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La última esperanza

Thriller. Drama Eddy Batkin, en una fiesta en la que se consume droga, mata a un policía. El suceso acaba con la tranquilidad de su familia. Pero su padre Jacques, un importante industrial, se las arregla para hacer valer las circunstancias atenuantes y llega incluso a ganarse la confianza de la viuda del policía. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
25 de septiembre de 2009
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film realizado por el guionista y director José Giovanni (“Dos hombres en la ciudad”, 1973), del que Alain Delon es productor, actor principal y coguionista. El guión, original de José Giovanni (“El clan de los sicilianos”, Verneuil, 1969) y Alain Delon, desarrolla un argumento de José Giovanni. Se rueda en escenarios reales de Niza y alrededores y en estudio. Producido por Alain Delon para Adel Productions (Francia), Lira Film (Francia) y Filmes Cinematografica (Italia), se estrena el 18-VIII-1976 (Francia).

La acción dramática tiene lugar en Niza, en una villa de las afueras de la ciudad y en los alrededores, a lo largo de poco más de un año, en 1975/76. Eddy Batkin (Julien), hijo del empresario Jacques Batkin (Delon), de origen polaco, y de su primera esposa, Ginette (Doll), ha entrado en contacto con un grupo de compañeros que consumen drogas ilegales (duras y blandas) y alcohol, como elementos de animación de las fiestas colectivas o de grupo.

El film suma crimen, drama, policiaco y thriller. La primera parte, dedicada al planteamiento de la historia, la presentación de los personajes, la descripción del ambiente de una fiesta juvenil, etc., está bien narrada, aporta elementos de interés y es razonablemente creíble. La segunda parte presenta un desbordamiento de la acción, que se aleja de lo razonable, invade parcelas de lo inverosímil y pierde autenticidad. El relato deriva hacia un drama orientado prioritariamente a la espectacularidad, la movilización de emociones superficiales y la búsqueda del favor del público menos exigente. En su conjunto, la obra presenta fallos de consistencia y desaprovecha las posibilidades que encierra el arranque de la historia y su planteamiento.

El film explora el problema del consumo juvenil en grupo de heroína, marihuana y el abuso del alcohol y de las consecuencias de las drogadicciones tempranas. Tangencialmente, se refiere a algunas de sus causas, como la desestructuración familiar, ambientes familiares permisivos y descuidados respecto de las necesidades de los hijos menores, la escasez de tiempo que algunos padres dedican a la atención de los hijos, la fuerte presión de los grupos de iguales, etc. Habla de la pena de muerte en términos críticos y de la pena de muerte aplicada en el pasado reciente a un menor, que hiela el alma.

Se refiere al rechazo que producen los delitos relacionados con las drogas y, sobre todo, al peso del pasado en personas que han pagado sus deudas con la sociedad y se han reinsertado socialmente. Esboza una propuesta poco elaborada y hoy ampliamente superada sobre la necesidad de reforma de las leyes sobre la delincuencia juvenil en general y de las relacionadas con el fenómeno relativamente nuevo del consumo de drogas por menores, su prevención y su tratamiento sanitario y social. Denuncia la ineficacia policial en la lucha contra los vendedores minoristas de drogas ilegales, las cadenas de distribución, los grandes proveedores y los centros de producción.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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6 de diciembre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Podemos escapar del pasado? ¿Hasta qué punto el pasado forma parte de nuestra identidad? El juez a cargo del caso desde luego piensa que hacer una cruz y volver a empezar es imposible. De hecho, este magistrado –que en realidad quiere inculpar más al padre que al hijo– se parece al inspector presente en otra película de José Giovanni y protagonizada igualmente por Alain Delon (Dos hombres en la ciudad). En ese film, el inspector Goitreau (Michel Bouquet) quiere a toda costa pillar a Gino Strabiggi, un antiguo preso. A fuerza de creer en su culpabilidad, Gino terminará por delinquir de nuevo.

El título original de este largometraje es “efecto búmeran”. La teoría del autor, pues, parece clara: el pasado vuelve y en este caso, arrastra tanto a Jacques como al hijo.

Y este es otro de los temas del film: lo que un padre es capaz de hacer por el hijo. La verdad, esta historia de amor paternal no resulta del todo creíble por parte de Alain Delon; quizás por su ser él tan circunspecto en su actuación, por lo extremo de la situación (el hijo ha matado a un policía; ¿hasta qué punto un padre puede mostrarse comprensivo con una situación así?).

En cuanto al hijo, es un ser que se deja llevar, por las drogas al principio y por el padre, después. Difícil, en esas circunstancias, resistir al “mal”.

Las drogas es igualmente una de las temáticas expuestas. El daño que produce, la inconsciencia que crea en los jóvenes, la falta de escrúpulos por parte de quien vende…

Y, finalmente, la justicia. El magistrado a cargo de la instrucción se empeña en dar al chaval un castigo ejemplar; sostiene que no es posible que por ser hijo de rico cumpla menos condena que los demás. Ricos y pobres, la misma justicia para todos, viene a decir.

