Finding Shangri-La

"Finding Shangri-La" tiene un punto de partida brillante, una primera escena de gran poderío en la que vemos a una madre, bajo la lluvia, poniéndole flores a una lápida de un niño en un cementario. Con una pequeña elipsis, se salta al pasado para presentarnos a ese personaje y poco a poco se nos introduce por una trama que alterna dos tiempos (pasado y presente), para hilvanar una -sobre el papel- tierna historia de amor materno-filial. Con la muerte de su hijo, su madre, correctamente interpretada por Zhu Zhiying, decide hacer un viaje espiritual hacia Shangri-La, un idílico lugar en el que, en el fondo de su ser, espera reencontrarse con su hijo de una forma u otra.

Lamentablemente las intenciones no son resultados directos, sino que para llegar a esto se nos lleva por lugares comunes, aunque esquivando la blandenguería barata para adentrarse más en el dolor interior de la protagonista, eje de la película (aparece en todas las escenas), quien a través de sus gestos y diálogos va haciendo avanzar una trama que, por otro lado, es bastante simple y algo manipuladora. Cuando llega el final pueden rescatarse del film de Ismene Ting varias escenas realmente cuidadas, una fotografía ejemplar, escenarios naturales de una belleza arrolladora, pero nada de emoción debido a una narración más seca de lo esperado, quedando todo demasiado distante, sin calar en ningún momento a pesar del tema que se trata. Una oportunidad perdida de crear un drama intimista poderoso, aunque no pueden negársele tímidos destellos de gran cine en varias secuencias.