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Sabrás qué hacer conmigo

Drama Nicolás es un fotógrafo que padece epilepsia desde su infancia. Esta circunstancia lo obliga a cuidarse y a llevar una vida que en apariencia es normal pero que le implica varios sacrificios. Isabel, de puertas para afuera, es una mujer con la vida resuelta... pero no es verdad. Tiene una madre enferma y hundida a la que no le queda más remedio que intentar salvar. Isabel y Nicolás se enamoran a pesar de ellos mismos, de sus demonios, ... [+]
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
1 de junio de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras su ópera prima, Katina Medina Mora presenta su segunda película que vuelve sobre el tema de la relaciones de pareja pero ahora desde la otra vereda. Si en ‘LuTo’ narraba el nacimiento y decadencia de una relación amorosa, ahora narra una historia de amor desde el dolor y a contracorriente.

La historia está narrada desde tres puntos de vista, primero desde Nicolás (Pablo Derqui), un fotógrafo español viviendo en México que oculta un padecimiento físico, después lo vemos todo desde Isabel (Ilse Salas), una ejecutiva incapaz de sobrellevar las adicciones de su madre y no poder superar una depresión causada por la pérdida de un hijo; y al final el punto de vista es compartido por ambos.

Así vemos como Isabel y Nicolás se conocen y después se enamoran, sus idas y vueltas, historia que se irá complementando con la información recibida según el punto de vista que se muestra, con una ampliada variedad de recursos narrativos respecto a su primera película.

Sin embargo algo pasa con ‘Sabrás que hacer conmigo’ que impide la total adhesión del espectador respecto a su propuesta, de inicio la poca empatía que genera el personaje que interpreta Pablo Derqui, quizá a consecuencia de algo que descubrimos con el devenir de la historia, pero que complica desde el inicio el poder comprender sus acciones.

El tono elegido para narrar el relato se torna por demás sombrío en algunos pasajes de la historia, la cual se vuelve dispersa cuando se añaden unas subtramas que intentan agregar profundidad pero sin lograr conseguirlo del todo, y que apenas consigue respirar aire fresco cuando aparece Mariana Treviño, una vez más desaprovechada en cine.

Hay un avance en cuanto al trabajo de la directora, que consigue ejemplares actuaciones tanto de Rosa María Bianchi como de Ilse Salas, que depara un interesante porvenir para su carrera.


http://tantocine.com/sabras-que-hacer-conmigo-de-katina-medina-mora/
Quique Mex
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25 de octubre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un drama donde la búsqueda del amor romántico y el que anhelamos por mera necesidad se entremezclan hasta no poder distinguirse, y donde sus dos protagonistas nos ofrecen una certera dosis de realismo, tanto en las cercanas y extraordinarias interpretaciones de los actores que los interpretan, como en las situaciones cotidianas que viven.

Poco a poco iremos descubriendo quienes son de verdad y que se oculta tras la fachada de unos imperfectos personajes con los que uno se encariña con facilidad, en una película que por su duración y ritmo se puede ver rápidamente, pero que deja un poso que perdura en nuestro interior.

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Cine de Patio
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10 de diciembre de 2016
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La amada belleza de la herida.

Primero sabemos de Nico, luego de Isabel, para acabar con Isabel y Nico combinados; él vitalista/ella quemada, ambos juntos/ambos supervivientes, ausentes por separado -descansando de lo que sea que les pase-, presentes con coraje y valentía, al estar acoplados y unidos.
Un guión natural, cercano, sensible y convincente para dos opuestos heridos personajes, que al encontrarse, hallan la fuerza de una energía que les impulsa y fortalece; una inofensiva “quedada a primera vista” y ya están perdidos, sus miradas se han cruzado, sus voces intercalado.
¿Qué significa estar vivo?, ¿qué engloba vivir, y no simplemente sobrevivir?, ¿no desfilar por el mundo, sino ser partícipe del regalo concedido?, pero ¿se vive cómo se quiere o cómo se puede?, ¿hay elección?, ¿hay alternativa?
Difícil soltarse cuando se ha estado tanto tiempo solo, arduo seguir a quien no se deja conocer, a quien se encierra, a quien no permite acceder a su interior más sensible y complejo; pero hay espacio para la esperanza, para la felicidad, tan fugaz como imprevista, tan querida como asustadiza, esa gloriosa paz, de silencio protector, cuando la mano del otro te sostiene y sus brazos te contienen, un envolvente cálido mar cuyas olas aportan frescura, alegría y un renacer a la sonrisa olvidada, de amor profundo.
No hay seguridad, no hay garantías, se convive con la pícara ironía existencial que marca la pausa; el ser humano nada sabe sobre ello, la injusticia reina, no hay cláusulas preventivas, el amor llega, te lanzas y lo aceptas con todo incluido, sea lo que sea.
Sencilla pero muy sentida, tranquila pero estimulante, pues te brindas con generosidad gustosa a saber de ellos, a explorar en su pasado, a percibir su contacto, a descubrir su trayecto, a disfrutar serenamente de ser testigo de sus vidas, uno a uno o acoplados.
Atípico romance mexicano de quien parte del miedo a la vida, para aferrarse a ese sólido enamoramiento, que desdobla y derrumba toda la fortaleza afectiva construida; la carga desagradable y desafortunada del semejante llena las escenas, hechos adversos en lugar de circunstancias bonitas y favorables, para afianzar ese férreo nexo establecido, ese vínculo que se desliza entre el amor y la muerte, que los remueve y tantea, para hacer incómoda toda presencia observadora y hacer que trabajes esa complicidad, poco accesible, pero gratificante si se reflexiona sobre ella.
La soledad y el acompañamiento, ambos necesarios/ambos parte de la misma moneda, esconderse/buscar, aislarse/necesitar, todo entra en la misma partida, en esa carrera por la cual, mientras se está vivo se sufre, se llora, se lucha, se ríe, se ama, se tiene presencia para afrontar el ahora.
Vivaz tragedia que se consume con honestidad dramática, para una energética pasión que sabe dónde encontrarse y qué hacer con el otro para sanar de sus heridas y afrontar, con aptitud esperanzadora, las dificultades que están por llegar.
Lúcida, pausada, dura, diferente, sobriedad veraz para una realidad nuestra, que deja las florituras rosas de adorno y se centra en la amargura del dolor, de la pena, de las dificultades y los sinsabores, que de ello se desprende.
Un paso adelante/otro tanto de retroceso, para volver a marchar y hacer planes, quién sabe qué vendrá, qué pasará, quién sobrevivirá y a qué lo hará; Katina Medina Mora rueda, con agresividad sensitiva y doliente, un frágil relato sobre la resistencia, el ánimo, la fuerza y la revelación del sentimiento actual, tal y como éste se conceda.
“Nadie quiere ésto.... Quédate, no te vayas....Sabrás que hacer conmigo”, quererme, ¡sin más!

Lo mejor; no es la típica película romántica, es mejor.
Lo peor; que no la aprecies por ello.
Nota 6,2
interpretación 6,5 guión 6,5 fotografía 6,5 música 5 realización 6,5 montaje 6,5

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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31 de octubre de 2022
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La historia, los personajes y las escenas, la fotografía te llevan a que te interese cada minuto pero luego da la sensación de un desenlace muy forzado, la historia y la manera de contarla demandaban un final con un efecto más potente en el espectador, lo cual no se logró. Creo que la película se torna por momentos muy lenta, escenas que no tienen sentido o dinámica.
La propuesta inicial, es lo que interesa pero luego el desarrollo logra el efecto contrario. No se logra una naturalidad entre los personajes.
Guille_C_E_F
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