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La verdad sobre el caso Savolta

Drama Barcelona entre los años 1917 y 1923. Es la época del pistolerismo, durante la cual el enfrentamiento entre pistoleros anarquistas y sicarios pagados por la patronal arrojó un número escandaloso de muertes. El enfrentamiento entre los trabajadores anarquistas y los propietarios de la fábrica de armas Savolta se agrava cuando la familia Savolta decide acabar con la rebelión contratando asesinos a sueldo y urdiendo intrigas con el fin de ... [+]
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
9 de septiembre de 2006
32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escrita y dirigida por Antonio Drove, se inspira en la novela del mismo título (1975) de Eduardo Mendoza. Se rodó integramente en escenarios naturales, de interior y exterior, de Barcelona. Durante el rodaje, el equipo se declaró en huelga, a la que se unió Drove, lo que le valió una injusta fama de persona conflictiva. Fue producida por Andrés Vicente Gómez.

La acción tiene lugar en Barcelona en el período 1917-19. Narra la historia del industrial barcelonés Savolta (Omero Antonutti), titular junto con su socio Lepprince (Charles Denner) de una fábrica de mosquetones y otras armas ligeras de guerra. En los años de la IGM (1914-18), atienden numerosos pedidos de París, lo que les reporta grandes beneficios. Los trabajadores viven en condiciones precarias, mientras la inflación les hunde en la pobreza. La situación fortalece las organizaciones obreristas y extremistas y crea las condiciones para una huelga general. La supuesta debilidad del Gobierno mueve a los empresarios más audaces a contratar servicios de matones a sueldo.

La película suma dos líneas de fuerza dramática. Recrea el ambiente de Barcelona en una época en la que es el primer núcleo industrial del país, donde proliferan acciones de protesta, desorden público y terrorismo obrerista (bombas del Liceo en 1911). El capataz Claudedeu (Ettore Mani) perdió la mano derecha en el atentado del Liceo. Los industriales reaccionan ante la presión obrerista organizando grupos de castigo (palizas) de los revoltosos, que pronto degeneran en asesinatos friamente planificados. Al mismo tiempo, la obra desarrolla un nudo de sospechas sobre unos desconocidos, próximos a la dirección de la empresa, que planean la muerte de Savolta. El reportero Domingo "Pajarito" Soto (José Luis López Vázquez), amigo de los anarquistas, descubre el desaguisado, dando lugar a una densa intriga, cargada de interrogantes, intereses contrapuestos, complicidades y soborno de voluntades, que amenaza su vida y la de otros. Una breve referencia esboza la historia de amor de Teresa (Stefania Sandrelli) y Javier Mendoza (Ovidi Montllor), unidos en busca de la libertad que ansían.

La música combina melodías románticas de cuerdas (amor de Teresa y Javier), inquietantes percusiones de madera, cuero y metal, y sonidos disonantes y atonales perturbadores. La fotografía recrea ambientes opresivos y alevosas escenas nocturnas. Usa colores sepia y claroscuros de fuerte contraste. Se beneficia de unos elegantes decorados de época. El guión adapta un episodio de la novela, el de "Pajarito". La interpretación de López Vázquez sobresale dentro de un conjunto que trabaja con corrección, pese a algunas rigideces teatrales. La dirección opta por la sencillez narrativa propia de los grandes maestros, que Drove conocía y admiraba como gran cinéfilo.

