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El puente de Remagen

Bélico Fin de la II Guerra Mundial, 1945. Los aliados realizan el último avance en territorio alemán, pero queda un puente, situado en un lugar estratégico sobre el Rhin, que todavía permanece en manos de los nazis. Los dos bandos tienen mucho que ganar: los alemanes, la vida de 50.000 soldados apostados en el lado equivocado del puente. los aliados: la aceleración del fin de la guerra, con el menor número posible de bajas. Aunque ambos ... [+]
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
10 de abril de 2008
33 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos hablar de un pequeño clásico del cine bélico, poco conocido, pero que tiene suficiente encanto como para ser recordado. Hablamos de “El puente de Remagen”, el famoso puente Ludendorff , como se llamaba en realidad –ya sabemos que los norteamericanos no andan muy duchos en idiomas- donde se luchó de forma heroica por ambos bandos, en lo que fue una de las batallas más duras del final de la guerra.

La cinta destaca principalmente por las excelentes dosis de acción que tiene, y aunque le falta un guión convincente –su gran punto débil-, es una película con algunas de las mejores escenas de bélicas que recuerdo, y que da mil vueltas a otras muchas más famosas.

Me gustaría señalar que su influencia en películas posteriores ha sido muy importante. Títulos como “Los violentos de Kelly”, “Un puente lejano” o la mismísima “Salvar al soldado Ryan” beben de aquí.

Para mí “El puente de Remagen” es una de las primeras cintas modernas de cine bélico, es “cine sucio”, supera en caracterización y planificación técnica a muchas películas que no saben distinguir un tanque ruso de un leopard, pero además es mucho más cruel que casi todo lo anterior, los soldados ya no son tan guapos, ni van engominados, son tipos que lo pasan muy mal y matar no es tan sencillo como se suele pintar.

El mérito es quizás en la elección del reparto, donde no hay ninguna superestrella que eclipse a la propia historia, ya que es esta la realmente importante. Los actores, todos ellos habituales secundarios, rayan a buen nivel. Incluso hasta Robert Vaugh, que no me suele gustar mucho, está aceptable como Mayor alemán. Su amistad con el director haría que repitiese años después en repetiría en “El coloso en llamas”.

Buen trabajo del director inglés John Guillermin, un tipo que siempre entendió el cine como un divertimento de calidad, y que serán mejores o peores sus películas, pero ninguna es aburrida. Un brindis por esa forma de concebir el séptimo arte, en una época donde los autores pelmazos y pedantes han invadido el panorama actual con su cine independiente.

Nota: 6,7.
vircenguetorix
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2 de septiembre de 2011
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante los años sesenta se filmaron una cantidad ingente de películas sobre la SGM; son batallón. De estas, la mayoría están al servicio del espectáculo promovido por los grandes estudios. A su vez, muchas de las citadas se acercan poco o muy poco a la realidad de los hechos, con una falta de credibilidad que lastran una y otra vez todas estas producciones. La conclusión es clara: en esta década, y salvo las aventuras bélicas de éxito e inspiración infinita tipo “La Gran Evasión” o “Los Doce del Patíbulo”, el cine sobre la SGM perdió calidad con respecto al realizado hasta ese momento y, evidentemente, queda muy lejos de lo que vendría después: Vietnam, sus obras maestras y el regalo de “sangre” ya más contemporáneo de Hanks, Spielberg y nuestra adorada HBO.

“El Puente de Remagen” intenta recrear uno de las últimas bocanadas de aire del Reich mientras su Wehrmacht se ahogaba en las orillas del Rin. La recreación del libro del demócrata de partido Ken Hechler quedó en las manos de John Guillermin, un experimentado en el cine de acción y aventuras ("El Coloso en Llamas", "Tarzán de la India"). La efectividad y solvencia del director con las escenas de bombo y platillo esconden una terrible falta de dinamismo dramático de una historia que avanza en lo artificioso pero que se hunde en lo esencial. Acostumbrados como estamos ya a recibir dosis casi mortales de relaciones soldadescas que bordean el límite de todo lo conocido –por otra parte, como debe ser; no hay nada más inhumano para el humano que la guerra-, el avance de la patrulla del noveno ejército en busca del puente de Luddendorf se convierte en un paseo soporífero que termina cuando se abre esa ventana en la colina y aparece el susodicho elemento arquitectónico, dando paso a un final que, esta vez sí, se llena de ritmo y entretenimiento.

