La familia bien, gracias

Las dos películas anteriores, en plena época franquista hablaban sobre lo bonito que es tener una gran familia. ¡El protagonista tenía nada menos que 16 hijos! Económicamente estaban muy ajustados pero eran felices y se querían mucho los unos a los otros (que grande el abuelo Isbert).

Esta película post-franquista, en plena transición y en pleno despertar del letargo habla precisamente que al final las cosas no son como uno espera. Argumentalmente se ha quedado un poco atrasada en algunos temas, pero eso pasa con muchas películas españolas de la época, sobretodo en el tema del papel de la mujer en la sociedad.

En el cine español es raro ver una trilogía, o incluso una secuela........dejemos Torrente como excepción que confirma la regla. Más raro es ver como la última película de la trilogía le da una bofetada en toda la boca a las dos anteriores, porque "La familia bien, gracias" se la da y bien dada. Lástima que técnicamente hablando es muy inferior a las anteriores y que el doblaje de algunos actores es pésimo. A pesar de todo, la recomiendo porque el mensaje de fondo de la película es tremendo y merece la pena reflexionar.

Ácida y corrosiva revisión del "clásico comercial" de Fernando Palacios. Aquí la familia no se muestra como una sacrosanta institución modélica como en las anteriores pre-cuelas sino como una decadente y decepcionante quimera. El film puede ser más cutre técnicamente que sus antecesoras, (Fernando Palacios era un competente y astuto técnico), pero su guión mordaz y pesimista acompañado del habitual naturalismo de Masó en la dirección, contribuyen a crear un film hilarante a pesar de su depresivo mensaje. Un epilogo de lo menos esperado y a reivindicar. La interpretación de José Luis López Vázquez es sencillamente genial, descomunal himno a la carcajada.

Cuando la ví en televisión, pocos años después de su estreno, me produjo una profunda nostalgia. Observé como la vida se va diluyendo, mientras los hijos aparcamos, querámoslo o no, a nuestros padres a quienes las expectativas dejaron al margen.

Casi cuarenta años después de su estreno, la historia mantiene la misma vigencia que en su momento. Poco han cambiado los tiempos en ese aspecto, y la nostalgia de esos instantes que siempre creímos mejores, se arrinconan a un lado del alma, ese... de tan complicado tránsito.

LA FAMILIA, BIEN GRACIAS. Si fuera cierto...

En los años 60, "La Gran Familia" y su secuela "La Familia y uno más", resultaron productos blandos, bienintencionados, con un tufo propagandístico del régimen franquista en pleno desarrollismo. Una inmensa familia de nada menos 16 hijos, que mantiene un matrimonio modélico con estrecheces económicas de todo tipo pero con optimismo y buen humor y la unión de la tropa a toda costa.

Varios años después, en plena Transición, Pedro Masó retomó sus personajes pero con un acompañante decisivo a la hora de escribir el guión: Rafael Azcona, cuya aportación resultara esencial en el nuevo enfoque de la saga. Atrás queda esa imagen idealizada de las cintas sesenteras, para dar paso a un tono eminentemente amargo y desencantado con toques de humor, de la mano de un inmenso Jose Luis López Vázquez, pero hasta las situaciones cómicas esconder un revés dramático: el grupo se ha desintegrado y cada hijo vive a su manera. El itinerario de Closas y López Vázquez por los diversos hogares familiares le ponen frente a una realidad cruda a la que ambos personajes no han querido enfrentarse, tal vez porque nunca salieron de ese idealizado banco y negro de quince años atrás, los niños han crecido y en muchos casos, su realidad no es la deseada por aquellos que los cuidaron. La idea de clan familiar unido siempre contra viento y marea es mas bien una quimera.
Planteamiento interesante, no cuajado del todo ,porque a fin de cuentas ,Pedro Maso nunca fue precisamente un cineasta con talento excepcional, pero con excelentes trabajos de sus dos protagonistas y de largo, la mejor de la serie.

Esta es la frase con la que arranca Alberto Closas la película. Para mí es un viaje demasiado duro para el espectador, ya que este film es más próximo al drama que a la comedia. Las situaciones vividas por los grandes Alberto Closas y por José Luis López Vazquez (como el "Padrino") son demasiado reales: personas que se han desvivido por unos hijos y que estos, a la vejez de ellos, los tratan de una manera no siempre correcta, en algunos casos queriendo sacar provecho de ellos, y en otros casos pasando olímpicamente de ellos. Es en este punto que el film se vuelve demasiado duro y, no lo negaremos, lacrimógeno.
Quizás uno de los mejores puntos sean las interpretaciones de Closas y López Vázquez, junto con la múisca del gran Juan Carlos Calderón.

Un film inecesario, pero que nos hizo ver que no todo es de color de rosa, como el Franquismo nos quería hacer ver.