Es la película de mayor envergadura de Drove. Contiene elementos dramáticos muy acertados y algunos desfallecimientos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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11 de diciembre de 2012
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ficción de Eduardo Mendoza le sirvió a Drove para lograr una magnífica, realista y rigurosa película, de estudiada puesta en escena, ideológicamente comprometida y homenajeadora con la clase obrera y sindicalista de los años 20 en la utópica revolución proletaria jamás emprendida en España.
El empresario Savolta (Antonutti) posee junto a unos socios una pujante fábrica de armas en los primeros años del siglo XX, en Barcelona. En realidad, se trata de una tapadera para el tráfico de armas y la especulación, aprovechando la situación de España en la Primera Guerra Mundial, con Alemania. Un titánico periodista anarquista (López Vázquez) emprende una lucha, junto a los explotados obreros de la fábrica, por mejorar la situación de éstos; en caso contrario, comprometería a Savolta destapando lo que se esconde tras su negocio.
Es la España de la tardía industrialización con su foco principal en Cataluña, en la que los obreros son explotados por unos ricachones que maximizan su posición de privilegio y oprimen cualquier atisbo sindicalista o huelguista de éstos. Con una reconstrucción fiel y notable, Drove cuenta la película de forma realista y en clave de cine negro, gangsteril, logrando ráfagas de cine más que sólido.
Esta película es la plasmación del asqueroso mundo de ajustes de cuentas, represalias y ambiciones rastreras de la condición humana, de la guerra sucia total e indiscriminada, que acaba por hacer coincidentes dos personajes antagónicos, los principales: el periodista -magistral López Vázquez, demostrando una vez más su amplitud de matices dramáticos-, que posee la verdad y la mayor de las pobrezas, utilizado por todo el engranaje del avispero en el que se mete; y el propio Savolta (espléndido Antonutti), un memo manejado, un perdedor rico, un empresario triunfante y popular al que oprime la propia atmósfera egoísta que lo envuelve (magistral simbolismo en la parte del baile de disfraces). Es la maleabilidad del hombre por el hombre en un juego de poderes en el que todos los lados de un cuadrado perfecto intervienen. Ofrece en la ficción de Mendoza, muy bien adaptada por Drove, luz sobre una buena parte de la historia de España, de forma realista y absolutamente verosímil, en la que por último cabe destacar la guinda de una bellísima Stefania Sandrelli y un desnudo memorable.
kafka
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18 de diciembre de 2010
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta declaración López Vázquez sirve la clave de la película. No diría panfletista. Pero sí con vocación de revisionismo histórico una vez que se pudo, avanzada ya la década de los 70 (cuando se rodó) sacar a la pantalla un título bien extraño de la filmografía española. De hecho, en riesgo estuvo de ser borrada de un plumazo por la censura al introducir una escena que evocaría a la de la matanza de Atocha del 77.

Es una película politizada pero no al estilo de las del guerracivilismo: películas de una sola dirección, sin contrarréplica. La novedad, además, es que no estamos escarbando en la Guerra Civil como de costumbre. Nos situamos a principios de siglo. Estamos frente al contexto caótico del turnismo político previo a la dictadura de Primo de Rivera, en Cataluña para más señas, donde el empujón industrial mal abocado está a convivir con los movimientos obreros liderados entonces por la CNT: Huelgas, anarquismo, agitadores, fascismo al caer, lucha obrera, caos, esquiroles, delatores, rompehuelgas. La que se cuece es la de Padre y Monseñor mío…

Patronos haciendo uso de la violencia contra los obreros, práctica que, llegado el momento se vuelve en contra de la propia empresa (en este caso, la Savolta) abasteciendo de armamento bélico a los Estados beligerantes durante la IGM. Los patronos beneficiándose de la venta de armas; los obreros muriéndose de hambre y tratando de organizarse clandestinamente bajo panfletos revolucionarios en un intento inútil por sacar a relucir la verdad.

La película cuela y critica lamentables arengas al hilo de varias imágenes documentales reales de Trostky y Lennin del tipo: “Nuestra misión es destruir la moral, suprimir la religión y la familia”. Flaco favor. Tales proclamas, cuando el enemigo aduce que en la guerra uno lucha por Dios, por la Patria y el Rey sólo pueden abrir una fractura abismal que viene a resultar de los extremismos radicalizados que consigo trajeron lo que nos tocó: Primo de Rivera y Francisco Franco.

Al margen del contexto histórico, la trama urdida en la peli es una genialidad maquinada por el traidor. Sólo queda saber si dormirá a pierna suelta bajo el manto de la impunidad o entre rejas para los restos.

Y me quedo con lo que López Vázquez reitera un par de veces: la verdad es sencilla, pero revolucionaria. Y además, “sólo hay una cosa peor que la pobreza: la esclavitud”.