Película que, como curiosidad, tiene el honor, deshonor, vergüenza o desvergüenza, como ustedes quieran, de ser una de las primeras superproducciones grabadas al otro lado del telón de acero, concretamente en Checoslovaquia, aquel gran país lleno de checos y eslovacos. Como siempre, para amantes del cine bélico  que quieran ver como los alemanes ponían pies en polvorosa hacia el corazón de los Nibelungos; también para comprobar que la guerra, cuando es dirigida por un político, se convierte en un auténtico despropósito; curiosamente, como todo lo demás.
Alfie
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21 de octubre de 2010
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra buena peli bélica injustamente infravalorada, aunque tiene los típicos clichés de este tipo de cine norteamericano, como el personaje de Ben Gazzara con su cigarro puro perenne y desvalijador de cadáveres, contiene los suficientes elementos para al menos entretener y no sonrojar. Resulta curioso ver a Robert Vaughn de Herr Coronel, así bajito y moreno, no parece de la raza aria jaja, pero da el pego en su papel, los demás actores, pasables. Buenas escenas de acción, sobre todo las rodadas con los tanques americanos entrando en una ciudad, los efectos de sonido están a la altura, y gracias a Dios, los alemanes vuelven a ser personas para lo bueno y lo malo en una película, no simples soldaditos que sólo morían a manos del heroico yankee de turno. También a resaltar algo que también se muestra en otras muchas películas, y es que tanto los oficiales como los soldados alemanes tenían mas miedo a los cabroncetes de la Totenkopf que a los mismos aliados, con esas ejecuciones masivas y arbitrarias con las que pasaban el rato los chicos de Himmler.
Lux aeterna
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8 de abril de 2019
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Puente de Remagen o puente Ludendorff fue un puente sobre el Rin situado en Remagen (Alemania), al sur de Bonn. Fue construido durante la Primera Guerra Mundial a instancia de los mandos militares alemanes para hacer llegar tropas y material de guerra al frente. Fue conocido con el nombre de puente Ludendorff, en referencia al general alemán Erich Ludendorff.

Años después, a finales de la Segunda Guerra Mundial, una unidad del ejército estadounidense llegó a hacerse con el control del puente el 7 de marzo de 1945. Las tropas alemanas habían intentado demoler el puente dos veces, pero fracasaron. Como represalia, Hitler hizo fusilar a cuatro de sus oficiales y continuaron los intentos de hacer volar el puente. Su captura por parte de las tropas estadounidense fue conocida como el "Milagro de Remagen". Aun así, el 17 de marzo de 1945, el puente se hundió y 28 soldados norteamericanos perdieron la vida.

Esta es su historia, la de una Compañía estadounidense y la de un Mayor y un Capitán alemanes que cada uno en su margen del Rhin atacaron y defendieron sin esperanza alguna, el puente que significaba la Puerta a Alemania para derrotar el Reich de Hitler y los nazis,

Grandes escenas bélicas muy bien rodadas por John Guillermin, un director inglés más que correcto, aunque el guión y los diálogos dejan mucho que desear. Destacar por el lado americano la actuación del teniente y el sargento, interpretados por George Segal y Ben Gazzara respectivamente, y por el lado alemán el Mayor y el Capitán, a los que dieron vida Robert Vaughn y Hans Christian Blech, gran secundario éste último al que recuerdo como asistente del mandamás nazi en "La batalla de las Ardenas", película del corte de ésta y que recomiendo también a los amantes del género.

Notable, 7.
andeltor
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12 de abril de 2022
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
117/14/10/04/22) Infravalorado film bélico (por lo que he leído) dirigido por el artesano inglés John Guillermin, que con guión de Richard Yates (“Revolutionary Road”) y William Roberts (“Los 7 Magníficos”), adaptando libremente el libro de no ficción “The Bridge at Remagen: The Amazing Story del 7 de marzo de 1945” del escritor y representante de los Estados Unidos Ken Hechler. Versando sobre hechos reales durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, cuando la 9ª División Acorazada USA se acercó a Remagen y tenía como misión capturar el puente Ludendorff intacto. Si bien la batalla real duró una semana e involucró varios duelos de artillería entre las tropas estadounidenses y los defensores alemanes, la película se enfoca más específicamente en el heroísmo y el costo humano de ganar la cabeza de puente a través del Rin antes del avance final de los aliados en Alemania. El Puente de Remagen o puente Ludendorff fue un puente sobre el Rin situado en Remagen (Alemania), al sur de Bonn. Fue construido durante la Primera Guerra Mundial a instancia de los mandos militares alemanes para hacer llegar tropas y material de guerra al frente. Fue conocido con el nombre de puente Ludendorff, en referencia al general alemán Erich Ludendorff. “The Bridge at Remagen” se convirtió en la primera película estadounidense que se rodó en la Checoslovaquia comunista. Según un informe de la prensa británica, 833.000 libras esterlinas del presupuesto de 2.100.000 libras esterlinas se ahorraron disparando en Checoslovaquia. Pero cuando Rusia invadió el país, para completar la película, la ubicación se cambió a Austria e Italia.

