No más sexo

Ni es una película de enredos, ni es de sociedad, ni es una comedia graciosa… Es la metafísica del hombre maduro, del Dick Tracy a la hora de la jubilación sintiendo que se despide de sus hazañas amorosas y que ya no podrá utilizar su arma reglamentaria para las peligrosas misiones extraconyugales, entrando pues en la dinámica de sincerarse con su mujer para dejar la conciencia impoluta.
No una, ni dos, ni tres… Todas las mujeres que se encuentra el señor Porter -en el avión, de pesca, con la mujer de su mejor amigo, la violonchelista, en el hotel…-, todas, formarán parte de su colección de amantes. Mujeres jóvenes que se entregan sin más, encantadas.

La película por lo visto fue trabajosísima, tardó una eternidad en terminarse y el amigo Warren no estaba contento con las escenas. Hay momentos al inicio que tienen cierta clase con una música muy acertada y una dirección ágil; diferentes episodios que van de una lado para otro creando la atmósfera pretendida de enredo e interés.
Pero pronto todo parece inverosímil y el humor no es nada efectivo entre otras cosas porque Warren falla a pesar de todo. No está especificado que esa vida amorosa venga de lejos, sino que parece que surge a la par con la película.

Goldie es una tía que me figuro que nadie la soporta, escandalosa desde siempre (me imagino que desde niña), exagerada en todas las actuaciones a lo largo de su vida y la primera actriz que se puso un piercing en el bigote para actuar. Horrible.
Diane parece que está sacada de una película de Woody Allen. La misma actuación, los mismos guiones, pobrecita…
La siempre efectiva McDowell no falla, pero su papel es tan absurdo como el de Charlton Heston que aún creyéndose los dos a pies juntillas sus papeles no pueden convencer a nadie.

Aún así la película tiene un puntillo entretenido para los no muy exigentes que sabrán seguirla sin pedir nada a cambio y que olvidarán pronto con generosidad sin tomar represalias contra nadie.