Por cierto, José Luis López Vázquez borda una interpretación de las de Cum Laude.
Valkiria
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1 de diciembre de 2016
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En pleno estado de efervescencia social, y con la 1ª Guerra Mundial como telón de fondo, transcurre este notable drama social de Antomio Drove en su mejor film. Que comienza cuando un periodista comprometido con la clase obrera, Domingo “Pajarito” de Soto indaga sobre los negocios del empresario Savolta y su fábrica de armas, descubriendo que suministra material bélico a ambos contendientes del conflicto, tanto a franceses como alemanes, violando las leyes. Basada libremente en la magistral novela de Eduardo de Mendoza, reciente ganador del Cervantes, escritor barcelonés, marginado por el independentismo catalán por escribir en español su excelente obra. El merecido premio es un duro golpe al sectarismo provinciano que arrincona el talento de uno de sus hijos predilectos por no plegarse a los delirios nacionalistas y escribir en la lengua que hablan 300 millones de personas.

El film como la novela, describe el tema de las luchas sindicales en defensa de la precariedad laboral, en la convulsa Barcelona de principios del siglo XX anunciando los cambios que se avecinaban con la dictadura de Primo de Rivera. La trama adquiere una profunda carga ideológica que favorece el movimiento obrero y anarquista, contando con un formidable trabajo de J. L. López Vázquez y Omero Antonutti. Drove y su guionista Larreta seleccionan los rasgos más interesantes de la trama, aunque rozan el esquematismo del enfrentamiento entre buenos y malos, de dos distintas formas de entender y practicar la ambición y el poder (Savolta (Antonutti) : encarnación del poder de un viejo y omnipotente César; Leprince (Charles Denner), su futuro yerno, la de un poder adecuado a los nuevos tiempos; casi un “Gatopardo” en versión empresarial.

Incordiados ambos por la tímida oposición de un periodista insobornable, “Pajarito” (magistral, López Vázquez) y un apocado pasante, Miranda (Ovidi Montllor) cuya ambición es más fuerte que sus escrúpulos: los dos “excesos” míticos de Savolta y “Pajarito”, frente a los advenedizos de una nueva clase social, manejando las reminiscencias shakesperianas de Julio César, Marco Antonio, Bruto y demás traidores de los Idus de Marzo. Film inspirado en los modelos y estilos del cine social italiano de denuncia entonces, el sombrío tono de su fotografía, su abigarrada puesta en escena, su portentosa ambientación de una Barcelona lúgubre, tomada por las armas y plagada de crueles asesinatos entre ambos bandos, pistoleros asesinos de la burguesía y la clase obrera, donde naturalmente los desheredados tienen mucho más que perder.

Mención especial por su brillantez de puesta en escena merece el baile de disfraces durante la Nochevieja en la mansión de los Savolta, pues los personajes están perfectamente dibujados en una ceremonia shakesperiana: los disfraces que utilizan Savolta y su futuro yerno, el baile del resto de los invitados, el posicionamiento de la cámara que va narrando sin palabras los acontecimientos, los explícitos y determinantes encuadres que proyectan finalmente a los criados barriendo los confetis y las serpentinas en el escenario de la fiesta. Mostrando la fugacidad de la vida y la frágil temporalidad del poder, ahí reside, en mi opinión, lo mejor de la película, cuya recreación histórica es bastante veraz, pero que no quisiera que algún progre intentara extrapolar a los tiempos actuales, pues las condiciones laborales y sociales, afortunadamente son muy diferentes a la de aquel triste periodo. Muy recomendable película como documento histórico.
Antonio Morales
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25 de abril de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Verdad sobre el caso Savolta (La Verdad sobre el caso Savolta, 1979) es una película española dirigida por Antonio Drove, que adapta una de las novelas más aclamadas de Eduardo Mendoza (la primera además), de título homónimo y premiada por la crítica en el año de su estreno, en el 1976. La película es una obra definitivamente política y debemos situarla en el contexto de transición democrática que estaba viviendo por aquel entonces España pasado el primer lustro de la década de los años setenta. De hecho, es en estos momentos cuando nos encontramos con una oleada de películas políticas. A la de Antonio Drove podemos añadir otras como 7 días de enero (7 días de enero, 1979) de Juan Antonio Bardem o El Diputado (El Diputado, 1979) de Eloy de la Iglesia, filmes que aprovecharon que la censura había desaparecido (o lo estaba haciendo).

