Adiós al rey

¿Que decir del gran John Milius? Es uno de los últimos clásicos del cine de aventuras, en cuyas obras siempre están protagonizadas por la figura de un antihéroe, que, paradójicamente, aglutina todas aquellas características del HÉROE clásico, aquel que se enfrenta al enemigo en inferioridad de condiciones para salvar a los que tiene a su cargo, sin importarle su vida, dispuesto a sacrificarla por un bien mayor.

Leroy, encarnado por un impresionante Nick Nolte, es una especie de Lord Jim, desertor por sobrevivir y rey por aclamación, de unas tribus en las islas de Indonesia, que se enfrentan a los japoneses en las postrimerias de la II Guerra Mundial.

La película se inicia como los grandes clásicos, sin grandes alardes técnicos, sino con una foto fija de un escudo indonesio sobre la que salen los créditos... Toda la película destila un clasicismo de las películas de David Lean, de Richard Brooks, con un personaje fascinante, un lider, un rey, que Nick Nolte borda magistralmente, con el apoyo de un Nigel Havers, culpable de la desgracia del mismo, pero que sin embargo, admira su grandiosidad.

La película está organizada inteligentemente, con un flashback que en ocasiones pasa a ser un doble flashback, con excelentes escenas de acción, como la matanza del amanecer, bien fotografiados así como unos impresionantes escenarios, que realzan una gran historia, apoyada en una impresionante banda sonora de Basil Poledouris.

Un clásico del cine, ignorado por fobia a Milius. Un 10. Una de mis películas favoritas.

Por la patria y el rey!!!

El infravalorado y menospeciado director y genial guionista John Milius al que se apartó de las producciones de Hollywood por su supuesto fascismo ( acusaciones totalmente falsas), debido a su filmografía entre las que destacan Conan el Bárbaro, El viento y el león y el Gran Miércoles y famoso por utilizar métodos de disciplina militar para rodar sus films, siempre mostró un interés especial por la historia, las batallas y el arte de la guerra. Ése interés se vé nuevamente reflejado en esta admirable propuesta de aventuras exótica en la selva con la adaptación de una novela en la que un desertor del ejército americano a finales de la segunda guerra mundial busca la libertad en las tierras vírgenes de Borneo convirtiéndose en rey al derrocar a un injusto y malvado caudillo tribal y uniendo a todas las tribus colindantes en una sola gobernada por él. El Rey Leroy 'Nick Nolte' es un hombre que en su ansia de libertad y alejarse de la guerra encuentra su paraíso particular en el que la justicia, la igualdad y el valor son las directrices por las que este rey es admirado y respetado. Pero llegará a estas alejadas islas un emisario del imperio británico con las intenciones de adiestrar a la tribu del monarca para luchar en contra del ejército japonés invasor. Leroy estrechará amistad con el emisario inglés que utilizará la diplomacia necesaria para contactar y pactar un tratado con los ingleses para asegurar la libertad, fraternidad y espíritu de justicia que ha aprendido en su convivencia con la tribu y asegurar los derechos de los indígenas una vez termine la guerra en la que colaborarán contra Japón. Es esta una película bella en sus parajes naturales y en su dirección de fotografía que acompaña a una película del más puro sentido de la aventura a través de unos personajes nobles, honorables , que le dan el valor a la palabra dada y de una propuesta y sentido de la libertad que me resulta realmente admirable. Hasta el ejército japonés después de sus atrocidades de asesinato y canibalismo inusitado es capaz de someterse y mostrar honor ante la derrota. A mi juicio el film propone que, a veces la civilización no es síntoma de libertad y que por encima de cualquier ideología Comunista ó Capitalista prevalecen los derechos del hombre, el derecho a vivir en libertad, el derecho a considerarse igual a todo hombre, y el derecho a ser uno mísmo y autorreafirmarse y protestar ante cualquier injusticia promulgada por cualquier gobierno sobre todo si te insta a la guerra. Una película de aventuras clásica antibelicista con el siempre polémico pero justo John Milius que plasma violencia explícita en sus films pero como único fin de reflejar los más bajos sentidos del ser humano para concienciar al hombre de su crueldad ., Pero también reflejando el sentido de la maravilla, la bondad y la justicia que son virtudes que le pertenecen al hombre por naturaleza.

