Los brujos

Un hipnotizador -Boris Karloff- ha logrado construir una curiosa máquina. Visualmente temible, es una silla con electrodos que permite convertir en realidad la pretensión de que el hombre se introduzca en la mente ajena y ensaye hipnósis a la distancia, dominando su voluntad. El problema se suscita cuando él y su mujer tienen ideas diferentes acerca de lo que debe hacer o dejar de hacer el joven que es empleado como conejillo de Indias para experimentar la eficacia de la flamante silla. Con un ritmo razonable, una agradable partitura, con una presencia fuerte de la batería, es un film que se deja ver, sumado a la presencia escénica de los actores del elenco principal y de reparto. Por último, habrá una importante situación, con un desenlace vigoroso cuando la disputa entre los hechiceros por el dominio del joven se vuelva ingobernable.

Aunque el argumento no me ha gustado, la película cuenta con un suspense adecuado, pero para ser sincero no me ha impresionado mucho (en realidad sólo la vi por Boris Karloff, sin saber qué me iba a encontrar).

La idea del control mental a distancia ha llenado la cinematografía de títulos muy interesantes (me viene a la memoria una que me impactó: "The aliens are coming", de 1980). Curiosamente, cuando se rodó "Los brujos" todavía estaba en funcionamiento el proyecto MK Ultra americano (el programa de control mental de la CIA), que no fue oficialmente clausurado hasta 1973.

Por cierto, menos mal que no me leo las críticas publicadas en Filmaffinity antes de ver una película, porque en esta he visto algún spoiler fuera de la zona spoiler que no me hubiera hecho gracia leer antes de verla.

Portentosa obra Maestra, completamente desconocida, que trata de emular los mejores clásicos del Thriller y del cine de misterio e intriga. Hunde su estructura en películas tales como Psicosis (A.Hitchcok,1960) o Peeping Tom (Michael Powell, 1960). Embriagada en el aire de suspende y crimen de los mejores clásicos del cine de terror de Hammer, nos traslada a ese lugar inexplorado llamado mente, con toda su pléyade de contradicciones y horrores, crímenes y exageraciones.
Excelentes interpretaciones, chicas guapas, una música acertada, y un color que saca las sombras grises y marrones de la realidad cuando la acción lo merece. El ambiente de años sesenta resulta sumamente estimulante para el espectador de hoy en día.
Karloff, como siempre, resulta el eje sobre el que la película circunvala una y otra vez; si bien los jóvenes intérpretes, con más minutos de representación, le andan completamente a la zaga, demostrando esas dotes para la interpretación que la mayoría de los británicos poseen.

Sí, una joya. Como film de terror, esta película es una joya. Para empezar, cuenta un caso original, te mete en una historia que no te suena de nada, que no has visto ya un montón de veces, como ocurre tan a menudo en este género de cine. Pero, además, dentro de su modestia de medios, está bien planteada, muy bien desarrollada y estupendamente resuelta. Si a a eso le añadimos el encanto de la banda sonora y, sobre todo, las interpretaciones magistrales de los dos ancianos protagonistas -el matrimonio de brujos-, el producto es absolutamente recomendable.
Qué maravilloso actor fue Boris Karloff. Y qué sorpresa es esa anciana que hace de esposa, Elizabet Ercy. ¡Aterradora anciana!
Y qué bueno era el cine inglés de los años cincuenta y sesenta.

Interesante serie B, de historia ciertamente original, muy oscura en contenido. Se indaga en la depravación del ser humano, ese lado salvaje más animal que sale a flote cuando se encuentra con un poder que le permite realizar crímenes sin consecuencias. Un poco perturbador en el planteamiento, con un viejo matrimonio conectado a un apuesto joven al cual pueden controlar y sentir lo que él siente.

Destacan Catherine Lacey y Boris Karloff en el reparto con interpretaciones que son lo mejor del film junto al perverso argumento.

Lo anterior es suficiente para resultar una experiencia atrayente, más no hay otra cosa a destacar, quedándose solo en eso. La dirección es un poco verde, el primer arco de la película requiere paciencia y un alto grado de suspensión de la incredulidad, la cosa va de menos a más y se agradece, pero también tiene un ritmo torpe y un montaje a medio pulir, bruscas transiciones entre escenas, una musiquilla que no termina de encajar y unas interpretaciones mediocres una vez nos salimos del matrimonio hipnotizador.

La ambientación de los años 1960 es bastante sugestiva, le queda bien. Bajo presupuesto de corte casi experimental que suple sus carencias con una historia sombría y dos buenas actuaciones.