La película se ambienta en el año 1916, con la primera guerra mundial ya empezada. En dicha guerra, como es bien sabido, España permaneció neutral y muchas de las industrias, entre ellas la armamentística, vieron que podían hacer negocio vendiendo de todo al resto de países. La película nos presenta una de estas industrias, que se encarga de vender armas al ejército francés. El filme se inicia con una secuencia que nos retrata el factor del pistolerismo, tan desgraciadamente candente en aquellos años, y es que entre los obreros y los mercenarios de los patronos hubo una auténtica guerra civil encubierta de la que poco se habla hoy en día. Pues bien, precisamente eso es lo que nos muestra esta primera secuencia del filme (y como veremos, el filme en general), que está lo suficientemente bien rodada como para poner al espectador en aviso de lo que se encontrará en el resto del metraje.

Esta primera muerte causará un impacto tremendo en la fábrica y sus trabajadores y alertará a José “Pajarito” interpretado por un magnífico José Luis López Vázquez, que empezará a escribir un dossier sobre los verdaderos tejemanejes que se esconden detrás de la fábrica. Omero Antonutti interpreta a Savolta, el propietario de la fábrica, que pone en manos del personaje que interpreta Charles Drenner la persecución al periodista clandestino para que cesen sus panfletos. Por su parte, Ovidi Montllor, interpreta a un joven que se convierte en el ayudante de Charles Drenner y quien empezará a empatizar con Pajarito. La película parece un tanto confusa a primera vista, pero en realidad no tiene demasiados resortes complejos, y se nota que se trata de una versión depurada de la obra literaria.

La película toca además numerosos temas. El principal es el confrontación entre la gran burguesía y la clase obrera. Como decíamos, se nota que la película está rodada en la transición, y aprovecha la libertad del momento para realizar una visión marxista de aquellos años, que anteceden la gran huelga de la canadiense. Tenemos por una parte los grandes burgueses, con Savolta y el personaje de Drenner a la cabeza (y además se nos muestran sus enfrentamientos por el poder) y por otro lado los obreros, que se organizan como pueden para combatir las penalidades laborales que les esperan cada día. En este bando encontramos al personaje de Vázquez, que está bastante bien definido en cuanto representa a aquellos intelectuales de carácter mesiánico que dedicaron toda su vida a luchar contras las injusticias mediante la palabra (muy típico la prensa clandestina en la que se imprimen folletos). Es por ello que la secuencia en la que lo vemos afrontar su destino ante el personaje de Drenner resulta de lo más emotiva (sin duda, además de ser el clímax de la película, es también el momento en que se cumple con la historia real).

Desgraciadamente, la película es demasiado rutinaria y abusa en exceso de apegarse al tono literario de la obra original. No hay demasiadas sorpresas, y la película avanza sin incidencias. Se le nota demasiado las costuras originales, y el filme tiene poco tiempo a desarrollar sus ideas, porque está pendiente en todo momento de acabar de explicar lo que sucede en la trama de la novela. Vamos, que Drove parece más al corriente de entusiasmar a los lectores que no a los que quieren ver la película. Por otra parte, personalmente no acabo de cogerle el punto al discurso final que suelta el personaje que interpreta Charles Drenner, porque rompe un poco con el estilo general de la película. La advertencia a la guerra civil resulta difícil de creer en el contexto del 1917 y parece más un añadido más propio de los años setenta que no algo concordante con lo exhibido.

La ambientación histórica es bastante correcta y el filme aprovecha inteligentemente sus recursos para no mostrar sus carencias (muchas escenas abiertas pasan en la oscuridad, aunque también cumple en algunas a plena luz del día, como las secuencias en la cárcel).

https://neokunst.wordpress.com/2016/04/25/la-verdad-sobre-el-caso-savolta-1979/
Kyrios
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