Entre fantasmas (Serie de TV)

Entre fantasmas es de esas series que aunque no la sigas, sabes al dedillo todo sobre ella. O bien porque te la tropiezas en varios canales distintos de tv, o porque en días sueltos te tragaste algún capítulo por aquello de que la ponen en casa y simplemente estás ahí despatarrado en el sofá. Y conclusiones... series de este tipo no hacen más que "normalizar" posibles futuros guiones. Ver a un fantasma en el cine deja de ser impactante porque esta tía nos presenta a uno cada vez que pisa la calle.
El fantasma que trajo la serie a mi casa ayer era el de una rubia con muy mala uva. El espectro de la rubia se cabreó porque el marido le dijo no se qué mentira a su hija sobre ella, y la tía empezó a lanzar libros, jarrones y todo lo que pillaba por el salón contra el tío. Y yo me decía; muy bonito. Entre fantasmas acaba de quitarle todo el glamour al fenómeno poltergeist. Porque en la próxima película en la que vea un acto similar, pensaré en que también es capaz de tirar cuadros y hacer reventar ventanas un ser con el mismo perfil que una extra de "Mujeres desesperadas". Y deja de ser aterrador. Compruebas que esto tambien puede ser debido a una discusión familiar como otra, pero con el agravante de que cada uno de ellos pegan el grito desde su correspondiente dimensión.

Lo breve si es bueno dos veces bueno. O algo así. Me explico. El nene del sexto sentido dijo "a veces veo muertos" ese "a veces" acojona mucho. Significa; voy a mear... puede que lo vea por el camino, pero puede que no; tú por si acaso estate atento.
Por el contrario, la tía esta ve a un muerto cuando sale a comprar pan, cuando cruza un semáforo o incluso cuando fornica. Lo que pasa es que la serie respeta su intimidad. Pero es cierto que ella los ve mientras fornica. ¿Como me va a impresionar así?

Ya se que esta serie no está pensada para asustar. Es sólo una como otra cualquiera. Pero me ha machacado y normalizado a los fantasma. Y ahora los espíritus me parecen seres pejigueras y coñazos gracias a Entre fantasmas.
Y se repite más que el ajo. Y sí, pese a todo le doy un cuatro.

Nadie esperaba nada de este “Ghost Whisperer” cuando se estrenó en la televisión estadounidense, los más agoreros auguraban la emisión de una sola temporada, para sorpresa de todos “Entre fantasmas” todavía sigue emitiéndose con un éxito moderado.

En la vida de Melinda Gordon los fantasmas aparecen y desaparecen con a misma facilidad que uno cambia su ropa interior, todos ellos le cuentan sus historias, penas y asuntos pendientes que no les dejan acabar con sus vidas en paz, con el fin de que Melinda les ayude y, esta, lo hace obediente, complaciente y repetitivamente, y esa es precisamente la sensación que tengo al ver la serie episodio tras episodio.

Las historias intentan ser originales, pero seamos sinceros, el origen argumental de “Entre fantasmas” es muy limitado; una mujer ve espíritus, cual niño de “El sexto sentido” (sin la existencia de esta película esta serie no habría tenido lugar), y que les ayuda a superar sus problemas, no da para muchas tramas que realmente intriguen al espectador y ese es el principal problema.
El esquema: “Melinda feliz - Melinda ve espíritu - Melinda investiga - Melinda soluciona la muerte al espíritu prójimo” termina por cansar.

Pese a ello la serie funciona como válido entretenimiento, nunca tiene diálogos sonrojantes, las apariciones de los espíritus pueden llegar a ser algo terroríficas, la atmósfera un poco asustadiza y los finales son tan blandos que enternecen. Sin olvidar la presencia de la bella Jennifer Love Hewitt demostrando que ya quedan lejos los tiempos de “Sé lo que hicisteis el último verano”, y con ello no me refiero que haya avanzado en su capacidad interpretativa, que sigue siendo tan efectiva como rutinaria.

Lo mejor: tiene cierto nivel artístico.
Lo peor: es repetitiva.

Abominable serie del director de "Glimmer man". Capítulos autoconclusivos (y sabiendo quién es el guionista, director y productor, concluimos que todos los capítulos son iguales), en los que una tía debe ayudar a los fantasmas a ir al cielo o lo que sea, haciendo que, como Casper y compañía, acaben sus asuntos pendientes. La he visto lo poco que durará en mi memoria.

