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El ladrón de Bagdad

Fantástico. Aventuras Con la ayuda del ladronzuelo mendigo Abu, el califa Ahmed se enfrentará al malvado Visir que le ha arrebatado el poder y dejado ciego, aspirando al amor de la hija del sultán de Basora. La famosa narración del clásico de la literatura árabe "Las mil y una noches" debe su logro principalmente a la labor del productor Alexander Korda.
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
6 de marzo de 2006
36 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraordinaria producción de Alexander Korda. El rodaje comenzó en los Estudios Denham y en varias localizaciones del RU (Denham, Sennen Cove y Whitesand Bay) Tras el inicio de la IIGM, el rodaje se trasladó a los Estudios de la UA (California) y al Gran Cañón (Colorado), de EEUU. Los decorados fueron destruídos, para evitar que su reutilización. "Remake" de la obra muda de igual título (1924), de Raoul Walsh, adapta un cuento de "Las mil y una noches". Dio lugar a "remakes" posteriores. Ganó 3 Oscar (dirección artística color, fotografía color y efectos especiales). Fue nominada al Oscar a la mejor música.

La acción tiene lugar en Bagdad, Basora y otros lugares, en un momento no determinado de la Edad Media. Narra la historia de Abu, ladonzuelo hindú, adolescente, que vive una larga aventura con su amigo Achmed (John Justin), hijo del Sultán de Bagdad, que pierde la vista por un encantamiento del malvado Jaffar (Conrad Veidt). Achmar y Jaffar se enamoran de la princesa de Basora (June Duprez).

La película desarrolla un relato, a modo de cuento familiar, sobre las aventuras de Abu, el más avispado ladrón de Bagdad. A lo largo de la aventura, roba comida en el mercado, una joya de cristal rojo, una alfombra voladora, etc. Los tres protagonistas viven una odisea a causa del visir Jaffar, que mata al Sultán; hace víctima de la ceguera a Achmed, príncipe heredero; convierte a Abu en perro; y hace oler a la princesa la rosa azul del olvido. Para defenderse de los poderes sobrenaturales de Jaffar, Abu utiliza sus habilidades naturales: roba la lleva de la prisión, que él y Achmed abandonan antes del amanecer. También usa con inteligencia los poderes mágicos del Genio (Rex Ingram), que libera de la cautividad y a cambio le concede tres deseos, la piedra preciosa que lo ve todo, la alfombra voladora y una ballesta que le regala el rey del país de lo imposible. Jaffar representa la tiranía y la sed ciega de poder. Abu encarna la libertad, la fantasía y la afición a la aventura.

La música, de Miklós Rózsa, se basa en una partitura original que combina dramatismo, colorismo, interludios románticos y aires orientales. Incluye canciones como "I Want To Be A Sailor" y otras. La fotografía ofrece travellings magníficos, perspectivas generales espectaculares y colores puros e intensos. Aprovecha con esmero la calidad de los decorados y proyecta sombras expresionistas. Incluye efectos visuales tecnicamente muy avanzados. El guión construye un relato deslumbrante, que avanza a ritmo muy intenso, bien compensado con pausas románticas. La interpretación es convincente: destacan Conrad Veidt y Sabú. La dirección, que ocupó sucesivamente a 6 profesionales (3 acreditados), consiguió una obra coherente, homogénea y fluída.

Gran película, pieza culminante del género fantástico. "Aladdin", de Disney, se basó en su historia y en la caracterización de sus personajes.
Miquel
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14 de noviembre de 2006
26 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
De las manos de Alexander Korda se nos presenta esta fantasía oriental intensamente romántica. El espíritu de aventura, de leyenda extraída directamente de las más fabulosas hazañas jamás acontecidas en el lejano oriente impregna cada poro de esta epopeya cinematográfica.

Poseedora de un ritmo narrativo insultantemente perfecto ( alterna momentos frenéticos con pausas absolútamente románticas de bellísima representación ) apoyado por su magnífica banda sonora, el filme cuenta con una fotografía que nos transporta con su recargado cromatismo a un mundo onírico increíble en el que los ingenios mecánicos pueden volar, en el que existen bellas princesas, malvados hechiceros conspiradores, pillos ladronzuelos de buen corazón y misterios salidos del abismo de los tiempos.

