El gran vals de Strauss

La historia de Johann Strauss por Hitchcock. Un joven músico menospreciado por su padre se plantea abandonar su pasión y dedicarse al trabajo en una panadería.

Musical simplificado. Tonto ejercicio humorístico. Reducción histórica mutiladora. Superficialmente estupida. Comedia fallida. Biopic injusto.

Deambulando entre géneros. Nada destacable a la vista. Al oído, gritos de auxilio de su director.

Principalmente conocido por la Marcha Radetsky y por el vals Lorelei Rhein Klänge, el austriaco Johann Strauss (1804-1849), era ya un notable compositor cuando se casó con Maria Anna Streim en Viena. Pero, debido a sus constantes viajes por el extranjero, la relación fue bastante inestable y más cuando el compositor convirtió en su amante a Emilie Trampusch con quien, uno tras otro, tuvo ¡seis hijos! Cuando se enteró del hecho, Maria Anna, solicitó de inmediato el divorcio y esto favoreció al hijo de ambos, Johann Strauss II, quien por fin pudo estudiar música, ya que su padre venía frustrando su aspiración. Años después, rivalizaría con él por el resto de su vida, pues, Johann II impuso su criterio… y no tardó en demostrar que tenía tan inmensa inspiración, que consiguió eclipsar y ser más reconocido mundialmente que su propio padre.

Sus diferencias se acrecentaron cuando, Johann II, decidió apoyar la causa revolucionaria de 1848 con la que, la continuidad del imperio, se vio seriamente amenazada. Como era de esperarse, el emperador le denegó cualquier apoyo, y hasta fue puesto preso cuando, cierto día, interpretó en un lugar público La Marsellesa con el ánimo de fortalecer la causa revolucionaria. Pero, cuando Ferdinand I abdicó y fue sucedido por Franz Joseph I, la relación con el nuevo monarca fue tan cordial que hasta compuso, para él, una serie de marchas patrióticas.

Autor de operetas, polkas, marchas y valses imperecederos como Diarios Matutinos, Rosas del sur, El vals del emperador, Sangre vienesa… y, por supuesto, An der schönen blauen Donau (En el bello Danubio azul) op. 314 [1867], la vida de este compositor era inevitable que también interesara a los directores de cine, y fue con un guion de Guy Bolton y Alma Reville que, el director Alfred Hitchcock, decidió contarnos acerca de la rivalidad entre Strauss padre y Strauss hijo… de como fue que surgió el inmortal Danubio Azul… y que pasó durante el noviazgo que el joven compositor sostuvo con su segunda esposa, Angelika Dittrich, una mujer caprichosa, indiscreta y sorda para la bella música que, en el filme, queda magníficamente retratada, aunque su nombre se cambia a Resi.

Su película número 17, y aunque ya había logrado títulos tan sobresalientes como “The Lodger”, “The Ring” o “Blackmail”, con “VALSES DE VIENA”, Hitchcock vuelve a tener una obra que no complace plenamente como otras tantas de las que hizo en su período inglés, no obstante que hay escenas y composiciones de imágenes que dan cuenta de un verdadero artista.

Entre lo que no favorece a la película: Pequeños baches en la edición; algún trastabilleo de cámara; protagonistas harto temerosos y casi unidimensionales en sus expresiones emotivas; Fay Compton en una escena leyendo el apuntador… y suficientes planos que nos hacen cogerle tirria a Thérèse (Resi) para, luego, conducir la historia hacia un desenlace que no resulta lógico… no obstante que, en la vida real, así fue la cosa que tan poco duraría.

Pero, a su favor, el filme tiene momentos muy significativos, como la escena de la panadería cuando las acciones de los empleados inspiran al compositor; también el estreno público de “En el bello Danubio azul” resulta muy emotivo; y el encuentro del joven Strauss con Helga von Stahl en su apartamento, es bien apasionante… aunque no se resuelve como llegamos a desear.

En fin que, “VALSES DE VIENA”, tiene sus altas y bajas, pero, con todo, considero que resulta interesante. Reconocimiento para Edmund Gwenn (Strauss senior), por su fuerte carácter; Frank Vosper (Gustave), el marido que sueña pasando por la espada a los rivales que le pone su esposa; y Marcus Barron (Anton Drexler), el hombre influyente que siempre está en la jugada para favorecer los intereses del talentoso Johann Strauss II.

Una película para nada conocida de Alfred Hitchcock, que la vi por primera vez el 9 de enero de 2012 y titulé la crítica como "anti-hitchcock".

En este segundo visionado le doy más valor que le di en su día, que le di 3 puntos. No es una mala película, ni mucho menos, lo que pasa que nos esperamos algo más hitchcockiano y esto es una drama de amores al más uso hollywoodense, con algunas carencias.

Ya por entonces, la gente tenía interés por historias de siglos pasados, y aquí es una más y encima un pequeña historia de unos de los grandes compositores de la música clásica.

Es entretenida y no está nada mal, eso sí, nada de Alfred. Eso sí, hay mucho vals, un estilo de música que utilizaría posteriormente para crear clímax.

La otra crítica 4 de 7 usuarios encontraron mi primera crítica útil, es decir, que bastantes piensan que es una "caca", espero que la vuelvan a ver con otros ojos, y a ver si les pasa como a mí.