Voy a diseccionar el esquema de esta tortura para que no perdáis el tiempo padeciéndola:

Esto es una tía que está compuesta exclusivamente de bustamen y cuello, tiene su vida perfectamente realizada, y seguramente por eso va siempre con sonrisa de recién... ejem. Pero hete aquí que no es oro todo lo que reluce, y resulta que la tía también tiene sus problemas. Al parecer tiene los mismos poderes que Ichigo Kurosaki antes de convertirse en un shinigami (vamos, que no esperéis que se ponga a matar engendros ectoplásmicos vestida de samurai y con una espada gigante), y por lo tanto el mismo trabajo no remunerado de ayudarles a solucionar sus problemas. AsíN que en cada capítulo, un fantasma que tiene siempre una pinta asesino de agárrate y no te menees, al que le han dado la dirección de la tía se pone a provocar fenómenos para-anormales, y la Love-Hewitt se pone a berrear del miedo váyase usted a saber por qué, si todas las tardes le pasa lo mismo. A veces se aparece el fantasma delante de su novio, que reacciona susurrando: "¿Aquí?" (nooo, en Portugal...), y moviendo la cabeza para todos los lados como un gato en un taller, que a lo mejor se marea y así le ve.

La cosa es que la tía se tiene que poner en marcha y buscar a un personajillo con el que el fantasma tiene que ajustar cuentas porque le destrozó la vida y esas cosas. El personajillo al principio manda a la tía a tomar por saco, pero después se lo va creyendo más y más. A su vez, el registro interpretativo de la miss cuello va cambiando: su sonrisa de oreja a oreja se torna en seriedad, y cuanto más se acerca a la resolución, sus ojos se van empañando más y más, como si el fantasmico le hubiera soplado en plena faz toda la arena del Sahara, para acabar llorando a moco tendido de forma exagerada, más que los que deberían estar de verdad emocionados, y cuyas lágrimas pueden ser perfectamente las culpables de tanta laguna argumental. De cuando en cuando el caso se para (porque, sino, no daría más que para 15 minutos de capítulo), y la chica habla con su novio, que le dice que tenga cuidado de los fantasmicos, y su amiga del alma, con la que mantiene conversaciones triviales y humorísticas que no harían reír ni a los que disfrutaron con "Date movie". Al final, todo se soluciona, la Hewitt provoca una inundación, todo resulta ser un malentendido y en realidad el fantasma y el vivo son muy amigos y tal, el fantasma se va a la luz, y la prota vuelve a conseguir su sonrisa, a esperas de que un par de días después se le sequen un poco los ojos.

Y así llevan ya 2 temporadas, seguramente sin cambiar nunca.

Yo tambien empezé un poco tarde a ver la serie en cuatro, y la verdad es que me habian dicho que se parecia bastante a "medium", pero la verdad es que me encantó. A princio, con ese nombre, te piensas que va a ser del tipo "embrujadas"... pero al verla te das cuenta que es mucho más que una serie de miedo, empezando por las situaciones en las que se ve envuelta Love Hewitt, situaciones.,como digo, muy humanas.

En resumen, si te gusta el drama, pero sin llegar a llorar a moco tendido, vale la pena que la veas

Otra serie a la que me aficioné por el tirón de "Médium", que hizo que me viera una buena tanda de productos de este tipo, en donde los fantasmas pululan por el mundo llorando sus penas, creyendo que están vivos o votando sistemáticamente en negativo críticas ajenas. Tiene unos efectos visuales bastante buenos y una protagonista de buen ver. El problema, al menos en las dos temporadas que la estuve siguiendo, es que cuenta en cada capítulo una historia con unos patrones muy parecidos (aparece el fantasma, asusta un poco, luego vamos sabiendo lo que quiere, la chica va a ver a sus familiares-amigos-lo que sea, no es creida, luego la creen y al final se aclara todo, hacia la luz y fin), con pocas variaciones. Eso y que toda serie de capítulos autoconclusivos termina por desengancharte, hace que esta serie se quede simplemente en una producción aceptable para llenar una noche a la semana durante un tiempo, que no es poca cosa.

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