ellos, solo aguanta en pie media hora, el tramo en que se hace una divertida caricatura bufonesca del flemático detective Sherlock Holmes (buen Robert Stephens), donde se le humaniza, se le hace vulnerable, donde la mayoría de sus elementos característicos son producto de la imaginación del Dr. Watson (bufón Colin Blakely), su indumentaria, su afición a la música, su gusto por la pipa y más. Posee un arranque melancólico-humorístico, con un Holmes hastiado de su rutinarias investigaciones que busca un sentido a su vida, incluso debido a su fama una popular bailarina rusa lo quiere comprar con un Stradivarius para que la preñe, tramo en el que su ambigüedad sexual es notoria, algo que se confunde con su misoginia y misantropia, con unos diálogos chispeantes y llenos de ingenio, es aquí donde se nota la mano de Wilder y su coguionista habitual I.A.L. Diamond, y tras esta divertida presentación de personajes comienza el caso detectivesco y aquí la cinta baja enteros y sobre todo la mido teniendo detrás a quien está, solo queda una elegante puesta en escena, pero con un desarrollo lineal, un ritmo ramplón, sin sobresaltos, todo muy plano, llega a hacerse muy largo, llegando a hacer a aparecer el tedio, la relación entre Holmes y su clienta, Gabrielle Valladon (correcta Genevieve Page) no está bien descrita para que en su final nos emocione, nos deja fríos. Se atisban constantes de Billy, como su gusto por utilizar elementos salpicados por el relato como el paraguas, los toques de humor del arranque, pero el grueso del metraje se embulle en un caso que evoluciona de modo pueril, queda muy bonito el final si los personajes fueran empatizables, pero esto ha sido gélido. Lástima que no veamos nunca la obra que Billy Wider pretendía, ya que esto no es lo que él quería, es casi más del montador que de él. Recomendable a los amantes de revisiones de Sherlock Holmes. Fuerza y honor!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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