Camina conmigo

Un acercamiento hacia la mente consciente del vivir el aquí y ahora en el no sufrimiento. Dicen los budistas que el maestro aparece cuando el alumno está preparado. Y esta película es una clara muestra. Desaconsejable para quien no tenga una búsqueda espiritual interior que no la podrá entender ni disfrutar. Para el resto una perla maestra que cuando termina te mantiene unos instantes en el asiento recuperándote para poder volver al mundo exterior. Un monje que quizás sea el mayor referente espiritual del siglo XX.

En 1982, diez años antes de nuestras olimpiadas barcelonesas, Thich Nhat Hanh-maestro zen, poeta, divulgador de las enseñanzas budistas, y propuesto al Premio Nobel por Martin Luther King- se encontraba en el suroeste de Francia, en el departamento de Dordoña, fundando la comunidad budista de Plum Village, no muy lejos de Bergerac, la ciudad a la que Cyrano quiso vincular su nombre.
Pasaron los años, los árboles de Plum Village fueron creciendo lenta e inexorablemente, como el número de discípulos del maestro; uno de ellos propuso a su hermano, el director de cine Max Pugh, que documentase cómo era el día a día de la congragación.
A lo largo de 5 años (del 2011 al 2016), Pugh junto con Marc Francis -uno de los directores del muy recomendable documental "Oro negro"- pasó temporadas en Plum Village recogiendo imágenes, entrevistando a miembros de la orden y practicantes en retiros temporales.
El resultado, "Camina conmigo" más que un documental que busque responder de manera exhaustiva a cuestiones tales como: qué es el mindfulness y cómo aplicar estas técnicas a nuestra vida cotidiana- aunque alguna pincelada sí que ofrece- presenta, más bien, una serie de impresiones de la cotidianeidad en este monasterio, trazadas a modo de reflejo de fragmentos del relato de Thich Nhat Hanh sobre su práctica como monje budista, fragmentos narrados en off por el actor Benedict Cumberbatch ("Doctor Strange", "Sherlock")
Se trata de más bien de una mirada al efecto transformador que la práctica del mindfulness o atención plena puede ejercer en la persona. En un tono de apacible sosiego, las escenas del documental parecen mostrar algunos de los valores que este entrenamiento puede aportar: presencia amorosa, mirada compasiva, curiosidad del principiante o la humanidad compartida, y cómo esta práctica puede favorecer un cambio profundo en la esencia y el devenir de alguien.
Es verdad que el acierto de los fragmentos es algo irregular desde el punto de vista documental; podemos pasar de una honda emoción en algunas tomas, a cierta torpeza o quizás falta de ideas creativas para reflejar otras.

Y si antes nombré a Barcelona, de una forma algo deliberada es porque quisiera acabar con un fragmento de las enseñanzas de Thich Nhat Hanh, faltando hoy una semana para el día 1 de octubre de 2017.

“Pero ¿cómo amar a nuestro enemigo? Solamente hay una manera: comprenderlo.
Tenemos que comprender por qué es de esa manera, cómo ha llegado ahí, por qué no ve las cosas como nosotros.
Comprender a una persona lleva implícito el poder de amarla y aceptarla”

Como me duele ponerle una nota tan baja a este documental, pero creo que es lo mas honesto: es lenta, aburrida, sin gancho alguno. Y por eso duele, porque esta filosofia (algunos la conceptualizan como ''herramienta'' pero creo que se le queda pequeño) tan genial como es la atención plena o Mindfulness se merece un homenaje fílmico que lo honre, centrado, algo mas enérgico, que te mantenga atento!... y no un relato tan parsimonioso, ni un simple resumen de imágenes reflexivas y alguna anécdota como lo es este documental. De hecho cualquiera que haya leido un libro de Tich Naht Han verá que es lo contrario a este film.

Asi que me pregunto :¿tal vez querian relajarnos con su visionado? es posible...Pero el mindfulness no trata de hacer dormir, sino de hacer despertar, despertar la conciencia... En fin, que si, que tiene algun momento agradable, que es relajante, pero pasados 15 minutos es dificil sostener un visionado sin ronquidos. Paz

He tenido ocasión de ver este documental en CINECIUTAT (Palma). Me cuesta recordar el día que vi una sala con el cartel de “no hay billetes” en la taquilla; imagino que fuimos muchos los que, como es mi caso, acudimos a la llamada del enigma “mindfulness”; a sumergirnos en aquella fascinante idea de la atención plena. Pues bien, sigo sin saber qué es el “mindfulness”, término anglosajón que por momentos me espanta y por otros me aparece una etiqueta más del apropiacionismo yanki de las prácticas budistas con siglos de historia, pero éste es otro tema.
Sólo decir que este documental no le hace justicia al “mindfulness”. Un trabajo de una pobre factura fílmica, descuidado en la forma y en la estética de sus planos; con escenas que basculan entre la banalidad poética y la mística de autoayuda de manual, y con algunos otros momentos de un preocupante y peligroso sectarismo. En fin, seguiré buscando las respuestas a esta pràctica budista en otros lugares, porque en “Walk with me"” no las he encontrado.

No había tenido ningún contacto con el Mindfulness, por tanto fui virgen a ver la peli. Bueno, me parece que este movimiento no aporta nada nuevo. Estar en silencio, muuuucho silencio, cerrar los ojos, cerrar muuuuucho los ojos. Tampoco el líder se lo curra mucho, intervenciones verbales breves y como para niños y enseguida...cerrar los ojos y callarse. Toman muuuucho, te. Comen vegetariano. Dejan de realizar cualquier actividad por unos instantes si suena una campanilla. Ven a la familia de Pascuas a Ramos (no sé si es correcto este refrán hablando de esto)

Los protagonistas son los monjes, hombres y mujeres, castos y austeros. No tienen ni un euro propio. Aunque vietnamitas en su mayoría, hablan inglés por los codos.

Pero si, como dice el título de mi crítica, esta filosofía le sirve a alguien para olvidar penas, superar depresiones o calmar estados de ansiedad, con eso vale, pues no hacen daño a nadie. Pero de ahí a pensar como posible Nobel de La Paz a su líder, El Sr. Nhat Hann, hay un abismo, señores. Vamos a ser serios.