96/09(09/04/23) Interesantillo film, más que nada por formar parte de la filmografía de los inicios de Alfred Hitchcock (aunque ya llevaba 16 películas, con éxitos como “The Lodger”, “The Ring” o “Blackmail”), porque su calidad es más bien superficial, parece intento bastardeado de hacer una obra con Toque Lubitsch, de hecho el co guionista es un colaborador del maestro berlinés, Guy Bolton, escribió “El desfile del amor” (1929) . Film británico dirigido por el creador de “Psycho”, se centra en la gestación del mítico tema clásico “El Danubio Azul” (probablemente el vals más popular jamás escrito, elevado a los altares del Séptimo Arte por Kubrick en “2001”), por parte del vienés Johan Strauss jr. (Edmond Knight) como compositor de valses, teniendo la oposición de su padre, famoso compositor de “La Marche de Radetsky” (Johan Strauss encarnado por un notable Edmund Gwenn), en lo que es una versión bastante ficcionada de los hechos, Strauss jr. compuso "El Danubio Azul” veinte años después de la muerte de su padre, aunque si es real el enfrentamiento entre padre e hijo. En la vida real, el Strauss mayor prohibió a todos sus hijos entrar en el mundo de la música, y fue solo después de que él dejó a la familia que Johann el joven se convirtió en compositor, junto a sus dos hermanos Josef y Eduard. El padre que su hijo fuera banquero o funcionario.

Peli que forma parte de un ciclo de películas de opereta realizadas en Gran Bretaña durante la década de 1930, basada en el musical teatral Valses de Viena, se estrenó en Viena en octubre de 1930. Con libreto de AM Willner, Heinz Reichert y Ernst Marischka, producción teatral contiene música de Johann Strauss I y Johann Strauss II, seleccionada y arreglada de Erich Wolfgang Korngold y Julius Bittner en números musicales discretos. Hitchcock, sin embargo, no incluyó estos números musicales en su película, lo que provocó que la estrella del film por ser cantante Jessie Matthews, quedará coja sin material que dar luz a su talento, pues de actriz poquito. Además, cambió el final de la historia. Según Hitchcock: Valses de Viena me dio muchas oportunidades para elaborar ideas en la relación entre el cine y la música. Pero lo más importante es lo que AH le dijo a François Truffaut, de que esta película era el punto más bajo de su carrera (junto a “Champagne” de 1928). Solo accedió a hacerlo porque no tenía otros proyectos cinematográficos ese año y quería seguir trabajando. Nunca hizo otra película basada en un musical, aunque si metió números musicales para jugar con la tensión dramática, así bote pronto, recuerdo el del clímax de las dos versiones de “El hombre que sabía demasiado” (1934 y 1956), y también en “Cortina rasgada” (1966). Después de aceptar rodar la película, Sir Alfred se dio cuenta de que estaba aburrido y de que había cometido un error. Sólo vivía para hacer suspenso. Se comportó como un joven pretencioso. Es de esta película de donde proviene su reputación de "los actores son ganado". Hitch, por tanto, sólo quiere dirigir thrillers, y durante la película trabaja en “El hombre que sabía demasiado”.

El guion escrito por el mencionado Bolton y la esposa de AH, Alma Reville (“39 escalones” o “La sombra de una duda”). Un film en el que hay pocas migas de pan a seguir de lo que está por venir en sus Homéricas Obras Maestras, no ews que sea malo, es que se mide por quein lo realiza. Queda un producto filmado de forma funcional, una comedia ligera con algunos buenos puntos de humor, pero sind espuntar, donde el conflicto paterno-filial parece poca cosa para mantener algún dramatismo, pues los piques entre el severo padre y la baja autoestima del hijo resultan tratados de modo banal; y el romance llega a dar grima por lo irritante del rol de la novia ‘pastelera’ Resi Ebezeder (Jessie Matthews), el conflicto con la mecenas resulta trivial, y con un final grimante (aunque con un juego muy ‘Vertoiogo” en el juego de Rubia a Morena o viceversa en la película con San Francisco de fondo). Ah, en este apartado amoroso mete cuña un pretendiente de Resi, el ayudante de panadero Leopold (Hindle Edgar), en una sub trama que se abandona por que sí. Los personajes resultan bastante planos, y las actuaciones, salvo la de Edmund Gwenn, son como mucho correctas.

Johann Strauss jr. (Esmond Knight), se inicia como violinista en la sinfonía (a la sombra) de su exigente padre homónimo (Edmund Gwenn). Su padre es un tradicionalista musical que no ve nada en la interpretación emotiva de su hijo, mientras que la novia de Strauss, la joven Resi (Jessie Matthews) quiere que trabaje en la panadería de su padre y acabe con su aventura musical. También está un poco celosa de la rica benefactora de Strauss, Countess Helga von Stahl (Fay Compton). El príncipe Gustav (Frank Vosper) aparece como el marido de Compton, un príncipe austríaco.

Tiene un comienzo muy divertido en tono muy Lubitsch, oímos la bocina de un carro de bomberos, se balancea a toda prisa. De pronto el camino es bloqueado por una banda de música, que toca la Marcha Radetzky de Strauss. Luego pasamos a la cafetería/panadería donde aparentemente se está produciendo el incendio, está siendo evacuada, las mesas y cubiertos del interior se están reorganizando de manera divertida afuera. Ebezeder (Robert Hale), el panadero, intenta desesperado encontrar mesa vacía en que colocar un pastel gigante. Las sillas, mesas, invitados y pasteles giran con gracia, y Hitchcock acelera el movimiento a veces para ayudar a mantener la fluidez de la acción en pantalla, todo moviéndose en sincronizada coreografía, cual referencia al tema de la música clásica. Bajan a Resi (la hija del panadero) por una escalera durante la evacuación del incendio, el vestido de ella se rasga, dejando al aire sus pololos, teniendo que ‘protegerla’ llevándola a una tienda. Una multitud callejera preocupada mira hacia una ventana llena de humo, lentamente se revela a un bombero fumando una pipa que le dice al grupo 'todo está bien ahora'.