La verdad es que me extraña que una película del corte de esta "Adiós al rey" tenga sólo tres críticas, contando la mía, en esta maravillosa página. No podría de estar más de acuerdo con los dos anteriores comentarios. La película de John Milius es una buena muestra de cine clásico y cuenta una historia maravillosa en la, una vez más, se queda demostrada el salvajismo e inutilidad de algo como la maldita guerra. Esta vez eran los japoneses los que querían hacerse con la isla de Borneo, donde el personaje de Nick Nolte, fantástico como en él es habitual, se ha ganado el respeto de su tribu y sus honores como rey de los mismos. Es la primera película que veo de un director del que haré lo posible por ver su filmografía, ya que parece tener trabajos que merecen la pena. Como buen se afirmaba por aquí, los paisajes son espectaculares y la música de Basil Poledouris es magnífica. Daría aquí el director la oportunidad a su esposa, la actriz Elan Oberon, de actuar como una de las pocas presencias femeninas de la película junto a Marilyn Tokudo. Como protagonistas, un Nick Nolte en sus tiempos dorados en el cine lejos de los actuales, interpretando a ese rey basado en la figura de James Brooke, el Rajah blanco de Sarawak. Junto a él, el británico y desconocido por mí Nigel Havers ( increíble el parecido físico del actor con Adrien Brody ). Este actor a mí me ha gustado especialmente. Junto a ellos, un veterano como el elegante James Fox, quién ha coincidido en varios trabajos con Havers. Yo creo que me atrevería a recomendar esta película a todo aquel amante del cine de estilo clásico.

Bueno, hay que ver de todo. Una película distinta, a la que no estoy acostumbrado, ni por temática, ni por formas, ni por estilo. Aventuras postmodernas en Borneo en la IIGM, tributaria de El hombre que pudo reinar, peor no es, ni mucho menos, una película tan redonda como aquella.
Estupendos paisajes para una historia diferente, nada verosímil pero interesante.
Milius es un director que tuvo su moda, sobre todo a partir de Conan, una película prodigiosa, absoluta obra maestra. Pero no me parece un director sólido, intemporal, para siempre. También sé que fue un interesante escritor cinematográfico, un redactor de guiones.
Un reparto al servicio de Nick Nolte, dueño y señor de toda la cinta. Interesante es el personaje de Nigel Havers. También interviene James Fox, actor que me gusta mucho, aunque menos que su hermano Edwards.

Nos movemos hacia el ecuador, es decir, desde el Japón actual a la Borneo de 1945, en las postrimerías de la segunda guerra mundial, para degustar uno de los últimos trabajos de John Milius. "Adiós al rey" es una cinta de aventura bélica que tiene el inconveniente de percibirse como un corta y pega de grandes clásicos del género. Así, por momentos se parece a "Apocalypse Now" (1979), a "El hombre que pudo reinar" (1975), a "La Misión" (1986) o a "Lawrence de Arabia" (1962). Cosa que no deja de ser un poco rara si sabemos que la película se basa en una novela francesa de Pierre Schoendoerffer, publicada en 1969, eso sí, adaptada con cierta libertad.

En cualquier caso, así de entrada, "Adiós al rey" parece apetitosa pero luego resulta que no mucho. Comienza mal, continúa con poca fuerza y termina de cualquier manera. La película adolece de falta de ritmo y de una historia más conjuntada. Suceden demasiadas cosas y ninguna con la suficiente potencia para atraparte. Con todo, lo más cuestionables es que Milius me quiere vender una fantasía de hombre ultraliberal, que lo mismo puede entenderse como anarquista o comunista, el mismo director se ha catalogado ideológicamente así, y hasta erróneamente como fascista, que se sustenta además de en sus fallidos dogmas, en el absurdo mito del buen salvaje.