Film que con su inteligente guión sabe dar profundidad y proyectar capacidad de reflexión sobre temas importantes como la deshumanización de las guerras, el sentido del deber, el sacrifico por un bien mayor, la inutilidad del heroísmo, el patriotismo torticero, y esto con un enfoque imparcial de ambos bandos, mostrando el sin sentido de muchos comportamientos en la parte estadounidense (quieren un puente para supuestamente acortar la guerra, aunque por ello pierdan decenas de vidas), como en la germana (defendiendo un puente para detener lo imparable del fin nazi, aunque les vaya la vida de decenas de civiles en el empeño), planteando dilemas morales inteligentes. Se da alma a los otrora caricaturizados como viles malos teutones, se les da carácter y dimensión humana. Ello con epicentro en ese maldito puente como ejemplo de la fatuidad de la Guerra.

Todo ello surtido por vibrantes escenas de acción bélico, exhibiendo gran fragor en la violencia, con dinamismo, agilidad, tensión, y sobre todo realismo, esto por la excelente labor del supervisor de extras de acción el legendario Hal Needham (“El hombre que mató a Liberty Valance”, “La conquista del Oeste”, “La taberna del irlandés”, “La carrera del siglo”, “El señor de la guerra”, o “Camelot”), donde destaca la escena de la batalla en que el batallón de vanguardia americano es obligado por un miserable oficial a ponerse en medio de una tormenta de proyectiles para salvar el (puñetero) puente (uno empatiza con la rabia de los obligados a ponerse ante la cortina de fuego alemán), con el aliciente mayor de estar la estructura sembrada de explosivos para ser demolida en el otro extremo por los alemanes, espectacular tramo con la estrategia de lanzar botes de humo para nublar la vista de la artillería nazi, con los estadunidenses intentando sortear los tiros escondiéndose tras las columnas, con heridos, muertos, actos incomprensibles entre la refriega (un soldado se juega la vida por coger una pitillera dorada), bajando tras la superficie para quitar las cargas, y todo ello con gran intensidad y tensión dramática. Alternando lado y lado para aumentar las sensaciones. Y todo ello en un crescendo dramático bien llevado hasta desembocar en el puente del título como reflejo de la locura de la guerra, con claro sino de desesperanza en la Condición Humana.

El teniente Phil Hartman (George Segal) es el veterano líder de pelotón estadounidense de la 9.ª División Blindada que avanza para volar el puente de Remagen antes que los alemanes y así atrapar a 50.000 soldados alemanes en retirada antes de que puedan cruzarlo. Tiene de sargento a Angelo (Ben Gazzara), un carroñero que busca objetos de valor en los cuerpos de los soldados alemanes muertos. El general de brigada Shinner (EG Marshall) es el líder que está dispuesto a sacrificar a sus hombres si eso significa posiblemente acortar la guerra, ya que decide no volar el puente sino guardarlo para que lo crucen sus propias tropas. El comandante Barnes (Bradford Dillman) es el oficial obediente que le ordena a Hartman tome el puente, sabiendo los alemanes están preparados para volarlo tan pronto como se acerquen los estadounidenses. El general von Brock (Peter Van Eyck) es el comandante alemán desilusionado a cargo del área, que recibe órdenes de su alto mando para destruir el puente. Pero retrasa el cumplimiento de esa orden en lugar de abandonar a sus 50.000 soldados con los soldados estadounidenses atacantes, y pone a cargo al aristocrático mayor Paul Kreuger (Robert Vaughn) con instrucciones de mantener el puente el mayor tiempo posible. En Remagen está el germano Capt. Carl Schmidt (Hans Christian Blech), tipo pragmático que intenta proteger a los civiles de los desmanes dementes nazis en una guerra ya perdida.

Durante su desarrollo se producirán choques de pareceres en ambos bandos sobre la estrategia a seguir, unos queriendo hacer gala del heroísmo patriótico en los alemanes, aunque esto cueste vidas inocentes, y los americanos en los altos mandos queriendo jugar (a su particular ajedrez) a acabar la guerra rápido, sin darse cuenta que ello supone un alto coste de muertos (para ellos solo peones prescindibles y que deben arriesgar sus vidas por el sentido del deber y punto).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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