Los actores se amoldan perfectamente a este ambiente de irrealidad entregando unas interpretaciones pletóricas y convenientemente inverosímiles.

Cuando este torrente orientalizante termina, solo existe una solución: volver a visitar una y otra vez Bagdad, esta tierra en la que todo se puede hacer realidad, incluso la perfección cinematográfica... Pocas veces la fantasía ha sido tan bien plasmada como en esta inmortal, original, enérgica, bellísima y romántica película.
opera 0
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20 de agosto de 2012
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que de tan agradables que pretenden ser para el espectador se pasan y principalmete para el público adulto acaban haciéndose empalagosas. "El ladrón de Bagdad" en su versión de 1940 es de este tipo, su excesivo colorismo y las evidentes buenas intenciones la hacen parecer más para el público infantil. Así que lo normal hubiera sido que me la cargara, lo he hecho otras veces y no dejaré de hacerlo, pero en este caso no sólo la apruebo sino que alzo su nota hasta el siete porque las aventuras del ladronzuelo Abú y su colega Agmed me han parecido de una simpatía extraordinaria, no la empalagosa que todos conocemos y de la que he empezado a hablar. No me extraña, como se sabe, que la Disney haya utilizado esta historia a su manera, engordando el contenido con ese azúcar malsano que todos hemos probado. Pienso que tiene más mérito si cabe al tratarse de una película realizada en mitad de una guerra mundial desoladora. Cuando la esperanza de vida como país independiente del Reino Unido era mínima, un grupo de seres humanos tuvieron el valor de firmar una de aventuras de fantasía de este tipo. Vista nada menos que setenta años después, a mí me ha cautivado.
Luisito
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27 de noviembre de 2006
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de mis pelis favoritas, que resiste la prueba del tiempo. Una ambientación delirante,ritmo gozoso, un guión imaginativo y estupendo, un príncipe tan pazguato como debe ser, un malo memorable, unos trucos en su punto justo de ingenuidad... una experiencia. Tan sólo le sobra un plano: el de la cuchillada en la cara de un esbirro, en una peli completamente blanca y sin una gota de sangre.
Soy un fan de las diferentes versiones del "Ladrón..." Esta es la mejor. Interesante por su argumento la protagonizada po Steve Reeves en los 60. Pasable la protagonizada por Kabir Bedi, con Lindsay Kemp como genio (aunque incomparablemente inferior a ésta) en los 80. Mítica la versión muda de Fairbanks.
No os la perdáis!!
IGNACIO
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19 de agosto de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producida por el clan de los Korda, una película inolvidable, aún más impresionante al estar realizada en pleno fregado bélico (Segunda Guerra Mundial), lo que la confiere un aire de miticismo equiparable a otros films como "Casablanca".
Se trata de una obra maestra universal -incapaz de disgustar a nadie-, una maravilla tan admirable en su trama de cine de aventuras (rítmica, optimista, saludable) como en su nivel fantástico, constituyendo logros descollantes en el género como toda la parte en la que Sabú resucita al genio de la lámpara. Es una obra capital en lo referente a magia, irrealidad y onirismo cinematográficos, para una historia fantasiosa y surrealista que esconde una plasmación árabe y mitológica de l´amour fou (aquí la película no es que sea peor a nivel técnico-narrativo sino que June Duprez es una actriz de talento limitado que realiza un trabajo en ese mismo sentido), otro sentimiento temporalmente universal.
De perfectos decorados y puesta en escena es, por lo tanto, un título imprescindible en la Historia del Cine, un divertimento delicioso y atemporal, de fabulosa imaginería e inolvidables interpretaciones de Sabú como el ladronzuelo que da nombre al título, Conrad Veidt como el malvado brujo traidor de su rey Ahmed y Miles Malleson (coguionista nada menos) como el inocente sultán de Basora. Una inolvidable obra maestra.
kafka
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