Es posible que parte de la trama esté inspirada en la propia vida del director, un antiguo delincuente reconvertido al cine. A riesgo de auto plagiarme, copio y pego lo que escribí en la reseña sobre Dos hombres en la ciudad acerca del autor:

José Giovanni, de verdadero nombre Joseph Damiani, es un escritor, guionista y director de origen corso. Durante la Segunda Guerra mundial estuvo cercano a los movimientos colaboracionistas; fue miembro, por ejemplo, del partido de extrema derecha de Jacques Doriot (el PPF) y colaboró en arrestos por cuenta de la Gestapo francesa.
Después del conflicto fue acusado de pertenencia a banda mafiosa y complicidad en asesinato. Condenado a muerte, su pena fue conmutada por veinte años de trabajos forzados. En su libro Le trou relata su intento de evasión. El relato llamó la atención del cineasta Jean Becker quien le propuso en 1959 adaptarla al cine. Así comenzó su acercamiento al mundo de la gran pantalla. Escribió un total de 20 novelas y 33 guiones. En los últimos años de su vida, se dedicó a visitar a presos para ayudarles en su reinserción. Respecto a su pasado (once años en prisión), declaraba que había pagado su parte y que tenía derecho al olvido y al perdón…
(Ver el artículo en Le Nouvel observateur para más datos sobre su turbio pasado:
http://bibliobs.nouvelobs.com/polar/20130911.OBS6369/jose-giovanni-n-avait-pas-choisi-la-resistance-mais-bien-la-collaboration.html).

En definitiva, muchos temas abordados, pero no con suficiente detenimiento. Como contraste, en Dos hombres en la ciudad, se sigue una historia que desemboca en una idea clara: no a la pena de muerte. Aquí, en cambio, los temas son enunciados, pero no suficientemente atados. El único hilo fuerte (me parece), a saber el amor del padre, no cuaja lo suficiente como para justificar la acción del padre que se lanza a tumba abierta…

Entretenida, con buenas intenciones.
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Francesca
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11 de junio de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eddy es un imbécil de mucho cuidado, un niño mimado que, durante una fiesta con drogas, mata sin querer a un policía. Su padre, un empresario forrado, hace todo lo posible por impedir que sea juzgado, incluso ganarse la confianza de la mujer del policía muerto. Pero entonces la prensa revela que fue un delincuente en su juventud... Con estos mimbres teje José Giovanni un melodrama policial que no discurre con la agilidad de otras películas de él, más centradas en el hecho criminal, pese a contar con la complicidad, una vez más, de Alain Delon, uno de sus actores fetiche junto con el gran Lino Ventura. De hecho, el tramo final de la historia es bastante disparatado, incluso inverosímil si me apuráis. Eso sí, cuenta con una pléyade de buenos secundarios, desde Charles Vanel a Suzanne Flon, pero Carla Gravina es sosa y no aporta nada al universo de Giovanni. Incorpora la excelente fotografía de Pierre-William Glenn y una bonita banda sonora de Georges Delerue, con un sentido tema central que no tiene nada que ver con la canción de Gainsbourg del mismo título. La última esperanza se queda corta en la filmografía del director francés, pero recomiendo su visionado a completistas y coleccionistas de polar. Tampoco es tan mala, preciso, sólo insuficiente.
Eduardo
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13 de diciembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Éste es un film que combina bien la acción y la emoción, la descripción de un conflicto familiar, entre padre e hijo, y la extensión de este conflicto hacia el entorno social inmediato, a vueltas con las drogas, la falta de atención del padre hacia el hijo, y un sistema judicial y penitenciario que no parece hecho para rehabilitar sino únicamente para castigar: el padre, Jacques Batkin (Alain Delon), se mira en su hijo, Eddy (Louis Julien), y el director, José Giovanni, se mira en el personaje de Alain Delon, un hombre rehabilitado al que, de repente, todos ven con prejuicios al conocer su turbulento pasado, y al que, de hecho, vuelven a condenar. Condenado de nuevo por la sociedad, más que por la ley, Jacques Batkin no dudará en saltarse ésta otra vez...

Seguramente hay algo de autobiográfico en el argumento, escrito por Giovanni, un ex-presidiario con un turbulento pasado redimido por la literatura y el cine. Quedémonos con la historia de amor paterno-filial, y con la estupenda música de Georges Delerue.
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Pedro Triguero_Lizana
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27 de marzo de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha decepcionado un poco en esta ocasión el señor Giovanni , un director por lo general bastante interesante , para mi la historia peca de torticera y irreal . Veo a unos personajes irreales y estereotipados que el director manipula para dar la lección moral que a él le interesa, por otro lado veo a Alain Delon en un personaje que no le pega nada y en el que tengo la impresion que no se siente comodo , el personaje de acomodado burgués no le pega nada , pero en el cine del señor Giovanni siempre se puede rescatar algo de buen cine.
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zuriman
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